miércoles, 1 de octubre de 2014

Domingo 26 de Octubre de 2014


“LO ESENCIAL ES EL AMOR”

PRIMERA LECTURA
ÉXODO 22,20-26

“Si explotáis a viudas y huérfanos, se encenderá mi ira contra vosotros”

Así dice el Señor: "No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

Poco tiempo después de la salida del pueblo judío de Egipto (al tercer mes, dice Ex. 19,1), llega Israel al pie del monte Sinaí. Allí tendrá lugar el acontecimiento que sellará definitivamente la relación de Dios con su pueblo: La Alianza. Israel ha sido elegido por Yavhé después de que ha sido liberado de la esclavitud y ahora estas acciones recibirán su confirmación definitiva en la revelación de Dios que dará al pueblo sus mandamientos y el código de la alianza; Israel será el pueblo de Dios para siempre. Estos tres pasos ( elección, liberación y alianza) de un único hecho histórico constituirán el dogma primordial de la fe de Israel, y a partir de él se interpretará todo el resto.
Para ello el texto en esta alianza se vale de tres figuras que simbolizan lo que NO es su proyecto: la viuda, como símbolo de los más desvalidos de los seres por no tener un macho que le de identidad; el forastero, por no tener un pedazo de tierra donde realizar su proyecto personal y familiar, y el que no posee nada y que va de préstamo en préstamo, como símbolo de un indigente. Si el seguidor de Yavhé pasa por alto estos tres extremos o se aprovecha de su situación o no hace nada por mejorarla ( lo más común aún en nuestros días) el mismo está atrayendo sobre sí la desgracia por ir en contravía del proyecto de la justicia que es la esencia misma del propósito de Dios que mueve todo el aparato liberador de Egipto  


SALMO RESPONSORIAL: 17
R./ Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este Salmo es una alabanza a Dios (puesta en boca de David) por la protección que obtuvo en su lucha contra diversos enemigos. La presencia de Dios se manifestó en medio de la tormenta. El tono guerrero de este salmo podemos tomarlo como una imagen literaria y aplicarla a realidades nuevas, en el orden espiritual. También estamos en lucha con el pecado, con el mal, con la muerte. Dios es el único que puede iluminar nuestras tinieblas.    


SEGUNDA LECTURA
1TESALONICENSES 1,5C-10

“Abandonasteis los ídolos para servir a Dios y vivir aguardando la vuelta de su Hijo”

Hermanos: Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra del castigo futuro. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Esta segunda lectura enviada  a la comunidad de tesalónica es una acción de gracias que sirve de prólogo. El pasaje describe la acogida dispensada a Pablo  por la comunidad y como se ha difundido en ella la Buena Nueva del evangelio. Pablo ha quedado sorprendido por el celo con el que los tesalonicenses le han imitado, convirtiéndose, a su vez en un modelo para los demás creyentes y comunidades. El crecimiento de la iglesia se realiza  a través de limitaciones, si así puede decirse. El Antiguo Testamento pedía a los fieles que imitaran a Dios: que sean santos como Dios es santo (Lev 19,1-2). Esta misma idea se encuentra también en la enseñanza de Jesús (Mat. 5, 48; luc 6,36). Pero lo que caracteriza al Nuevo Testamento es que las mujeres y hombres pueden ser imitados porque ellos mismos se han convertido en signos de Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 22,34-40

“Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo”

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le dijo: ""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Con el evangelio de hoy podríamos decir que hemos comenzado la recta final del año litúrgico; esto significa que dentro de un mes estaremos finalizando un ciclo litúrgico para dar inicio al siguiente.  Nos vienen entonces de maravilla las lecturas de hoy, para que desde ya empecemos a revisar nuestra vida de fe y cada una de nuestras acciones a lo largo de este año.  La frase clave del domingo anterior nos puede ayudar a entender con más precisión el mensaje de hoy y el de los próximos domingos. Escuchamos hace ocho días la bien conocida frase de Jesús que en su primera parte a muchos no nos gusta: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Mt 22,21”.  Centrémonos hoy pues en esta segunda parte, es decir en lo más importante: lo que hay que dar a Dios; de este modo lo que habría que darse al César tendrá siempre que ir disminuyendo cada vez más, en la medida en que vamos ampliando nuestra conciencia de ciudadanos del Reino de Dios; de tal manera que todo lo que somos y tenemos estará únicamente en función de ese proyecto del Reino que es una sociedad alternativa, solidaria, igualitaria y fraterna; él, “César” (impuestos exagerados e injustos) y su sistema tendrán que desaparecer por fuerza. El evangelio de hoy también nos coloca en una situación de controversia como el domingo pasado.  Los diversos adversarios proponen sistemas a Jesús para comprometerle; quieren colocarlo contra la espada y la pared. El turno hoy es para un experto en la ley, el grupo de los fariseos. La cuestión que propone a Jesús es típica para los expertos en la ley, se había llegado a establecer una lista de doscientos cuarenta y ocho mandamientos y trescientas sesenta y cinco prohibiciones. Ante este cúmulo, muchos expertos hacían afirmaciones que se acercaban a la de Jesús. La pregunta por el mandamiento “principal” de la ley, supone que Jesús debe responder sobre los mandamientos escritos en los libros atribuidos a Moisés (Torá). La respuesta de Jesús pone en un mismo plano dos mandamientos, los dos tenidos por principales, de modo que hace de ellos uno sólo: “Amar a Dios y amar al prójimo”.  Los libros de la ley de los profetas con tantas normas, dogmas y leyes (seiscientos trece), son resumidas por Jesús en el “Amor”. Pues bien, el que ama a Dios y ama al prójimo cumple todos los mandamientos contenidos en esta alianza, el amor es la única manera de ser fiel a la alianza.  El amor es la única certeza y garantía de ser verdaderamente felices aquí en la tierra y más adelante heredar el cielo.  Como lo he comentado muchas veces con ustedes, el gran reto del cristianismo de toda la historia (pasado, presente y futuro) es: “Viviendo el AMOR de Dios, atreverme a PERDONAR y amando y perdonando hacerme SERVIDOR Y MISIONERO para los demás”, (AMAR, PERDONAR Y SERVIR).              

ORACIÓN
Dios  Padre nuestro, creemos en Ti aunque no te veamos, pero nos llenamos de una alegría radiante al saber que somos tuyos y nos amas. Sabemos, que tú siempre estas presente en nuestra vida especialmente en el rostro de nuestros hermanos más necesitados y en ellos podemos expresar todo nuestro amor hacia Tí. Permite que en nuestra vida lo fundamental siempre sea el amor, tanto a ti, como  a los hermanos, y que tu amor  nos lleve a vivir una vida coherente a nuestra fe. Amén.

“El Espíritu de Dios nos capacita para amar a todos sin preferencias ni miramientos”


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