sábado, 1 de noviembre de 2014

NOVIEMBRE 2014

INTRODUCCIÓN

“ENFRENTANDO Y SOLUCIONANDO LAS DIFICULTADES”

En algún momento de la vida, todos, hemos sentido que hemos fracasado y que todo está perdido; nos sentimos sin fuerzas, pensamos que no tenemos ninguna oportunidad para salir adelante. Seguro que no falta el llamado “amigo” que con una falsa cara de dolor, nos diga que lo siente mucho pero que no lo intentemos de nuevo, que ya no hay nada que hacer.
En este el mes donde celebramos recordando el dolor de la partida de un ser amado nos enfrentamos ante esas situaciones de duelo por lo general con dos posibilidades bien claras y definidas:
a. Nos damos por vencidos y entregamos todas nuestras “armas” pensando y declarando que nada hay que hacer. Esta es una posibilidad que muchos asumen, declarándose bendecidos antes de salir y dar la pelea. Esa opción nos deja amargados, tristes y con sentimiento de fracaso y derrota. Es una decisión que nos deja inquietos en lo más profundo de nuestro ser, con la pregunta de qué hubiera pasado si hubiéramos intentado un último esfuerzo. No es extraño este tipo de actitudes en una sociedad que predica el facilismo, la magia, y teorías que invitan a alcanzar el éxito y el triunfo con el esfuerzo mínimo. 
b. Dar la batalla con todas las fuerzas y luchar con la seguridad de que todo se puede revertir y toda adversidad se puede vencer. Para ello hay que prepararse, elegir la mejor estrategia y buscar la vida espiritual que es la que nos va a generar sabiduría y nuevas fuerzas para seguir luchando. Hoy en día nuestra sociedad  super ocupada adolece de cierto estado de ansiedad y vacío profundo del cual no puede salir, cada vez aumenta más esa sensación de inconformidad e insatisfacción. El futuro sigue asustando a muchas vidas. Al ver como acaban la mayoría de los matrimonios que conozco me da temor de que me vaya a suceder lo mismo. El futuro asusta de muchas maneras. Al escuchar la conducta de los jóvenes, sobrinos, hijos, etc., no dejamos de pensar: “que al bebe que hoy acaba de nacer no le vaya a suceder lo mismo”. El presente y el futuro no crean solamente inseguridad sino que asustan. Las economías de nuestras debilitadas democracias son tan fluctuantes e injustas que los ahorritos de toda la vida pueden verse devaluados o perdidos de un día para otro; los impuestos tan exagerados e injustos van robando la oportunidad de realizarse en el presente. Por eso cada vez hoy hay, más vidas o personas con tantas enfermedades emocionales, miedos, trastornos bipolares, tristeza, depresión y aumento de los suicidios; y entonces ¿Quién podrá ayudarnos?. La Biblia provee consejos prácticos y terapéuticos para enfrentar estos males endémicos de la ansiedad, preocupación y depresión en las dificultades:

1. Filipenses 4,6-7:  En primer lugar debemos buscar y depender de la ayuda de Dios, vida espiritual, en oración, alimento en la palabra y vida comunitaria.
2. 2 Corintios 10,5: En segundo lugar debemos someter los pensamientos a Dios, pedir que Él los controle y no que los pensamientos nos dominen a nosotros. Concentrarnos en la realidad hoy, y no   en lo que podría suceder mañana.
3. Santiago 1,2-4:  Aceptar y reconocer las preocupaciones como reales y entregárselas a Dios.
4. Mateo 14, 16-33 : Concentrarnos en la solución y no en el problema, no mirar las tormentas sino al creador de las tormentas.
5. 1 Juan 5,14-15: Pensar en las soluciones en forma específica. Confeccionar una lista de posibles salidas al problema y pedirle a Dios que nos guie en cuál es la mejor. Trabajar activamente en la solución escogida, no quedarse llorando por lo que puede llegar a suceder; no abrir el paraguas antes de llover.
6. Romanos 8,28 : Aceptar lo que no pueda cambiarse, entender esto, definitivamente van a existir  cosas en la vida que ni la vida, ni Dios me las van a cambiar, la invitación a saber,  entender y no ser  obstinados.
7. Mateo 6,33: Nunca cambiar los valores, ni prioridades. Jesús lo dijo finalizando su gran discurso sobre las preocupaciones. Prioridades, es lo que primero que se afecta cuando estamos ansiosos. Detengámonos a mirar las necesidades de los demás.

“LA ANSIEDAD ANTE LAS DIFICULTADES ES INTENTAR SOPORTAR EL PESO DEL FUTURO, CON LA DOSIS DE ENERGÍA QUE TENGO PARA EL PRESENTE”

Oro por ti, los tuyos y tu comunidad. Declaro abundantes bendiciones del Señor en este nuevo mes.

Roberto Zamudio

PROMESA BÍBLICA DEL MES:
 “Aunque estemos llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero en el Señor no nos desesperamos”
2 CORINTIOS 4,8           


ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA

Padre misericordioso, aquí estamos una vez más iniciando este día, dándote gracias, alabándote y bendiciéndote; entregándote todo nuestro ser, disponiéndonos a recibir de ti todas esas ricas bendiciones que tienes para nosotros. Tú Señor, nos regalas un día más para amarte, conocerte y servirte más. Al abrir los ojos y sabernos vivos también recordamos las dificultades y preocupaciones que tenemos en este momento, los diferentes problemas de la convivencia en la vida, familia, dificultades en el trabajo diario, y todo aquello que genera temor. Te pedimos Buen Señor, tú que eres amor y paz, que nos des tu bendición y nos ayudes a superarlos, queremos que en este instante llenes nuestra mente y corazón de la fuerza, sabiduría y serenidad de tu Espíritu, para poder enfrentarlos, solucionarlos y vencerlos. Te entregamos este día, Dios Padre de amor, para que te glorifiques en nuestra  vida y nos permitas crecer en tu fe. Aún desde las dificultades, capacítanos en tu bendición y úsanos para animar, consolar y bendecir a otros que quizás están como nosotros  o tienen más dificultades. Queremos vivir este día con intensidad, gozarlo desde nuestros problemas; esperamos que al regresar a casa podamos contarte todo lo bueno que en ti y contigo hemos vivido. Salimos en tu Bendito y poderoso nombre a conquistar en ti la felicidad. Amén.   
        
ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA

Amado Señor, aquí estamos después de haber recorrido todo este día, después de nuestras entradas y salidas de hoy, aquí de nuevo después de los momentos de alegría, de risas, pero también de dolor y tristeza. Buen Señor quiero darte gracias, alabarte y bendecirte, por todo el camino recorrido en bendición hoy. A esta hora buscamos reposo en tu presencia, porque queremos renovar nuestros pensamientos, sentimientos y fuerzas, sentir que las heridas son sanadas por tu amor, y todo lo podemos hacer y experimentar solamente en Ti; estamos  aquí Señor y te solicitamos que a esta hora derrames la fuerza de tu amor, es decir de tu Espíritu sanador sobre todo nuestro ser; restáuranos  a través del sueño, del descanso. Queremos sabernos amados(as) y sanados(as), por ti Buen Señor. En este momento y a través del descanso, queremos hacernos fuerza intercesora para pedirte por todos los que a esta hora están sufriendo grandemente: los que no pueden conciliar el sueño, los enfermos, los agonizantes, los que en esta noche están trabajando, los sin trabajo, los que tienen deudas, todos los cautivos y los oprimidos; por favor Señor que el nuevo día, les traiga tu luz de bendición a sus vidas. Gracias por estar aquí con nosotros (as) y en tu nombre y con tu protección nos vamos al reposo. Amén.

Sábado 1 de Noviembre 2014


“LA SALVACIÓN ES PARA TODOS NO PARA UN GRUPO SELECTO”

PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 7,2-4.9-14

“Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: "No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén."
Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo sabrás." Él me respondió: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Lo primero que atrae nuestra atención en este día es la contundente manifestación del bien. Estamos acostumbrados a que el mal haga espectáculo. El mal es notorio y llega a volverse notable, y nuestra mente quizá ha llegado a acostumbrarse a eso. La primera lectura cambia este hábito de nuestra mente: "una muchedumbre que nadie podría contar" (Ap.7,9). Después de todo, el bien también existe; está entre nosotros, aunque, por ahora, permanece de modo casi invisible.
En esa muchedumbre el vidente del Apocalipsis encuentra gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación. Otra imagen que nos sorprende. Tal vez estamos acostumbrados a pensar la salvación en términos de élites y de exclusiones: los del hemisferio Norte tienen un nivel de vida, y los del Sur, otro; los ricos gozan lo que no pueden disfrutar los pobres; los educados y los incultos, los sanos y los enfermos. Siempre parece que la salvación y la felicidad son para un grupo cerrado que deja excluido al resto. La alegría del Apocalipsis es distinta; en ella la exclusión ha sido excluida.
La muchedumbre de la tierra se une a la muchedumbre del cielo. Pensábamos que luchábamos solos, que sufríamos solos, que no teníamos más compañía que nuestras propias ideas y recursos. De repente, el velo se corre y vemos que estamos y que siempre estuvimos acompañados. Millares de ángeles se gozan en el mismo Dios nuestro, y nuestro gozo es su mismo gozo.
SALMO RESPONSORIAL: 23
R./ Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
 el orbe y todos sus habitantes:
 él la fundó sobre los mares,
 él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
 El hombre de manos inocentes
 y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Después de enunciar las condiciones morales para que el culto a Dios tenga sentido, se dramatiza la entrada de Dios, Rey de la gloria, en el templo. En la liturgia se aplica este salmo a la entrada de Cristo al santuario celestial, a su glorificación definitiva. De Él también se puede decir que es el Rey de la gloria, La conducta de los que buscan al Señor debe corresponde a su presión de fe.     


SEGUNDA LECTURA
1 JUAN 3, 1-3

“Veremos a Dios tal cual es”
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en Él, se purifica a sí mismo, como él es puro.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN

En esta lectura nos hacen una afirmación contundente: el Padre nos ama y nos ha llamado hijos suyos. La filiación la recibimos por Cristo, en Él somos hijos del Padre que nos ama aunque todavía no se manifieste lo que seremos. Aunque no seamos santos, ni perfectos como Él quiere, Dios Padre, tiene siempre la esperanza abierta a que lo seamos, a que hagamos vida ese proyecto suyo. Vamos a ser semejantes a Él en todo, purificados en su amor, sin embargo, aún estamos lejos de vivir esa realidad y por eso nos invita a hacer su voluntad por medio de su Hijo y espera de nosotros que así sea. Esta confianza de Dios debe ser respondida con actitudes existenciales de nuestra parte, de apertura, de amor, de compromiso con su voluntad y de resistencia al pecado.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,1-12a

"Estén alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo"
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy celebramos en nuestra liturgia la fiesta de todos los santos. Dios nos quiere a todos felices y para alcanzar esa plenitud en la comunión con Él, nos hace hoy esta invitación a ser santos como Él es santo (Lev.19,2).  Esta festividad nos representa visualmente a toda la multitud de los redimidos para descubrirnos el destino que nos espera también a nosotros, como peregrinos en esta vida. Es, además, un motivo para hacernos conscientes de nuestra solidaridad con todos aquellos que nos han precedido en el mundo del espíritu. Todos aquellos, que ya viven frente a Dios, y que siguen dando esperanza en el recuerdo e impulso a nuestra vida.

Infortunadamente se sigue pensando que los santos fueron unos personajes extraños de los primeros siglos de la era cristiana o de la edad media, mas no de nuestros tiempos. Se ha creído que la santidad consiste en hacer cosas extrañas, adquirir posturas o espiritualidades raras, místicas. Ser santo al estilo de Jesús es simplemente tratar de reproducir la imagen de Cristo, asumiendo y comprometiéndome con su Palabra y su proyecto de vida. Por tanto podemos afirmar que la santidad no es una propuesta inalcanzable, se trata con la ayuda y guía del Espíritu Santo de ser fiel, ir hasta el final, permanecer y perseverar en el camino de Dios, cubrir la distancia, como el Padre con su Hijo (Mateo 5,48).

Para iluminar esta fiesta se nos propone los primeros doce versículos de Mateo 5. En la tradición este pasaje se ha denominado el texto del “sermón del monte o de las bienaventuranzas”. Según Mateo este anuncio testimonial de Jesús va dirigido a las muchedumbres. Sin embargo, en un círculo más próximo, se hallan los discípulos, y para superar la experiencia de Moisés en el Sinaí, el Hijo de Dios, desde un monte entrega la nueva enseñanza y propuesta de vida a todos los suyos. Jesús camina para enseñar con su propia vida, pero también, como en este caso se “sienta” para darnos en su Palabra una explicación de la manera como entiende su existencia.

