“EL ENCUENTRO CON EL MESÍAS TRANSFORMA
NUESTRA REALIDAD”
PRIMERA LECTURA
1JUAN 3,7-10
“No puede pecar, porque ha nacido de Dios”
Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como
él es justo. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el
principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo.
Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en
él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos
de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios,
ni tampoco el que no ama a su hermano. Palabra del Señor.
REFLEXION
Ya el Evangelio de Juan nos había hecho el maravilloso anuncio: los que
acogen la Palabra reciben poder llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,12). Es muy
importante para este apóstol que descubramos nuestra vocación: hemos nacido de
Dios.
El propósito del pasaje de hoy es que descubramos cómo el ser y el obrar
necesariamente van de la mano. "Operari sequitur esse", decían los
escolásticos: el obrar sigue al ser. Si nuestro ser tiene su fuente en Dios,
porque de él hemos nacido, nuestro obrar sigue al obrar de Dios, según escribe
Juan: "que nadie los engañe; el que hace la voluntad de Dios es justo,
como él es justo".
Ese modo de escribir nos deja entrever el carácter polémico de una carta que
parecería tal vez sólo una colección de poesía mística. Cuando Juan dice:
"que nadie los engañe" es porque sabe de buena fuente que hay quien
engaña. Y el engaño también lo podemos conocer: se trataba de una especie de
secta, tal vez en proceso de formación, que enseñaba entre otras cosas que
nuestra conducta no importaba realmente, mientras mantuviéramos una especie de
luz o de conocimiento sublime y celeste en nuestra mente. La conducta es asunto
de la carne, según ellos, y lo carnal no importa. Por consiguiente, lo que
hagamos con nuestra carne tampoco importa.
Frente a estas semillas heréticas se alza el apóstol Juan: ¡Claro que importa
la carne! ¡El Verbo se hizo carne! Y, ¡por supuesto que importa la conducta, la
vida de cada día! Si te olvidas de la conducta no sólo niegas el misterio de
Aquel que "se hizo carne", sino que niegas su precepto principal: el
amor.
SALMO RESPONSORIAL:
97
R. / Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.
Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 1,35-42
“Hemos encontrado al Mesías”
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en
Jesús que pasaba, dice: "Éste es el Cordero de Dios." Los dos
discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver
que lo seguían, les pregunta: "¿Qué buscáis?" Ellos le contestaron:
"Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?" Él les dijo:
"Venid y lo veréis." Entonces fueron, vieron dónde vivía y se
quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y
siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: "Hemos
encontrado al Mesías (que significa Cristo)." Y lo llevó a Jesús. Jesús se
le quedó mirando y le dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás
Cefas (que se traduce Pedro)." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El relato del evangelio es claramente vocacional. La vocación no es un
llamamiento deshumanizado; adquiere consistencia en las relaciones humanas más
naturales. El evangelio deja claro que la vocación cristiana es un llamamiento
explícito de Dios en el que él toma siempre la iniciativa, tal como se
manifiesta en la autoridad con la que Jesús cambia el nombre de Simón, en la
mirada que Jesús fija en Pedro y, sobre todo, en el misterioso atractivo que
ejerce Jesús sobre los dos discípulos de Juan. El relato gira en torno a una
serie de palabras clave que se desprenden de las dos actitudes del discípulo:
buscar y seguir, más una triple recompensa: encontrar, ver y permanecer. El
binomio buscar-encontrar, es muy significativo, si lo relacionamos con la
Sabiduría bíblica (Sab 6,12-16). La Sabiduría, al igual que Jesús, se deja
encontrar por quienes la buscan. La Sabiduría se deja encontrar “desde por la
mañana”, a la hora en la que Pedro encuentra a Jesús y se pone en camino para
salir al encuentro de quienes la buscan.
Entre nosotros los cristianos, sabio es quien busca a Jesús y puede
encontrarlo en los hermanos.
ORACIÓN
Señor Jesús, enséñanos el camino que lleva hasta ti; queremos ser
testigos(as) de tu amor. Rompe la vida de cada uno(a) de nosotros(as) y
reconstrúyela de nuevo, para que todo lo que hagamos, pensemos y sintamos, sea
fiel reflejo de tu presencia renovadora. Míranos con tu misericordia y haz de
nosotros(as) discípulos(as) que saben creen y saben esperar. Oramos, damos
gracias y bendecimos la vida de Janet Romero en su cumpleaños.
Amén
“Dale permiso a Dios para que mejore tus
expectativas, permítele que te muestre lo que Él es y no lo limites por tus necesidades,
sueños o caprichos”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: