martes, 1 de mayo de 2012

Viernes 18 de mayo 2012


“UNA PALABRA DECISIVA: ¡NO TENGAS MIEDO!”
PRIMERA LECTURA
HECHOS 18,9-18

“Muchos de esta ciudad son pueblo mío

Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: "No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío."
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios. Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron: "Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley." Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: "Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos." Y ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso.
Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.  Palabra del Señor. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Hechos nos presenta un capítulo interesante, en una visión nocturna, en un sueño, el Señor le dice a Pablo, una de las frases de las que más veces se escuchan tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, dirigidas a personas a las que Dios ha elegido para ser sus testigos en el mundo: “no temas” oyeron lo mismo Moisés, Jeremías, María y ahora Pablo.
En el caso de Pablo, la estancia en Corinto debía serle difícil, por dificultades externas e internas. La voz del Señor le anima “no temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo”. Y hay otro motivo que puede resultarnos sorprendente: “muchos de esta ciudad son pueblo mío”. La escena que describe a continuación Lucas es bastante cómica, porque el procónsul Galión se desentiende irónicamente de la discusión, al ver que no afecta al orden público, sino a cuestiones internas de religión, y no hace caso tampoco al ver que apalean precisamente al jefe de la sinagoga, que ahora es Sóstenes. También hoy puede Dios decirnos: “muchos de esta ciudad son pueblo mío”. A pesar de la mala fama de Corinto, Dios espera que muchos se conviertan porque están destinados a la vida.

SALMO RESPONSORIAL: 46
R. / Dios es el rey del mundo.

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
 él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado. R.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 16,20-23a

“Nadie os quitará vuestra alegría

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El símbolo del parto es empleado por Jesús no sólo para hacer referencia a su propia resurrección, sino también para hablar de la resurrección que experimenta el hombre y la mujer al liberarse de la opresión y el egoísmo; todo aquel que renuncia al individualismo, a la violencia y a la indiferencia inicia un proceso de resurrección y de participación en el Reino de Dios, gracias a ese aliento divino que fluye en el corazón de la humanidad, que le permite mirar el mundo con esperanza, con una visión alentadora de la vida, la cual derrota toda realidad de muerte y tristeza. El parto expresa en este relato la esperanza de la humanidad, pues la vida no se puede comprender únicamente como un camino de sufrimiento, de derrotas, de verdades ya sabidas y de destinos irremediables. El mensaje de Jesús es claro: no estamos condenados a vivir en el dolor y en el sufrimiento; éstos son parte de nuestra vida, pero no son la totalidad de la misma. Dios nos ha llamado a ser hombres y mujeres de la esperanza, convencidos de que la última palabra no pertenece al horror de la muerte, sino que le pertenece a la vida, a la alegría del amor fraterno.

ORACIÓN
Cantamos con alegría ante tu presencia, porque nos enseñas con la vivencia de los primeros anunciadores de tu Palabra, que no debemos temer para evangelizar porque eres tu como resucitado quien nos da la certeza de estar con nosotros(as)  y nos proteges de todo ataque de enemigos que quieran acallarnos. Gracias precioso Señor Amén.

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