Las bienaventuranzas proclamadas por Jesús a sus discípulos representan, de manera sintética, una nueva forma de comprender la acción de Dios en la humanidad. No son una nueva ley que determina estrictamente la vida de sus seguidores, sino una propuesta de vida que tiene como eje fundamental la misericordia. Son verdaderamente felices y santos los que viven según la misericordia, es decir, aquellos que reaccionan ante el sufrimiento ajeno y buscan erradicarlo movidos simplemente por el amor al otro.

Con las bienaventuranzas Jesús está expresando su más profundo querer: que todos los seres humanos sean felices, en especial aquellos que son víctimas de la injusticia social; es el nuevo programa del reinado de Dios, es la expresión de la voluntad de Dios para sus hijos, es la respuesta amorosa de Dios para los que sufren por su causa. Aquí encontramos un nuevo orden de valores y realidades: son felices los pobres, los mansos, los afligidos, los perseguidos, en últimas, aquellos que no representan algún poder o importancia en la sociedad. Seguir entonces a Jesús implica abrir los ojos y los oídos al mundo de los pobres, pasar por nuestro corazón sus situaciones de dolor y actuar misericordiosamente, es lo que verdaderamente nos conduce a la santidad.

ORACIÓN
Señor, gracias porque hoy tu Palabra nos lleva a comprender que todos y todas sin distinción,  estamos llamados(as)  a vivir en comunión contigo para desarrollar tu proyecto de justicia, paz e igualdad. Que sin dejar de ser  comunes y corrientes, estamos en el camino de la santidad, que si practicamos el don del amor, que nos hace humildes y sencillos de corazón, podremos ser de los miles que lucharon y luchan por  ser fermento, sal y luz desde sus realidades de vida. Amén

“La santidad no se limita sólo al culto dado a Dios, sino que abarca
todas las dimensiones de la vida”


Domingo 2 de Noviembre 2014


“JESÚS, MOTIVO PARA CREER Y CELEBRAR LA VIDA HOY Y DESPUÉS DEL GRAN PASO”
           
PRIMERA LECTURA
2 MACABEOS 12, 43-46  
 Efectuó entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron muy bien inspirados por la creencia de la resurrección, pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos. Pero creían firmemente en una valiosa recompensa para los que mueren como creyentes; de ahí que su inquietud era santa y de acuerdo con la fe. Esta fue la razón por la cual Judas ofreció este sacrificio por los muertos; para que fueran perdonados de su pecado.  Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El texto que nos propone la liturgia de la celebración de los fieles difuntos es 2 Macabeos en el capítulo 12, es un escrito muy tardío del Antiguo Testamento. Durante la dominación griega en Jerusalén, hacia el siglo II antes de Cristo nos cuenta como, después de la batalla contra  Gorguias, el ejército de Judas Macabeo fue a recoger los muertos para darles sepultura y encontraron en muchos de ellos “objetos consagrados a los ídolos” que la ley prohíbe a los judíos. Judas macabeo, entonces ofrece una celebración de sacrificios de expiación, unos, para pedir perdón de los pecados; pero con el pensamiento puesto en la resurrección.
Hay aquí dos elementos muy propios de nuestra experiencia cristiana: la conciencia del pecado comunitario, que lleva a celebrar un sacrificio para pedir perdón, y la esperanza puesta en la resurrección. Lo segundo da confianza para lo primero; porque creemos en la resurrección, pedimos perdón a Dios por el pecado de todos, no solo por los pecados de nuestros difuntos.       

SALMO 129
R. / Desde lo hondo grito a Ti, Señor.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora R.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
En medio del peligro amenazante el salmista expresa su confianza inalterable en Dios. Solo de Él espera ayuda. Igual confianza nos inspira el Nuevo Testamento, pero nos proporciona un motivo más profundo de esperanza: la unión con Cristo presente en medio de su pueblo    . 
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 6,3-9

¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.

Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El texto que nos regala la liturgia de hoy se comprende mejor si se piensa en el bautismo primitivo cuando se usaba en el rito de la inmersión: el signo de sumergirse en el agua y salir de ella expresa muy bien lo que sucede a través de este rito: el hombre se une a Cristo sepultado en la muerte y resucitado de entre los muertos. Eso tiene una primera consecuencia: esta unión con Cristo trae un cambio en el modo de vivir. El que se ha unido conscientemente con Él, ciertamente querrá vivir del modo más parecido, sin pecado. Y esta unión tiene una segunda consecuencia que es vivir con Él más allá de la muerte. El cristiano cree que Jesús ha resucitado y vive para siempre, y por eso cree también que el que se ha sumergido con Él en la muerte vivirá también por siempre.


LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 12, 23-28

“Jesús entra a Jerusalén”

Jesús les dijo entonces:
—Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.  Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha.  El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna.  Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
 »¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: “Padre, líbrame de esta angustia”? ¡Pero precisamente para esto he venido!  Padre, glorifica tu nombre.
Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: «Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.» Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El evangelio de Juan narra “la hora de Cristo”, el momento anterior a su pasión. Todo no termina con la muerte, ahí empieza una nueva vida en el espíritu del resucitado. Cristo ha vencido a la muerte y al pecado y se ha hecho semejante a nosotros, de hecho también todos podemos acceder a una vida nueva, que se inicia aquí a partir de nuestra conversión a Dios y continúa más allá de nuestra muerte. Lástima que hay tantas personas con una visión tan miope de la vida que dicen que después de la muerte no hay nada más. El encuentro con Jesús a través de su palabra tiene que hacerse toda una práctica de vida y oración para que a través de ella el Espíritu del Señor resucitado nos conceda caminar siempre con esperanza hacia la muerte, y más allá de ésta a la resurrección eterna. Reflexionando hoy en torno a los momentos de dolor que empiezan a acompañar a Jesús en el camino hacia su pasión y muerte en la cruz, y acercándonos poco a poco al final del año litúrgico y comienzo en el próximo de mes de diciembre de Adviento y Navidad, valdría la pena hacernos algunas preguntas:
¿Qué sentimientos tenemos desde nuestra realidad humana y de fe en el Señor sobre la muerte?
La liturgia de hoy más que querer sembrar miedo y desesperanza en frente al tema de la muerte, nos quiere dar un mensaje de confianza, esperanza y seguridad, para todos nosotros los creyentes. Tenemos que aprender a vivir este mensaje en todos los sentidos: con relación a nuestros difuntos y con relación a nosotros mismos. Todos de una u otra manera hemos experimentado el tema de la muerte; algún amigo fallecido, familiar, etc. Si nuestros hermanos que ya partieron (difuntos) han creído en el Señor, y han vivido su fe, podemos estar seguros de que están con el Señor y tienen un puesto con el Padre, Dios. De aquí que debe valer más el abandono y confianza en el Señor que el mismo dolor de la separación. Y nosotros mismos desde ya podemos sentir el llamado a vivir unidos eternamente a Cristo con la convicción de que le pertenecemos y la esperanza de morir un día en Jesús para resucitar con Él y gozar eternamente de su Reino.
En este día valdría la pena pensar recordando en el corazón por todas las personas amadas que ya partieron y de una forma u otra nos enseñaron a construir la vida, dar gracias a Dios por el maravilloso regalo de los seres humanos  con los que pudimos caminar y contar para elevar hoy y siempre una plegaria de gratitud en su nombre. Gracias Buen Dios vencedor de la muerte, por todos nuestros seres amados que se nos han adelantado a la felicidad plena y verdadera que es estar contigo para siempre, por la fe que les diste y por todo el amor que recibimos a través de ellos. Preguntémonos de nuevo hoy y cada día de nuestro existir:
¿He pensado en la posibilidad de nuestra propia muerte?
¿Estoy preparándome para partir en cualquier momento en la presencia de Dios?
¿Vivo de tal modo que puedo esperar con tranquilidad de conciencia la muerte? 
       
ORACIÓN
Amado Jesús Tú nos llamas a ver con claridad el sentido del paso de este mundo a la verdadera resurrección, aquella que nos acerca a ti desde el hoy y que permitirá que nos reconozcas cuando regresemos a tu dimensión de libertad y plenitud. Ayúdanos por favor a tomar conciencia de nuestra misión en este  mundo, a partir de la comunión contigo velando por tus preferidos. Te agradecemos también por los que ya pasaron y dejaron huellas de amor en nuestra vida. Amén

“Somos capacitados para mirar más allá de la muerte y alegrarnos de la feliz resurrección”


Lunes 3 de noviembre 2014


SAN MARTÍN DE PORRES

“PARA EL CREYENTE, LA VIDA ES CRISTO, Y HACERSE PEQUEÑO UNA  GANANCIA”

