“MARÍA
DE NAZARETH:
ESTRELLA
DE LA EVANGELIZACIÓN”
Cerramos la puerta de nuestra
galería de mujeres bíblicas que este año hemos ido reflexionando con la figura
más bella de todas las mujeres: La Virgen María. No es solo el ser femenino más
hermoso, es “Una fuera de serie” que rompe nuestro moldes humanos.
Sencillamente es “La Mujer”, como su hijo Jesús, fue “El Hombre”, el prototipo
de la humanidad nueva, de la que María su madre, es “La Nueva Mujer” con este
título solemne y cariñoso de “Mujer” y en alusión probable a la primera mujer
que no supo serlo (Eva), la designó Jesús su hijo con este apelativo (Juan 2,4,
Juan 19,26).
Las mujeres del mundo entero
pueden sentirse orgullosamente representadas en esta mujer, aunque la dignidad
de María no se mida con los criterios frívolos de los concursos de belleza. No
fueron sus formas externas, por lo demás alabadas por una contemporánea suya al
gritar a su hijo: “Dichoso el vientre que te llevo y los pechos que te
alimentaron” (Lucas 11,27). No fueron las medidas de su cuerpo, las que
hicieron grandes a María. Dios midió la belleza de su madre desde el interior
de aquella mujer que, como tierra sedienta y fecunda, acogió la semilla de la
Palabra Divina y le dio el calor de su carne para ser su santuario en el mundo.
La grandeza de María, proclamada “Bendita entre las mujeres”
(Lucas 1,42) estuvo en aquello de lo que puede gloriarse toda mujer en su
capacidad de acogida y entrega. Porque no fue al estilo de Eva, la pretensiosa
mujer que quiso apropiarse de la fuente de la vida, seducida por los cantos de
sirena de una serpiente tentadora (Génesis 3,6). María fue la mujer humilde y
confiada, la esclava del Señor (Lucas 1,38) que al pie de la cruz se dejo
traspasar de las palabras de su hijo moribundo (Lucas 2,35), constituyéndose en
la madre de los que, como el discípulo amado (Juan 19,26), conforman “El resto
de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
testimonio de Jesús” (Apocalipsis 12,17).
Fue así como en María “El
evangelio penetró la feminidad, la redimió y la exaltó; María es garantía de la
grandeza femenina: entrega que espiritualiza la carne y encarna el Espíritu”.
Desde el pensamiento de la teología latinoamericana consideramos a María como:
- La mujer del pueblo
- La gran profeta del Magnificat
- La mujer seducida y conquistada
del amor de Dios
- La mujer que liberada se
convierte en liberadora
A continuación y para terminar quisiera
proponer algunas acciones concretas de la espiritualidad mariana que he
titulado:
DECÁLOGO MARIANO
1.
La
mujer de la escucha: Del silencio
(Discípulado)
2.
Interioridad
( Espiritualidad)
3.
Disponibilidad
: A la misión o tarea encargada
4.
Humildad
5.
Confianza
(Fe)
6.
Bondad
7.
Docilidad
al Espíritu Santo
8.
Simplicidad:
Valora y aprovecha lo ordinario, sencillo y cotidiano de la vida.
9.
Misión:
Servicio
10. Alegría
Estamos invitados (as) a vivir el
seguimiento de Jesús desde las huellas que recorrió y nos dejó la gran y perfecta discípula
María.
Roberto Zamudio
DÉJALE NACER
Hay un canto de esperanza
una melodía escrita
con los hilos del Señor
del Universo
Una invitación a entonar
una nueva historia
con las notas del Señor
del Cielo
Una propuesta histórica
A ser trasformado de nuevo
Déjale escribir en ti
Un nuevo comienzo
Déjale rehacer y hacer
un nuevo proyecto
Deja a Jesús vivir
en todos tus tiempos
Déjale nacer…
Deja que hoy en ti sea
NAVIDAD
CELEBREMOS EL NACIMIENTO
DE LA VIDA, ABRÁMOSLE EL CORAZÓN AL
DIOS DE LA ESPERANZA, QUE SE HIZO
HOMBRE PARA VIVIR EN NUESTRA CASA.
NO NOS DEJEMOS LLEVAR POR
EL MUNDO CONSUMISTA Y MERCANTILISTA DE ESTA ÉPOCA Y VIVAMOS UNA NUEVA
EXPERIENCIA DE NACER Y DEJAR NACER.
DIOS LES BENDIGA
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