“JESÚS NOS PIDE
HACER EL BIEN POR AMOR”
Todos
estamos llamados por Dios a ser santos, a ser perfectos, como el mismo Padre lo
es; y el camino para llegar a la plena santidad es el amor: amor a Dios y a los
hermanos, amor a los que sufren, amor a sí mismo, a la familia, amor a la
naturaleza, al cosmos-caos entero.
Las
tres lecturas de hoy podría considerarse que están centradas en el tema de la
«santidad por el amor».
PRIMERA LECTURA
LEVÍTICO 19,1-2.17-18
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
El Señor habló a Moisés: "Habla a la asamblea
de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor,
vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tú hermano. Reprenderás a tu
pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás
rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el
Señor." Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La primera
lectura, un fragmento del «código de santidad» del libro del Levítico, presenta
una imagen de santidad mediada por la responsabilidad con el prójimo; es decir,
que el camino para llegar a Dios y lograr la santidad comienza con el respeto
hacia la vida y la dignidad del otro. Este criterio es el centro de la Ley y
los Profetas, el eje que determina nuestra verdadera relación con Dios, el
elemento fundamental de la fe, ya que a través de la apertura a los demás es
como ciertamente somos partícipes de la promesa de salvación dada por Dios a su
pueblo.
SALMO
RESPONSORIAL 102
R./ El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.
Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es una acción de gracias, a través de la
alabanza. Se concentra en este verbo (agradecer) repitiéndolo dos veces al
principio y tres al final. Comienza con la experiencia personal y se va
remontando al recuerdo histórico de Israel en el cual recuerda una experiencia
humana, colectiva y universal que se repite a través de los tiempos,
donde se cuenta siempre con el favor de Dios.
SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 3,16-23
“Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de
Dios”
Hermanos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que
el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois
vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este
mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este
mundo es necedad ante Dios, como está escrito: "Él caza a los sabios en su
astucia." Y también: "El señor penetra los pensamientos de los sabios
y conoce que son vanos." Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres,
pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo
presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
Pablo, en la
primera carta a los Corintios, considera al ser humano como templo de
Dios morada del Espíritu. Con ello está diciendo que cada persona es
presencia concreta de Dios en la historia humana. Este templo del cual habla
Pablo es la comunidad cristiana de Corinto, en donde la Palabra anunciada ha
sido escuchada y ha surtido efecto. La intención, entonces, de Pablo es
advertir a sus oyentes de los peligros que acechan ese templo y que amenazan
con destruirlo; esos peligros se encarnan en aquellos que pretenden anular el
mensaje de Cristo crucificado a través de discursos provenientes de la
sabiduría humana, que rechazan la vinculación e identificación de Dios con la
debilidad humana y la solidaridad de Dios con los marginados de la sociedad. El
mensaje de Pablo es supremamente importante, pues comprende que el verdadero
templo en donde habita Dios son las personas, es en la vida de la humanidad, en
los hombres y mujeres de todo el mundo, sin distinción de raza, cultura o
religión; de esta manera Pablo supera la reducción de la presencia viva de Dios
a una construcción, a unas paredes o a un “lugar” específico de culto. Son las
personas el lugar verdadero donde debemos dar culto a Dios; son las personas el
lugar privilegiado en donde toda nuestra fe se debe expresar, especialmente con
aquellos hombres y mujeres, que, siendo santuarios vivos de Dios, han sido
profanados por la pobreza, la violencia y la injusticia social.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,38-48
“Amad a vuestros enemigos”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo,
en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te
abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte
pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para
caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide
prestado, no lo rehuyas. Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo"
y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y
rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en
el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a
justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?
¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros
hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los
gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es
perfecto." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El elemento fundamental del proyecto cristiano es
presentado en esta sección del evangelio de Mateo: el amor. Este amor propuesto
por Jesús supera el mandamiento antiguo (Lv 19,18) que permite implícitamente
el odio al enemigo. Lo supera porque es un amor que no se limita a un grupo
reservado de personas, a los de mi grupo, o los de mi raza, o a mis
compatriotas, o a los que me aman, sino que alcanza a los enemigos, a los que
parecerían no merecer mi amor, o incluso parecerían merecer mi desamor. Es un
amor para todos, un amor universal, expresión propia del amor de Dios que es
infinito, que no distingue entre buenos y malos. Ser perfecto, como Dios Padre
lo es, significa vivir una experiencia de amor sin límites, es poder construir
una sociedad distinta, no fundada en la ley antigua del Talión («ojo por ojo,
diente por diente»), sino en la justicia, la misericordia, la solidaridad,
enmarcados todos estos valores en el Amor.
Como seres humanos, que somos, no podemos vivir
nuestra vida aisladamente, sino que incluso para llegar a ser necesitamos de la
convivencia, de la compañía, el diálogo... del otro. No podemos convivir sin
alimentar y suavizar continuamente los límites de nuestras relaciones. No hay
sociedad humana sin reglas, sin derecho, sin ley, sin normas de convivencia.
En el Antiguo Testamento, la mayor parte de los
mandamientos son negativos, marcando lo que no se puede hacer, los límites que
no se deben traspasar. En cambio el Evangelio da un salto hacia adelante.
Parecería no estar preocupado tanto por los límites cuanto por el «pozo sin
fondo» que hay que llenar, la perfección del amor que hay que alcanzar, lo cual
no se consigue simplemente evitando el mal, sino acometiendo el bien y
sobretodo no cayendo en la “omisión de este bien”.
El evangelio de hoy nos invita a creer que se puede
amar con más entrega, con más generosidad, con más radicalidad; con una
propuesta de amor a los enemigos, a los que no tendría porque amar, un amor
humanamente más inasequible y racionalmente más difícil de realizar, una
propuesta dura, difícil, capaz de quebrantar el corazón, una propuesta para
llegar a la santidad de Jesús, una propuesta para llegar a ser “perfecto como
nuestro Padre en el cielo es perfecto”.
ORACIÓN
Gracias, Señor Jesús porque hoy nos recuerdas, y algunos quizás enseñas
por primera vez que la verdadera santidad consiste en hacer del amor una
entrega o servicio a los demás. Que por la acción de tu Espíritu Santo seamos
llenos en nuestro corazón de tu amor que nos santifica y que nos lanza o empuja
a dar la vida por los demás aún siendo generosos con los que no lo merecen y
devolviendo bien por mal. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Julio César Suavita en su cumpleaños. Amén.
“Necesitamos
des-aprender mucho de lo que pensamos del amor para re-aprender lo esencial del
amor de Dios”
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