PRIMERA LECTURA
FILIPENSES 2, 1-4
“Dadme esta gran alegría: manteneos unánimes
Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Es sabido que el apóstol tuvo una relación de particular amor con esta comunidad de Filipo, hacia la cual desplegó sentimientos de singular delicadeza y expresividad. Podemos decir que para los filipenses Pablo tuvo más el corazón de un amigo entrañable que el de un simple predicador o maestro.
Y desde esa relación cálida brotan los consejos que hoy hemos escuchado: unidad, paz, humildad. En la mente de Pablo estas tres realidades están tan conexas que se diría que son una sola. No es posible tener alguna sin tener las otras dos. Aunque, si pensamos bien, la raíz está en la humildad: de ella nace la capacidad de acoger, que engendra unidad, y la capacidad de perdonar y apoyar, que hace posible la paz.
La humildad, pues, no es una decoración espiritual o una virtud entre otras: es la condición ineludible para hacer presente el misterio de Cristo en medio de la comunidad. Esto explica el tono suplicante y firme a la vez con el que Pablo quiere que reine la humildad en medio de sus amados filipenses: "Si de algo vale una advertencia hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, llénenme de alegría..."
SALMO RESPONSORIAL: 130
R./ Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.
Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
El salmista en un acto de confianza humilde y serena se pone en las manos de Dios. Se puede relacionar este salmo con las palabras de Jesús “Si no cambian y se hacen como niños no entraran al Reino de los cielos

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14,12-14
“No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados” 
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos."
REFLEXIÓN

La invitación de un fariseo a Jesús para que comiera en su casa se convierte en marco perfecto donde acontecen varias cosas: primera, Jesús sana a un hidrópico; segunda, Jesús demuestra con hechos cómo en el Reino no hay excluidos, y tercera, Jesús se pronuncia sobre algunas de las características más importantes del Reino.
Para Jesús está claro que en la construcción del Reino de Dios tienen que intervenir dinámicas y actitudes muy distintas a las que comúnmente se emplean en la sociedad. Digamos que lo más común y frecuente es que en un evento cualquiera, uno quiere estar entre los primeros puestos; siempre andamos carentes de reconocimiento, de alguien que se fije en nosotros; cuando se trata de relacionarse con otros, entablar lazos de amistad, de roce social, uno piensa en personas de “bien”, nunca en los ignorados de siempre, ¡y tanto que hablamos de los ignorados y excluidos!
Según la mentalidad de Jesús, en la realidad del Reino, las cosas funcionan de manera diferente. Deberíamos tener siempre a la mano estos criterios que nos da hoy Jesús para ir midiendo el grado de acercamiento o de distancia al ideal del Reino que todos queremos.
 ORACIÓN
Señor cuando nos llamas y comenzamos a pensar, ver y sentir diferente, es porque vamos descubriendo tu propuesta de amor misericordioso, dadivoso y servidor;  en este proceso necesitamos mucho de tu ayuda para poder vivir el servicio desde el abajarnos para pensar en el otro y brindarle nuestro ser para que crezca como persona, sin que nos hagamos notar. Ayúdanos en esta gran y maravillosa tarea, te lo pedimos Señor. Amén


“La renuncia del egoísmo da lugar a buscar el bienestar de la comunidad y el crecimiento de la personas”

Martes 4 de noviembre de 2014


“LO QUE CUENTA ES EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO”

