“EL
REINO DE DIOS ES MÁS FUERTE QUE EL MAL”
PRIMERA LECTURA
JOEL 1,13-15;2,1-2
“El día del Señor,
día de oscuridad y tinieblas”
Vestíos de luto y haced duelo, sacerdotes;
llorad, ministros del altar; venid a dormir en esteras, ministros de Dios,
porque faltan en el templo del Señor ofrenda y libación. Proclamad el ayuno,
congregad la asamblea, reunid a los ancianos, a todos los habitantes de la
tierra, en el templo del Señor, nuestro Dios, y clamad al Señor. ¡Ay de este
día! Que está cerca el día del Señor, vendrá como azote del Dios de las
montañas. Tocad la trompeta en Sión, gritad en mi monte santo, tiemblen los
habitantes del país, que viene, ya está cerca, el día del Señor. Día de
oscuridad y tinieblas, día de nube y nubarrón; como negrura extendida sobre los
montes, una horda numerosa y espesa; como ella no la hubo jamás, después de
ella no se repetirá, por muchas generaciones. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El oráculo de Joel es fuerte: un grito de dolor
y de denuncia; también un llamado a emprender el camino del arrepentimiento y
del temor al Señor. ¿Qué destacar en esta palabra vigorosa de hoy? Estamos ante
un llamado esencialmente comunitario. Lo personal, como es la conversión, no
riñe con lo genuinamente comunitario, nos dice el profeta: "Hagan
penitencia y lloren...; giman, ministros del altar; vengan, acuéstense en el
suelo... Promulguen un ayuno...". El motivo de la exhortación que hace el
profeta a la penitencia y la ayuno es la catástrofe económica que se acaba de
producir debido a una gran plaga de langostas que ha destruido las cosechas.
Para el profeta es un claro juicio de Dios, contra el relajamiento del pueblo,
que ha descuidado su vida de fe.
Es un llamado al dolor, pero también a la
reflexión. No hay penitencia sin dolor del alma por haber ofendido a Dios, eso
está claro, pero el dolor de que aquí se trata no enceguece, no obnubila, no
cierra sino que abre. Es el sentido de aquel clamor: "reúnan a los
ancianos". En ellos se espera la sabiduría, como expresa Isaías 9,15:
"
También hoy nosotros estamos llamados a escuchar
la voz de Dios que nos invita a la conversión, a volver a nuestros pasos a Él,
pues nuestra realidad actual, personal y comunitaria, está fuertemente marcada
por una clara laxitud moral y religiosa, que nos va conduciendo a la decadencia
y al fracaso.
¿Tendremos que esperar plagas, catástrofes,
desgracias personales y colectivas para despertar de nuestra vida de fe? Las
bendiciones diarias que nos concede el Señor, deberían ser suficientes para
cambiar de vida y seguir siempre sus caminos.
SALMO RESPONSORIAL: 9
R. /El Señor juzgará
el orbe con justicia.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que
hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
R.
Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS
A SU CONTEXTO
Israel experimenta de manera especial la predilección de Dios cuando se
ve atacado por sus enemigos. El salmista pide también protección a Dios frente
a sus propias adversidades. La iglesia y cada cristiano tienen que confiar en
el poder de Dios que se manifiesta de diversas maneras La presencia de Dios puede
experimentarse también en el abatimiento.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 11,15-26
“Si yo echo los
demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a
vosotros”
En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un
demonio, algunos de entre la multitud dijeron: "Si echa los demonios es
por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo
en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra
civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en
guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios
con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú,
vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán
vuestros jueces. Pero, si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es
que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien
armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo
asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El
que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando
un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un
sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa
de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces
va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el
final de aquel hombre resulta peor que el principio." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Una de las mayores dificultades que afrontó Jesús en
su ministerio fue el descrédito de sus obras. Sus adversarios no perdían
oportunidad para calumniarlo o atribuir lo que él hacía a alguna intriga del
Maligno. Tras esta actitud se ocultaba un gran pecado: no reconocer la acción
de Dios. El afán de tener prestigio y ser reconocidos los hacía olvidar que la
finalidad última de cualquier discurso religioso es reconocer a Dios allí donde
él se quiere manifestar, y no, como hacían los fariseos, publicitar al propio
partido o movimiento. La frase con la que concluye el primer episodio (v.20)
nos ayuda a comprender la dinámica del bien, la bondad y el amor. Las obras
buenas, la misericordia, la caridad eficaz se deben reconocer más allá de
cualquier frontera. Nuestro deber como cristianos es colocarnos de parte de las personas
que transforman positivamente este mundo de miseria y de dolor, aunque ellas no
compartan nuestras convicciones religiosas.
ORACIÓN
Gracias Señor por este nuevo encuentro contigo, reconocemos nuestra
necesidad de ti. Confesamos que a veces nos
enfriamos en nuestra relación contigo, dejamos de buscar tiempo para
encontrarnos contigo, nos dejamos sumergir en nuestros propios afanes del día a
día. Pero sabemos que cuando volvemos a ti con un corazón sincero, eres tu quien se nos
acerca, nos escuchas y nos bendices. Siguen os enseñando en tu sabia, amorosa y poderosa pedagogía. Aquí estamos,
delante de ti Señor, abiertos a tu acción en nosotros. Amén
“Quien lucha por implantar el Reino de Dios en el
mundo es una persona alegre, constructiva, que genera vida, amor y esperanza”
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