“COHERENCIA Y SINCERIDAD,
ACTITUDES DE BUENOS(AS) CRISTIANOS(AS) ”
PRIMERA
LECTURA
ROMANOS
2, 1-11
“Dios
juzga conforme a la verdad”
Por
eso no tienes disculpa, tú que juzgas a otros, no importa quién seas. Al juzgar
a otros te condenas a ti mismo, pues haces precisamente lo mismo que hacen
ellos. Pero sabemos que Dios juzga conforme a la verdad cuando condena a los
que así se portan. En cuanto a ti, que juzgas a otros y haces lo mismo que
ellos, no creas que vas a escapar de la
condenación de Dios. Tú desprecias la inagotable bondad, tolerancia y paciencia
de Dios, sin darte cuenta de que es precisamente su bondad la que te está
llevando a convertirte a él. Pero tú, como eres terco y no has querido volverte
a Dios, estás amontonando castigo sobre ti mismo para el día del castigo,
cuando Dios se manifestará para dictar su justa sentencia y pagar a cada uno
conforme a lo que haya hecho. Dará vida eterna a quienes, buscando gloria,
honor e inmortalidad, perseveraron en hacer lo bueno; pero castigará con enojo
a los rebeldes, es decir, a los que están en contra de la verdad y a favor de
la maldad. Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen lo malo, para
los judíos en primer lugar, pero también para los que no lo son. En cambio,
Dios dará gloria, honor y paz a todos los que hacen lo bueno, a los judíos en
primer lugar, pero también a los que no lo son. Porque Dios juzga imparcialmente.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
Las
palabras duras de la Escritura, en este día, tienen varios propósitos. El
primero, como ya decía el profeta Isaías: "Allanad la senda para que Dios
pueda caminar" Isaías 57,14. Que nos regañe Dios, eso está bien; y que
Dios nos corrija, está bien, porque el regaño y la corrección de Dios muestran
que somos hijos, Hebreos 12,8 nos dice: "¿qué padre no corrige a sus
hijos? La corrección de Dios abaja nuestra autosuficiencia o soberbia, y hacen
que la calzada se allane y que Dios pueda entrar victorioso a nuestra vida.
Pero
en segundo lugar, este género de regaños, que vale para judíos, griegos,
fariseos, para todos, sirve también para que nos reconozcamos necesitados de
Dios, con hambre de Dios. Dios todo lo hace pensando en nosotros, pensando en
nuestra conversión.
El
que viene o el que venga saciado de su éxito, de su dinero, de sus amigos, ese
no va a buscar al Señor de corazón, el que viene con su peso de necesidad y de
tristeza; el que comprende que necesita mucho, ese que ha hecho lo que tenía
que hacer, y que después de eso, siente hambre, este va a buscarle con toda su
alma, con toda su vida y va a recibir a si mismo mucho, porque ha buscado
mucho.
El
Señor nos llama a ser humildes, nos llama a no convertirnos en jueces de otros,
a no mirar por encima del hombro a los alejados o equivocados. Ya que el único
verdadero juez justo es Dios. Sólo él sabe lo que cada uno merecerá recibir el
día del juicio. A nosotros únicamente nos corresponde concentrarnos en hacer el
bien y procurar que muchos conozcan al Dios de la vida y se entreguen a su
amor, ese es nuestro llamado, esa es nuestra misión.
SALMO
RESPONSORIAL: 61
R:
Tú, Señor, pagas a cada uno según sus obras.
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio. R
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
En este Salmo se encuentran yuxtapuestos dos poemas de estilo y
contenido diversos. El primero es un himno de intensa vibración lírica, que
celebra la gloria del Creador manifestada en la armonía y grandiosidad del
firmamento (vs. 2-7). El segundo -que proviene
de una época mucho más reciente- es un poema didáctico, en el que se describen
las excelencias de la Ley divina.
