“CON CONFIANZA Y PACIENCIA SE ALCANZAN LAS PROMESAS DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
HEBREOS 10,32-39
“Soportásteis múltiples combates. No renunciéis, pues, a vuestra
valentía”
Hermanos: Recordad aquellos días primeros, cuando, recién iluminados,
soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían
públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que
así eran tratados. Pues compartisteis el sufrimiento de los encarcelados,
aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais
bienes mejores, y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que
tendrá una gran recompensa. Os falta constancia para cumplir la voluntad de
Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía, y el que viene
llegará sin retraso; mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi
favor. Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino
hombres de fe para salvar el alma. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Es hermoso el apelativo que nos regala hoy la Carta a los Hebreos:
"hombres de fe, para salvar el alma”. Si hubiera que resumir la
Carta a los Hebreos en una sola palabra, bien podría ser una exhortación, un
grito: "¡Persevera!". Es una recomendación que no sale de la nada
sino de la realidad humana que todos llevamos dentro y que nos inunda por fuera.
Nuestra condición temporal nos hace inevitablemente propensos al cansancio, la
duda, la mediocridad, la deserción. Y puesto que el problema es una especie de
"lucha contra el tiempo", es maravilloso ver la manera como el autor
de este magnífico documento danza con el tiempo. Es su modo de apelar al pasado
y al futuro, con tino y con gracia, para mover nuestra atención desde el agobio
del "hoy" hacia las tonadas profundas y los cantos de fiesta que nos
saludan desde el pasado y desde el futuro.
Hace cantar al pasado recordándoles cómo fueron: " Recuerden
aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, soportaron
duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a insultos
y tormentos; otras, compartiendo los sufrimientos de los hermanos que eran
maltratados.” Les hace oír los preludios del futuro con estas palabras: "
no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan
es la perseverancia, para cumplir la voluntad de Dios alcanzar lo prometido.
Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir
vendrá sin retraso; y mi justo vivirá por la fe, pero si desconfía, dejará de
agradarme. Pero nosotros no somos de los que retroceden para su perdición, sino
hombres de fe destinados a salvarnos."
SALMO RESPONSORIAL: 36
R./ El Señor es quien salva a los justos.
Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.
Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.
El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.
OREMOS CON EL SALMO
La prosperidad que encuentran muchas veces los malos puede ser una
tentación para los fieles. El salmista, en la perspectiva antigua de una
justicia de Dios realizad aquí en la tierra, asegura que esa prosperidad es
solo aparente y pasajera. El justo debe confiar en el Señor y seguir haciendo
el bien.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 4,26-34
“Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo”
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece
a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de
mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va
produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después
el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la
siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué
parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la
semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás
hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar
en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra,
acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus
discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús acude de nuevo a la experiencia rural de sus oyentes. Aquí la
expresión “Reino de Dios” aparece explícitamente. La acción misteriosa de la
naturaleza sobre la semilla es aprovechada por Jesús para indicar que el
crecimiento del Reino de Dios no depende meramente de la intención humana, sino
también de la intervención misteriosa y silenciosa de Dios. Esta manera de ver
la intervención de Dios en la historia contrasta con dos mentalidades: la de
quienes creen que la acción de Dios en la historia depende exclusivamente de la
iniciativa humana (mérito) y la de quienes creen que Dios actúa sin la
intervención del ser humano (providencialismo). Fijémonos que el evangelistas
tiene cuidado al indicar que el campesino es quien siembra la semilla y está
pendiente de ella día y noche, aunque no sepa cómo crece. Así es el Reino. A
nosotros nos corresponde contribuir a la siembra y estar pendientes de su
crecimiento cada día; pero es a Dios a quien corresponde hacerlo crecer por
todas partes. Por eso el Reino de Dios es don y tarea. – ¿Somos conscientes de
nuestra responsabilidad en la tarea del Reino? ¿Confiamos en la acción
salvadora de Dios en nuestra vida?
ORACIÓN
Señor ayúdanos para que las contrariedades cotidianas nos fortalezcan y
animen a confiar más en Ti, teniendo siempre presente que has prometido estar
con nosotros(as) y llevar a feliz término la obra de tu Reino en nuestras
vidas. Amén
“Nosotros trabajamos para Dios y Él hace la
obra”
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