martes, 1 de mayo de 2012

Jueves 31 de mayo de 2012

“LA MUJER QUE CON SU PRESENCIA CAUSA ADMIRACION Y JÚBILO”


PRIMERA LECTURA
SOFONIAS 3,14

“EL SEÑOR SERÁ EL REY DE ISRAEL, EN MEDIO DE TI”

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta." Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

REFLEXIÓN
No sabemos si Sofonías, cuando habla de la hija de Sion, piensa en el pueblo elegido o en una persona individual que lo simboliza; quizá se le superponen ambas imágenes. Lo importante para él es la expresión “en medio de ti”; Yahvé en medio de su pueblo, no oculto en la estratosfera. Y, cuando Yahvé se acerca a los suyos, ahuyenta el temor y el desfallecimiento, y en su lugar pone la fiesta, el júbilo y el regocijo. La alegría de la presencia de Dios en medio de su pueblo está condicionada en que el Proyecto de Dios se vaya convirtiendo en realidad palpable; y cada creyente tendrá que trabajar, lleno de gozo en esa dirección.

SALMO RESPONSORIAL: ISAÍAS 12, 2-3
R. / El Señor es mi refugio y mi fuerza, él es mi salvador.

En ese tiempo dirás:
«Te doy gracias, Señor,
porque aunque estuviste enojado conmigo,
tu ira ya pasó
y me has devuelto la paz. R.

Dios es quien me salva;
tengo confianza, no temo.
El Señor es mi refugio y mi fuerza
él es mi salvador.»

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1, 39-56

¿QUIÉN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR?

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Celebramos la fiesta de la "Visitación", visita que hace María a su prima Isabel, una vez el Ángel Gabriel le anuncia que Ella había sido elegida como Madre del Mesías, anunciándole también: “Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez ha concebido, porque para Dios nada hay imposible"

Estas palabras son una declaración del poder de Dios, pero también una invitación a servir. María era muy joven, ajustaba hasta ahora unos catorce o tal vez quince años, vivía en Nazaret que queda en la región de Galilea, tenía que atravesar la hostil región de Samaría para llegar a las montañas de Judea; María como buen oyente de la Palabra, escucha esta invitación a servir, no mirando los obstáculos, vemos el espíritu de prontitud y servicio de la Madre del Señor.

Y veamos a Isabel, movida por el Espíritu Santo, reconoce en María a la Madre del Mesías. Diciendo Isabel: "¿De dónde a mí que venga a mí la Madre de mi Señor? Pero las palabras de elogio de Isabel, sin embrago, no se quedan en el corazón de María; Ella no se queda con nada, Ella sólo quiere la alabanza y el servicio a Dios. Es por eso, que al escuchar estas palabras de elogio, Ella entona su sublime cántico de alabanza, el "Magnificat", "engrandece mi alma al Señor", enseñándonos a nosotros, también así, que todo elogio, que todo bien que nosotros encontremos en nosotros mismos, sólo tiene un origen, y se llama Dios. Y que sólo a Dios, alabanza honor y gloria…. por siempre y para siempre.

Pero no cabe duda que el texto del Magníficat es inquietante; es toda una denuncia profética contra el sistema de poder que oprime y excluye. Dios quiere que se abajen nuestros orgullos personales, pero seguramente también tiene proyectado un mundo en el que no haya poderosos que exploten a los débiles e indefensos.

ORACIÓN
Que hermosa es María tu Madre, que mujer sabia, llena de la gracia de Dios, tan ubicada en su realidad, tan entregada a la voluntad del Padre. Cómo no ha de inspirarnos ese empoderamiento de nuestro ser no solo como madres, sino como personas capaces de generar espacios familiares, laborales, barriales, comunitarios y sociales llenos de amor emocional, inteligente, sabio, de prosperidad y belleza. Danos tu Espíritu para que logremos transmitir a nuestras mujeres el verdadero sentido de “ser mujer” al modelo de María, la Bendita entre todas nosotras. Amén.

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