jueves, 1 de octubre de 2015

Viernes 30 de Octubre de 2015


“NUESTRO CAMINO DE SERVICIO: LA PERSONA”

PRIMERA LECTURA
ROMANOS 9,1-5
“Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos”
Hermanos: Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén. Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
Bastante han discutido los eruditos sobre cómo encajan los capítulos 9 a 11 de la Carta a los Romanos dentro del resto de esta Carta. El motivo es que hay un brusco cambio de tema entre el capítulo octavo, que hablaba de la vida en el Espíritu Santo y este noveno que trata un tema muy distinto, relativo a los judíos y cómo puede entenderse su dureza para creer, con el conjunto del anuncio de salvación y de gracia que Pablo predica. Para Pablo, era muy  doloroso el rechazo de su pueblo, por muchos aspectos.  Está la dimensión personal. Todo su mundo, hasta su conversión, había sido el mundo de su religión. Convertirse, para él, no significaba abandonar ese mundo, desde luego, sino entender que todo cobraba su pleno sentido y obtenía su real respuesta en Cristo, y por lo tanto, entender que toda la ley y todas las prácticas judías adquirían su valor en la gracia abundante que Cristo nos trajo. ¿Cómo abandonar a sus hermanos, amigos y parientes, precisamente cuando llega la esperanza, cuando amanece la gracia, cuando llega la respuesta a tantos años de desolación?
Está la dimensión teológica como tal. Pablo, iluminado por su experiencia del Espíritu Santo, ha podido contemplar como en un arco maravilloso el conjunto del plan divino. Ha podido comprender que hay una dinámica bellísima que va de la promesa al cumplimiento y de la esperanza a la posesión de lo prometido. Consiguientemente, se supone que el hombre ha de pasar del anhelo a la gratitud y de la súplica a la alabanza. Pero no sucede así. Hay un muro de ingratitud y dureza que tiene su parte más dura en el pueblo amado y elegido. Esto destroza el corazón de Pablo.
 Es posible que la Carta a los Romanos se haya formado de fragmentos preexistentes, como dicen algunos estudiosos; lo que no podemos dudar es que su distribución actual tiene una lógica. El judaísmo no es un tema ajeno a esta Carta. Desde el primer momento Pablo ha sentado como tesis básica que todos estamos necesitados de la salvación que nos llega por gracia y mediante la fe en el sacrificio redentor de Cristo. Y para afirmar ello, desde el principio ha dejado bien entendido en qué términos particulares quedan los judíos, precisamente en cuanto pueblo de las promesas, pueblo al que Dios ha empeñado su fidelidad.  ¿Y qué nos enseñan esos párrafos sobre el judaísmo? Mucho. Nos muestran de un modo muy sugestivo y real a un Dios sabio, fiel, compasivo y poderoso.
SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
 te sacia con flor de harina.
 Él envía su mensaje a la tierra,
 y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
 sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Canto de acción de gracias por la reconstrucción de Jerusalén y el regreso de los desterrados, y de alabanza por la providencia con que gobierna el universo. La restauración de Jerusalén es anticipo y símbolo de la redención obrada por Dios en Cristo. El sigue presente en medio de su pueblo y le ofrece diariamente pruebas de su amor.

LECTURA DEL EVANGELIO

“Si a uno se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca, aunque sea sábado?”
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: "¿Es lícito curar los sábados, o no?" Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?" Y se quedaron sin respuesta.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La escena del evangelio nos ubica ante un milagro y una polémica. Llama la atención que es Jesús el que toma la iniciativa. Ésta siempre ha sido la dinámica de Dios, el sale al encuentro del hombre. Él les pone una pregunta a los fariseos, la cual es rechazada con el silencio renuente de los allí presentes  y que se niegan a reconocer la obra de Dios en Jesús. Ellos se mantienen insolidarios con el ministerio de Jesús. No se unen a la tarea de encontrar una sanación, un alivio al sufrimiento humano, son indiferentes ante éste. Jesús nos ha dicho cuáles son los mandamientos más importantes: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Pues bien,  hoy este es el criterio que usa para sanar al hombre enfermo en sábado. Según las leyes de los fariseos no era lícito sanar en sábado, pero los rabinos si permitían que se salvara un buey que estaba en peligro. Jesús sabe y les hace saber que ese hombre vale más que el buey y por lo tanto vivir en la ley de Dios es manifestar la misericordia de Dios con él.   El reclamo de Jesús a estos “silenciosos” adversarios es que son capaces de dejar entrar la salvación de un buey en la casuística de lo permitido hacer en sábado pero no el sanar a un hombre.     
Existen muchas personas en nuestras comunidades, formalistas y legalistas que exageran el cumplimiento de lo externo y se olvidan de lo más importante, de la misericordia que debe ser nuestro criterio de vida. Cuántos de nosotros en nuestras familias y comunidades, le damos la espalda a las necesidades de nuestros hermanos, por estar atentos a lo formal del culto o de la ley. La fe de los que amamos a Dios, a la manera de Jesucristo se hace concreta en el servicio, en la misericordia, en la actuación bondadosa para con el otro. El énfasis de nuestro culto  no puede estar en lo externo sino en lo que tenemos en el corazón.  

ORACIÓN
Señor, danos la oportunidad de hacer bien las cosas, de vivir a tu manera, de no centrarnos en lo que es vacío y llano, sino sumergirnos en tu amor que nos lleva a vivir con misericordia y amor hacia los demás. Amén  

“La salvación no es exclusiva de un grupo de personas, jerarquías, grupos o religiones, sino que es un don gratuito de Dios y está abierta a todos(as) por igual” 


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