“ANUNCIAR
CON VALENTÍA EL EVANGELIO”
PRIMERA LECTURA
EFESIOS 3, 14-21
“Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento;
así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios”
Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre, de quien
toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los
tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo
profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que
el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos,
lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo
que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra
plenitud, según la plenitud total de Dios.
Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo
que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la
gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los
siglos de los siglos. Amén. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
La primera lectura nos deja ver la vida cristiana
como un itinerario. Es grande haberlo comenzado, y eso nos lo otorgó la fe,
pero es más grande avanzar y crecer en él, y eso es lo propio de la madurez
cristiana. La invitación, pues, es a madurar.
¿Qué implica esa madurez? Apoyémonos en ese texto de
la Carta a los Efesios para descubrir algunas de sus notas peculiares. Las
palabras claves parecen ser: cristianos robustos, enraizados en el amor,
habitados por Cristo, llenos de sabiduría espiritual, esto es, aptos para
comprender las dimensiones propias del amor. Cada una de esas expresiones nace
de experiencias reales de la vida de fe: Hay que estar "robustos"
porque creer es entrar en la batalla y porque hay enfermedades que tratan de
apocar y debilitar el alma. Hay que estar enraizados en el amor, pero sólo
quien se sabe amado llega a amar y sólo quien está dispuesto a amar soportará
los desengaños y dificultades que la vida trae. Hay que estar habitados por
Cristo porque ningún otro señor dará su rumbo cierto al barco de nuestra vida y
nadie como él podrá defendernos de lo que no vemos. Y hay que estar colmados de
sabiduría y capaces de reconocer las dimensiones del amor porque hasta el fin
de nuestros días seremos discípulos y porque es necesario para gastar la
eternidad admirando el perpetuo milagro insondable del amor divino.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / La misericordia del Señor llena la tierra.
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
Pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este es un canto de alabanza a Dios por su poder
manifestado en la creación, en el gobierno de las naciones, en la ayuda
concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso que solo Israel y
tiene motivos más amplios aún para cantar alabanza, con la humilde confianza de
ser objeto del amor de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 12, 49-53
“No he venido a traer paz, sino división”
"En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!
Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis
que he venido a traer al mundo la paz? No, sino división. En adelante, una
familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán
divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra
la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra
la suegra". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El Espíritu Santo es el fuego que Jesús trae a la
tierra. No podemos entender el fuego que anuncia Jesús como una realidad de
destrucción, de muerte o de juicio aniquilador. El fuego del Espíritu, es el
único que pondrá en marcha la nueva humanidad y hará posible que el Reino de
Dios se establezca en la historia. Este fuego causará división, porque el
Espíritu revelará el sentido verdadero de la historia y el plan que Dios tiene
para la humanidad. Ese sentido original del plan de Dios es contrario al
egoísmo humano que se ha enseñoreado y que se ha establecido como ídolo,
interfiriendo en las relaciones humanas. Es importante que nos preguntemos ¿de
parte de quien estoy? ¿Qué ruta estoy siguiendo? ¿Camino según la fuerza del
Espíritu o según los intereses del egoísmo humano? En la respuesta que demos a
Jesús, está la definición de nuestra propia historia. Jesús viene a tirar por
el piso la falsa paz que ofrece el mundo. Entonces dependiendo del lado que nos
ubiquemos así estaremos más cercanos al Reino o a las estructuras mundanas de
la sociedad. El Reino no se instaura con lazos de sangre y carne, sino con
adhesión total a Dios.
ORACIÓN
Te damos gracias, Señor por tu mensaje de vida y
salvación. Abre nuestros oídos, y despierta nuestro corazón a Ti. Tu Palabra nos
muestra la forma y enseña el camino que debemos recorrer a diario; pero en
ocasiones encontramos distracciones que nos apartan de lo esencial. Te pedimos
Señor, que con tu Espíritu abras nuestro entendimiento y nos des sabiduría para volver a la fuente de tu
Palabra y llenarnos de ti. Danos valentía para anunciar tu Palabra. Amén.
“Asumamos el riesgo de la división al
proponer el Evangelio con todas sus consecuencias”
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