A pesar de estas diferencias, la yuxtaposición de los dos poemas no es
totalmente artificial, ya que así se establece un paralelismo entre las dos
manifestaciones de la gloria de Dios: una en la Creación y en las perfecciones
del universo, y otra en la Revelación concedida a su Pueblo, fuente de
felicidad y de vida para los que la aman y aceptan sus exigencias.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
11, 42-46
“¡Ay
de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, maestros de la ley! ”
"¡Ay
de ustedes, fariseos!, que separan para Dios la décima parte de la menta, de la
ruda y de toda clase de legumbres, pero no hacen caso de la justicia y el amor
a Dios. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro. "¡Ay de
ustedes, fariseos!, que quieren tener los asientos de honor en las sinagogas, y
que desean que la gente los salude con todo respeto en las calles. "¡Ay de
ustedes, que son como sepulcros ocultos a la vista, los cuales la gente pisa
sin saberlo!" Le contestó entonces uno de los maestros de la ley:
--Maestro,
al decir esto nos ofendes también a nosotros.
Pero
Jesús dijo:--¡Ay de ustedes también, maestros de la ley!, que cargan sobre los
demás cargas que nadie puede soportar, y ustedes ni siquiera con un dedo
quieren tocarlas. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Como
continuación del texto de ayer, las críticas que Jesús hace tenían mucha
vigencia en tiempos de Lucas, pues algunos cristianos podrían sentirse atraídos
por este ritualismo farisaico. Los fariseos, por cumplir el pago del diezmo,
olvidan cumplir lo principal, el amor y la justicia: amor que es justicia y
justicia que se cumple desde la práctica del amor. Jesús reprocha la tonta
vanidad de los líderes religiosos por su deseo de ocupar los “primeros
puestos”, de estar siempre delante, de ocupar el primer plano para sí mismos y
el segundo para los demás. Con tanta ley y precepto inventado, hacen cargar
sobre las espaldas de los fieles cargas insoportables, mientras que ellos “ni
siquiera mueven un dedo para llevarlas”. Condenar a otros es cuestionarnos a
nosotros mismos.
Estas diatribas que hoy escuchamos de boca de
Jesús, rememoran las ‘malaventuranzas’
que en forma muy personal contrapone Lucas a las tan conocidas
Bienaventuranzas. Bendecir y reprobar forman parte de la misma dinámica de
reconocimiento de la acción de Dios. Las bendiciones o bienaventuranzas ponen
en evidencia la calidad de vida que se requiere para seguir a Jesús, convirtiendo
en poder de Dios lo que para la mayoría de las culturas son grandes limitantes,
como la pobreza, el hambre, el sufrimiento y la discriminación. Como
contrapartida Jesús condena todo aquello que las culturas de entonces y de
ahora consideran fortalezas, como son la riqueza, la saciedad, la euforia y el
prestigio, que por lo general son causa de la más auténtica miseria humana, la
de tipo moral. Las malaventuranzas del Señor ponen de modo especial el dedo en
la llaga de nuestras culturas occidentales, que idolatran el poder, el dinero y
el placer, y no se dan cuenta de que esta moderna idolatría conduce velozmente
al mundo a su autodestrucción. Hemos de hacer un balance respecto de si en
nuestras vidas cristianas pesan más las actitudes que deben llevarnos a valorar
el reino de Dios por encima de las limitaciones económicas, y a ponernos en
actitud de servicio y consuelo hacia quienes carecen de todo, incluso de la
esperanza.
ORACIÓN
Comenzamos
este nuevo día, en gratitud contigo, Buen Señor. Te pedimos que nos ayudes
Señor; no queremos ser una de esas tumbas vacías, con olor a muerte, sin vida,
de las que hoy hablan tu evangelio. No permitas que caigamos en la acechanza y
tentación del confort y pasividad, esperando a que los demás cambien y hagan,
mientras nosotros no cambiamos, criticamos y juzgamos. Hoy Señor, en tu nombre nos despojamos de las
ataduras de poder y vanagloria que nos
alejan de Ti y tu proyecto de vida, nos colocamos en tus manos para que tú
realices tu bendita voluntad en nuestra vida. Amén
“Clamemos al Espíritu Santo
que nos de fuerza y sabiduría para
practicar la justicia y el amor de Dios”
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