“MIRA
QUE HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 65,17-21
"Ya no se oirán gemidos ni llantos"
Así dice el Señor: "Mirad: yo voy a crear un cielo nuevo y
una tierra nueva: de lo pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino
que habrá gozo y alegría perpetua por lo que voy a crear. Mirad: voy a
transformar a Jerusalén en alegría, y a su pueblo en gozo; me alegraré de
Jerusalén y me gozaré de mi pueblo, y ya no se oirán en ella gemidos ni
llantos; ya no habrá allí niños malogrados ni adultos que no colmen sus años,
pues será joven el que muera a los cien años, y el que no los alcance se tendrá
por maldito. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus
frutos." Palabra de Dioss.
REFLEXIÓN
Tal es el compromiso de
Dios con la vida, que anuncia “la creación de un cielo nuevo y una tierra
nueva”, sin recuerdo ni memoria del pasado. Este nuevo Génesis se presenta como
un tiempo para la alegría y el gozo renovados, para desterrar los gemidos y el
llanto y hacer fructificar la vida y los esfuerzos de todos, sin que nadie se
malogre. Qué
consuelo recibir las palabras de Isaías hoy, es verdad que la cuaresma tiene
que ser tiempo de cuestionamiento y reflexión interior pero eso no significa
que no quede espacio para la alegría, la sonrisa y la esperanza. "Convertiré
en gozo a Jerusalén", ha dicho el Señor. Semejante promesa es más de lo
que podíamos soñar. Jerusalén es el lugar del desastre, el lugar de la
deshonra, el lugar de la humillación, si pensamos en el destierro a Babilonia.
¡Y Dios anuncia que Jerusalén será un gozo!
Estas expresiones no intentan ilusionarnos o
endulzarnos el oído. Manifiestan el poder de Dios, que ha CREADO todas las
cosas, y que por eso mismo puede VOLVER A CREAR. La expresión que utiliza es
precisa: "habrá alegría y gozo eterno por lo que voy a crear". En la
Biblia este verbo, crear, tiene un contenido muy fuerte y está reservado sólo
para Dios. La enseñanza entonces de esta primera lectura es que la obra del
perdón al pueblo pecador sólo puede ser descrita como una NUEVA CREACIÓN, algo
que sólo Dios puede hacer y que sólo Él sabe hacer.
SALMO RESPONSORIAL 29
R/ Te ensalzaré, Señor, porque me
has librado
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían
de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la
fosa. R.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por
siempre. R.
OREMOS CON EL SALMO
En
este salmo hay elementos de petición de ayuda, que hace alguien injustamente
perseguido, combinados con la acción de gracias por la liberación concedida.
Las últimas palabras de Cristo en la cruz son una cita del verso 6 de este
salmo. En él se cumple perfectamente la confianza absoluta en el amor de Dios y
en su resurrección se realiza con plenitud la liberación de la muerte y del
mal, prenda y garantía de nuestra liberación definitiva.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 4,43-54:
“Anda, tu hijo está sano “
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo
había hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia
patria." Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque
habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues
también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea,
donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un
hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea,
fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose.
Jesús le dijo: "Como no veáis signos y prodigios, no creéis." El
funcionario insiste: "Señor, baja antes de que se muera mi niño."
Jesús le contesta: "Anda, tu hijo está curado." El hombre creyó en la
palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados
vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a
qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó
la fiebre." El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús
le había dicho: "Tu hijo está curado." Y creyó él con toda su
familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús
vivió el contraste del rechazo de los suyos (que vieron y no creyeron) y la
acogida de los galileos (que vieron y creyeron). De nuevo, las lecciones nos
vienen dadas por los que son despreciados y estimados como gentiles, que
parecen tener menos prevenciones (prejuicios). La fe y la apertura que Jesús
hubiera deseado encontrar entre los suyos y no encontró, la encuentra ahora
entre galileos y paganos. Queda en evidencia que la salvación de Dios no tiene
raza ni religión. Donde hay un hombre o una mujer en busca de la vida, ahí
sucede el milagro.
Veamos con más detenimiento las
actitudes de Jesús que nos muestra el texto; estamos acostumbrados a pensar en
Jesús de una manera tan tierna, que corremos el riesgo de apelar más a nuestra
imaginación que a la revelación que el Señor nos ofrece en su Palabra. La
escena de hoy por ejemplo, a pesar de que se trata de una curación, se torna un
poco dura. Un funcionario le pide que vaya a su casa y cure a su hijo. La
respuesta de Cristo es dura: " Si no ven signos y prodigios son incapaces
de creer". No parece demasiado tierno, sobre todo si pensamos en el drama
que vivía aquel hombre... En este caso
hay una enseñanza que en realidad es muy propia de Jesús: le interesa más
nuestra fe que nuestra salud física o nuestro bienestar emocional. Tiene sed de
nuestra fe, porque sabe muy bien que la salud del cuerpo o la tranquilidad de
una vida sin problemas a la vista no es algo que vaya a estar siempre ni algo
con lo que de veras podamos contar. La enfermedad, las contradicciones, las
traiciones de amigos, los accidentes o la muerte misma estarán ahí siempre
acechando, y si miramos a Jesús sólo a través del lente de los favores que nos
hace para restablecer nuestra salud o conservar nuestro bienestar JAMÁS
tendremos verdadera fe. Y de algún modo eso es lo que hace Jesús
"saliéndose con la suya" : templa el arco de la fe de aquel hombre
hasta su límite. El funcionario regio le pedía algo que a cualquiera le hubiera
parecido en sí mismo un honor: "ven a mi casa". Jesús renuncia a ese
honor y en cambio pone en condición de siervo, y siervo obediente, a aquel
hombre encumbrado: "cree; tu hijo ya está bien". Una hermosa solución
"de compromiso" en la que Cristo rescata lo que a Él más le interesa,
es decir, que crezca la fe, mientras concede lo que el atribulado papá pedía,
la salud de aquel niño.
ORACIÓN
Señor, hay días que como hoy nos
ponemos a pensar en ese paraíso como tan lejano, donde todo será sin gemidos de
dolor, llanto, y sin distinciones, será
el cielo nuevo y la tierra nueva. Ayúdanos a poder vivirlo desde ya, sólo con
el sabernos tus hijos e hijas y anhelando comprender tu proyecto de personas
humildes y sencillos que, sanadas por ti
van creando pequeños sistemas sociales que desde adentro respetan la vida y no
siguen el juego a una sociedad injusta, egoístas, consumista y sensacionalista.
Amén
“De la mano de
Jesús podremos ser signos de vida y esperanza”
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