viernes, 1 de diciembre de 2017

“MARÍA DE NAZARETH:
ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN”


Cerramos la puerta de nuestra galería de mujeres bíblicas que este año hemos ido reflexionando con la figura más bella de todas las mujeres: La Virgen María. No es solo el ser femenino más hermoso, es “Una fuera de serie” que rompe nuestro moldes humanos. Sencillamente es “La Mujer”, como su hijo Jesús, fue “El Hombre”, el prototipo de la humanidad nueva, de la que María su madre, es “La Nueva Mujer” con este título solemne y cariñoso de “Mujer” y en alusión probable a la primera mujer que no supo serlo (Eva), la designó Jesús su hijo con este apelativo (Juan 2,4, Juan 19,26).
Las mujeres del mundo entero pueden sentirse orgullosamente representadas en esta mujer, aunque la dignidad de María no se mida con los criterios frívolos de los concursos de belleza. No fueron sus formas externas, por lo demás alabadas por una contemporánea suya al gritar a su hijo: “Dichoso el vientre que te llevo y los pechos que te alimentaron” (Lucas 11,27). No fueron las medidas de su cuerpo, las que hicieron grandes a María. Dios midió la belleza de su madre desde el interior de aquella mujer que, como tierra sedienta y fecunda, acogió la semilla de la Palabra Divina y le dio el calor de su carne para ser su santuario en el mundo.
La grandeza de  María, proclamada “Bendita entre las mujeres” (Lucas 1,42) estuvo en aquello de lo que puede gloriarse toda mujer en su capacidad de acogida y entrega. Porque no fue al estilo de Eva, la pretensiosa mujer que quiso apropiarse de la fuente de la vida, seducida por los cantos de sirena de una serpiente tentadora (Génesis 3,6). María fue la mujer humilde y confiada, la esclava del Señor (Lucas 1,38) que al pie de la cruz se dejo traspasar de las palabras de su hijo moribundo (Lucas 2,35), constituyéndose en la madre de los que, como el discípulo amado (Juan 19,26), conforman “El resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Apocalipsis 12,17).
Fue así como en María “El evangelio penetró la feminidad, la redimió y la exaltó; María es garantía de la grandeza femenina: entrega que espiritualiza la carne y encarna el Espíritu”. Desde el pensamiento de la teología latinoamericana consideramos a María como:
- La mujer del pueblo
- La gran profeta del Magnificat
- La mujer seducida y conquistada del amor de Dios
- La mujer que liberada se convierte en liberadora
 A continuación y para terminar quisiera proponer algunas acciones concretas de la espiritualidad mariana que he titulado:
DECÁLOGO MARIANO
1.      La mujer de la escucha:  Del silencio (Discípulado)
2.      Interioridad ( Espiritualidad)
3.      Disponibilidad :  A la misión o tarea encargada
4.      Humildad
5.      Confianza (Fe)
6.      Bondad
7.      Docilidad al Espíritu Santo
8.      Simplicidad: Valora y aprovecha lo ordinario, sencillo y cotidiano de la vida.
9.      Misión: Servicio
10.   Alegría
Estamos invitados (as) a vivir el seguimiento de Jesús desde las huellas que recorrió  y nos dejó la gran y perfecta discípula María.
Roberto Zamudio

                 
 DÉJALE NACER

Hay un canto de esperanza
una melodía  escrita
con los hilos del Señor del Universo
Una invitación a entonar
una nueva historia
con las notas del Señor del Cielo
Una propuesta histórica
A ser trasformado de nuevo

Déjale escribir en ti
Un nuevo comienzo
Déjale rehacer y hacer
un nuevo proyecto
Deja a Jesús vivir
en todos tus tiempos
Déjale nacer…
Deja que hoy en ti  sea  NAVIDAD

CELEBREMOS EL NACIMIENTO DE LA VIDA,  ABRÁMOSLE  EL CORAZÓN AL  DIOS  DE LA ESPERANZA, QUE SE HIZO HOMBRE PARA VIVIR EN NUESTRA CASA.
NO NOS DEJEMOS LLEVAR POR EL MUNDO CONSUMISTA Y MERCANTILISTA DE ESTA ÉPOCA Y VIVAMOS UNA NUEVA EXPERIENCIA DE NACER Y DEJAR NACER.
DIOS LES BENDIGA


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: