jueves, 1 de octubre de 2015

Sábado 03 de Octubre de 2015


“LA MISIÓN VA MÁS ALLÁ DE CIFRAS,  CONQUISTAS Y APLAUSOS”

PRIMERA LECTURA
BARUC 4,5-12.27-29

“El que os mandó las desgracias os mandará el gozo”

Ánimo, pueblo mío, que llevas el nombre de Israel. Os vendieron a los gentiles, pero no para ser aniquilados; por la cólera de Dios contra vosotros os entregaron a vuestros enemigos, porque irritasteis a vuestro Creador, sacrificando a demonios y no a Dios; os olvidasteis del Señor eterno que os había criado, y afligisteis a Jerusalén que os sustentó. Cuando ella vio que el castigo de Dios se avecinaba dijo: "Escuchad, habitantes de Sión, Dios me ha enviado una pena terrible: vi cómo el Eterno desterraba a mis hijos e hijas; yo los crié con alegría, los despedí con lágrimas de pena. Que nadie se alegre viendo a esta viuda abandonada de todos. Si estoy desierta, es por los pecados de mis hijos, que se apartaron de la ley de Dios. Ánimo, hijos, gritad a Dios, que el que os castigó se acordará de vosotros. Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, volveos a buscarlo con redoblado empeño. El que os mandó las desgracias, os mandará el gozo eterno de vuestra salvación." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Baruc nos recuerda una realidad cruda: la historia nos cobra los errores. El texto deja claro que no ha sido una cosa casual los dolores que el pueblo está asumiendo, porque tiene claro que las desgracias que les está abrumando las tienen bien merecidas: “Os entregaron a vuestros enemigos porque os olvidasteis del Señor que os había criado”. Sin embargo, aunque sabe que están pagando por los errores que cometieron y que eso no se puede obviar, también manda un mensaje de esperanza: “ánimo pueblo, ánimo hijos, gritad a Dios, que el que os castigó se acordará de vosotros, os mandará el gozo eterno de vuestra salvación.” Eso sí, deben convertirse a Él: “volveos a buscarlo con redoblado empeño”. Tengamos claro que el destierro ayudó al pueblo israelita a madurar su fe. Las pruebas de la vida nos templan, nos van puliendo, nos hacer revisar nuestros caminos y reorientar la dirección de nuestras vidas; los diversos acontecimientos de la vida, también las desgracias y las decisiones equivocadas nos recuerdan que somos frágiles y nos llaman a adoptar una actitud, ante Dios y ante los demás, no de orgullo y autosuficiencia, sino de humildad.

SALMO RESPONSORIAL: 68
R / El Señor escucha a los pobres.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO.
Lamentación de profunda emotividad de alguien que sufre diversas aflicciones y clama a Dios para que lo socorra  él personalmente y a todo el pueblo. Salmo frecuentemente citado en el nuevo Testamento que lo entiende como referido a Cristo el justo sufriente por excelencia, que confía plenamente en Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 10,17-24

“Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre." Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo."
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar." Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Ésta es una de las páginas más bellas del Evangelio de Lucas, que dimensiona los frutos de la misión. Quienes la asumieron en la fidelidad y la autenticidad exigidas por Jesús, retornan contentos y alegres, después de experimentar los poderes concedidos por Jesús. No reclaman para sí protagonismo alguno, sino que reconocen que los demonios se les sometieron en nombre de Jesús. Jesús confirma la práctica liberadora de los setenta y dos discípulos como la expresión de un poder para vencer todas las fuerzas malignas. Sin embargo, advierte sobre la actitud de alegrarse por aquel sometimiento, nada comparable con el hecho de estar inscritos en el cielo. La pretensión de engrandecerse por los frutos logrados en la misión, representa siempre una amenaza para el discípulo, que así se desviaría del camino. Jesús pronuncia una alabanza al Padre por el testimonio de quienes regresaron de la misión, distinguiéndolos claramente de quienes se consideran sabios y entendidos. La sencillez es realzada como criterio para comprender las cosas del Reino de Dios. Ahora bien, la relación de Jesús con el Padre, y del Padre con Jesús, consagra la divinidad de la revelación hacia el discipulado. –¿Entraremos también nosotros en esta bendición de Jesús porque hemos sido sus fieles testigos y mensajeros?

 ORACIÓN
Señor al hacernos tus hijos e hijas y abrir los ojos a las realidades de esta sociedad actual, nos convencemos que solo tu Palabra nos puede sostener, ella es alimento para nuestra vida, nos lleva a conocerte más y a interiorizar en nuestro ser. Ayúdanos a no decaer, a que siempre sea novedad y nos ayude a ver tu rostro de amor en el Espíritu. Amén.

“La gente necesita una iglesia que muestre la ternura de Dios y no una ONG. Su misión es: curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar…” (Papa Francisco).

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