PRIMERA LECTURA
FILIPENSES 2, 5-11
“Se rebajó, por eso Dios lo levantó”
Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy estamos ante un texto precioso entre todos: el gran himno de la humildad, de la humillación, del abajamiento de  Cristo. Aquel que no rehusó el suplicio, incluso la  muerte en cruz.  En este texto se entrelazan de modo misterioso, pero inseparable, el pecado, que engendra violencia y termina humillando al inocente, y la caridad, que engendra la donación de sí mismo y termina volviéndose humildad sublime y también victoria admirable. Humildad, nacida de la caridad, que transforma a la humillación, nacida de la violencia, en fuente de gracia: este es el misterio que Pablo canta con palabras inmortales.
La humillación se vuelve humildad. Es el amor quien lo ha hecho posible. Estábamos acostumbrados a que de la humillación nazca resentimiento, venganza, odio. Mas ahora nos volvemos a la Cruz de Cristo, y encontramos una humillación sin odio, sin venganza y sin resentimiento, sin odio.
Ahora bien, esa admiración y esa gratitud tienen que traducirse en algo muy nuevo, en algo muy especial, que nos muestra el  evangelio de hoy.  Los invitados finales al banquete son los humillados, son los despreciados, son los abajados. No podemos  quedarnos  en la admiración al misterio de la humillación de Cristo sin la evangelización, sin el anuncio de la Buena Noticia a aquellos que son como Cristo, a todos los que  no suelen importar, todos los pobres, todos los excluidos, todos esos que no suelen interesarnos. Y por eso tenemos una buena noticia para ellos, y la buena noticia no es otra sino el mismo Cristo. Son y somos importantes para Dios,  Él ha tomado nuestras vidas, Él ha tomado nuestra existencia, Él ha  tomado nuestro  dolor y construye con nosotros esperanza. Que Dios el Señor transforme nuestras vidas; que Dios el Señor cambie tantos criterios nuestros y que nos abra al desafío incomparable de la Cruz y del Evangelio.
SALMO RESPONSORIAL: 21
R. / El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R.

Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
En medio de una gran aflicción, el salmista, perseguido injustamente expresa su confianza en la ayuda del Señor. Este salmo lo aplica el Nuevo Testamento a Cristo en su pasión. Casi todo él puede leerse en esa perspectiva. Sin embargo, la esperanza de no morir queda transformada por la realidad de la nueva vida de Cristo resucitado. El discípulo de Cristo debe tomar la cruz y seguirlo.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14, 15-24

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!"
Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado."
Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir."
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."
El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En los cruces de los caminos se juntaban las personas ‘indeseables’: desempleados, prostitutas, deudores morosos, lisiados y enfermos. Los invitados a una boda eran, por el contrario, todas las personas deseables: acaudalados terratenientes, reconocidos rabinos, prestigiosos sacerdotes, damas de alto copete, etc. Jesús nos muestra cómo quienes han acudido a su llamado pertenecen en su mayoría a los de la primera categoría y muy pocos a la segunda. ¿Por qué las personas ‘importantes’ no le prestan atención? Por la simple y llana razón de que las preocupaciones derivadas de sus bienes, de su trabajo y de su familia acaparan todas sus fuerzas y deseos y ya no les queda sino un interés residual por otras ofertas que, aunque sean importantes en el plano religioso, carecen de significado en el plano pragmático. Al llenarse la casa de gente socialmente insignificante sobra aún espacio, porque estas personas están acostumbradas a compartir el techo y la comida y,  por eso, aunque son más consumen menos y alcanza para otros que están abandonados en senderos y veredas.
 El desafío que nos lanza Jesús es que nos demos cuenta quiénes son realmente quienes aceptan la invitación a participar en el banquete del Reino, porque la realidad con frecuencia contraría  nuestras expectativas.

ORACIÓN
Señor ayúdanos a desprendernos de todo, a sentirnos necesitados(as) de Ti,  porque no en vano viniste a enseñarnos el verdadero sentido de la liberación que es reconciliarse con el Padre  Creador y seguir tu ejemplo de dar la vida para encontrar la paz en tu proyecto comunitario de fraternidad, igualdad, y  justicia. Eso es en gran medida lo que esperas de tus discípulos(as). Amén.

“Estamos invitados(as) a renunciar a toda expresión de poder dominante y convertirnos en signo de poder de servicio y humildad”

Miércoles 5 de Noviembre 2014


“LA LIBERACIÓN VA DE LA MANO CON LA RENUNCIA A TODO POR CRISTO”

PRIMERA LECTURA
FILIPENSES 2,12-18

“Seguid actuando vuestra salvación, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad
Queridos hermanos, ya que siempre habéis obedecido, no sólo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor.
Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpios, hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir. El día de Cristo, eso será una honra para mí, que no he corrido ni me he fatigado en vano. Y, aún en el caso de que mi sangre haya de derramarse, rociando el sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría; por vuestra parte, estad alegres y asociaos a la mía. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo nos sorprende hoy con una expresión que puede sonarnos extraña: “esfuércense con santo temor en lograr su salvación" (Flp 2,12). Pablo nos tenía acostumbrados a un lenguaje distinto. La salvación es un regalo, la salvación es gracia: este es el estilo del Nuevo Testamento en general, y de Pablo en particular, por ejemplo allí donde dice: " la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres" (Tit 2,11). O también: "por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios" (Ef 2,8). Ahora en cambio se nos habla de una salvación por la que hay que "esforzarse", y no de cualquier modo, sino "con santo temor", según dice esta traducción, o "con temor y con temblor", como dicen otras versiones. ¿Por qué este cambio?

