“EL ESPÍRITU NOS HACE TESTIGOS DEL HIJO”
PRIMERA LECTURA
PRIMERA DE JUAN
4,19-5,4
“QUIEN AMA A DIOS, AME TAMBIÉN A SU HERMANO”
Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguno dice: "Yo amo
a Dios", y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno
no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve.
Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a
su hermano.
Todo el que tiene fe en que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el
que ama a un padre, ama también a los hijos de ese padre. Cuando amamos a Dios
y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos también a los hijos de Dios. El
amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; y sus mandamientos no son
una carga, porque todo el que es hijo de Dios vence al mundo. Y nuestra fe nos
ha dado la victoria sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios,
vence al mundo. Palabra el Señor.
REFLEXIÓN
Un hecho en el que no solemos reparar es que el amor cristiano es
fundamentalmente amor a los hermanos. El amor cristiano no es una vaga simpatía
por la humanidad ni una romántica declaración del bien de la raza humana;
tampoco puede traducirse en simple filantropía o en un programa político o de
construcción de la sociedad, así se trate de aquella sociedad que nos parece
que retrata mejor los valores del Reino.
El amor predicado por el apóstol es aquel que nace ante la obra del
amor. Así como en el plano puramente humano amamos lo amable, según los
sentidos o según los intereses, así en este nivel de la vida de la gracia que
ha llegado por Jesús amamos lo amable, es decir, amamos la obra que Dios ha
hecho en alguien, arrancándolo de las tinieblas y acercándolo a la luz.
Estamos dispuestos a pensar el amor cristiano como una realidad sin
fronteras y parece que al decir que amamos a los nacidos de Dios estamos
encerrándonos sólo en los que son o piensan como nosotros. La cosa es más
compleja. Cada amor se define por su objetivo, el amado, pero también por su
motivo, su causa. El amor cristiano tiene siempre una causa: Dios y lo que nace
de Dios. Esto implica que amamos a los que ya son de Dios y amamos a los que no
son para que sean de Él, para que nazcan de Él.
Con otras palabras: amamos a los que ya son hermanos, porque sentimos y
sabemos que han nacido de Dios, y amamos a los que no lo son para que un día
estén en comunión con nosotros, y con el Padre y el Hijo.
SALMO RESPONSORIAL:
71
R: Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.
Él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día. R.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 4, 14-22a
“VOLVIÓ CON LA FUERZA DEL ESPÍRITU”
Jesús volvió a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y se hablaba
de él por toda la tierra de alrededor. Enseñaba en la sinagoga de cada lugar, y
todos le alababan.
Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado entró en
la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie para leer las Escrituras.
Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar
donde estaba escrito:
"El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
a anunciar el año favorable del Señor."
Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se
sentó. Todos los que estaban allí tenían la vista fija en él. Él comenzó a
hablar, diciendo:
--Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oir.
Todos hablaban bien de Jesús y estaban admirados de las cosas tan bellas
que decía. Se preguntaban: --¿No es este
el hijo de José? Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el evangelio de hoy, Jesús es presentado como poseedor del Espíritu
Santo. Esto significa que su predicación está acreditada por el mismo Dios y,
por consiguiente, está dirigida a los privilegiados del Padre: los necesitados.
La intención, pues, de este relato de Lucas es dar a conocer el rostro de
Jesús, que es asumido como el “Salvador”. Esta concepción salvífica de Jesús es
evidenciada a lo largo del evangelio de Lucas (por ejemplo, Jesús en las
bienaventuranzas se dirige a los pobres reales, a los que pasan hambre y lloran
de verdad) y es de relevante importancia porque con ella se quiere expresar que
con Jesús la promesa de salvación ha llegado a su pleno cumplimiento. En la
acción solidaria y fraterna de Jesús con los pobres y pecadores se expresan
desde ya signos elocuentes de la presencia salvífica y liberadora de Dios en la
historia; es decir, que en Jesús se cumplen las esperanzas más profundas del
pueblo creyente y se hace realidad el Reino de Dios. Es importante que
reconozcamos en Jesús su capacidad salvadora, la cual se expresa eficazmente en
el amor desinteresado por los pobres.
ORACIÓN
Jesús te reconocemos
como el Ungido, como el Hijo del Dios. Nuestras vidas te proclaman, Señor
derrama tu Espíritu Santo en cada rincón de la tierra para que podamos entender
que has venido a dar libertad a los cautivos y vista a los que están ciegos.
Este es el tiempo de gracia, el tiempo en que nos levantaremos y alzaremos
nuestra voz para decir: ¡realmente eres el Hijo de Dios!. Oramos, damos gracias
y bendecimos la vida de Jenifer Rodríguez en su cumpleaños. Amén
“Amar al prójimo es buscar en él que la
imagen de Dios aparezca y brille en esta tierra y en la eternidad”
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