Si seguimos el pasaje de hoy encontramos algo bien profundo: "es Dios quien, más allá de su buena disposición, realiza en ustedes el querer y el actuar". Lo que hay detrás de este cambio (aparente) es una enseñanza sobre la relación entre nuestra voluntad y la voluntad de Dios, entre nuestro querer y el querer de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 26
R. / El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
 Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
La presencia de Dios en el templo es fuente de atracción constante y de alegría confiada. La presencia de Dios entre los hombres se hace definitiva a través de su Hijo Jesucristo, quien es la luz que ilumina a todo hombre. Él puso su morada entre nosotros para hacernos participar de su vida 

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14,25-33

“El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: "Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: "Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él, diciendo: 'Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.' O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Muchas personas se postulaban como candidatas para seguir a Jesús, y ser sus discípulos(as). “Maestro, te seguiré a donde vayas”, le decían algunos, tal vez en un arrebato, en un momento de emotividad, de efervescencia y calor, porque a la hora de hacer realidad sus anhelos, empezaban a llover las condiciones: “Déjame primero ir a enterrar a mi padre” “primero déjame despedirme de mi familia” etc. Por eso hoy Jesús en el evangelio nos vuelve a recordar que el discipulado es una misión que nos pone a pensar con cabeza fría, como el que quiere construir una torre, o el rey que se dispone a luchar con su adversario.

Para ser auténticos discípulos de Jesús es necesario desligarnos de aquellos vínculos que nos mantienen atados al pasado y no nos permiten avanzar con libertad hacia la meta como hijos de Dios. Un verdadero discípulo de Jesús hace una elección radical, da un giro de 180 grados a su vida, huye del conformismo y de la mediocridad, no puede estar con un pie adentro y el otro afuera. Aquí el cambio de mentalidad es decisivo, pues se necesita “pensar como Jesús pensó” para estar en condiciones de cargar con la cruz de cada día. El compromiso cristiano no puede ser fruto de un momento emotivo, de un entusiasmo pasajero, sino que es una decisión continua, de cada día y para toda la vida, aunque a veces se sientan desánimos y no se tengan ganas de continuar el camino.

En la formación de Jesús a sus discípulos, podemos decir que se da dentro de un proceso, en el cual queremos destacar cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetra íntimamente y se alimentan entre sí:
a) El encuentro personal con Jesucristo
b) La conversión
c) El seguimiento o discipulado
d) La comunión con el Maestro y con los otros discípulos
e) La misión.

El discípulo no puede tener una fe totalmente desentendida de los problemas sociales y económicos que vive el mundo de hoy, una fe temerosa al compromiso y a la entrega total por los hermanos. De otra parte cuando Jesús habla de relativizar la familia, de dejar padre, madre, esposa, hijos, hermanos, se está refiriendo a la necesidad de edificar un nuevo sistema de relaciones, un nuevo modelo de sociedad, en el que la fraternidad, la solidaridad, el servicio son fundamentales y en el que toda estructura, incluida la familiar, están en función de construir este nuevo tipo de sociedad y no uno contrario. El seguidor de Jesús está llamado a ser partícipe de esta nueva sociedad, donde lo principal es hacer presente en la historia el reino de Dios, lo cual exige en él un cambio de valores y de prioridades: renunciar a todos sus bienes, es decir, renunciar a todo tipo de seguridad para poder colaborar libremente y sin impedimentos en la gran obra de Dios.

ORACIÓN
Señor necesitamos adquirir el don de dejar todo aquello que nos ata para poder llegar como mensajeros y obreros  a donde está la necesidad, la ceguera, sordera y distracción, incluso en  nuestros cercanos, quita de nosotros todo lo que impide descubrir que eres la esencia de nuestra existencia, para alcanzar la sanidad y el estilo de vida que tu quieres para nosotros, basado en el amor. Por favor fortalécenos para ser capaces de decir y hacer el “Heme aquí que dispuesto(a) estoy”.  Amén


"Entrar en la comunidad discipular es una inversión de alto precio que requiere ser afrontada con realismo  y compromiso”