“LLAMADOS A
IRRADIAR LA LUZ DEL SEÑOR”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 58,7-10
“Romperá tu luz como la aurora”
Así dice el Señor: "Parte tu pan con el
hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te
cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida
te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria
del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá:
"Aquí estoy." Cuando destierres de ti la opresión, el gesto
amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies
el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se
volverá mediodía." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El relato que leemos del profeta Isaías se enmarca
en el contexto del ayuno, en donde se realiza una fuerte crítica al pueblo de
Israel por sus prácticas religiosas desarticuladas de la fe y la justicia con
los pobres. El profeta llama a realizar el verdadero culto al Señor,
relacionado plenamente con la justicia y la misericordia. Isaías nos invita a
compartir el pan, abrir la casa al pobre, vestir al desnudo, renunciar a
oprimir al hermano, a la solidaridad con los que sufren, pues en ellos, en los
pobres, en los abatidos y en los mal vistos, es donde el mismo Dios se revela.
Esa debe ser nuestra verdadera práctica de culto al Señor, que
salga del corazón y dará el fruto de una verdadera justicia. Cuando esto
ocurra, la luz de Dios se hará presente, allí podremos decir que es
donde verdaderamente el Dios de Israel habita y habrá luz en nuestra vida y se
llenará de una claridad tal que atraerá a muchos en el seguimiento del Señor.
SALMO RESPONSORIAL 111
R./ El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R.
Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.
OREMOS CON EL SALMO +
Siguiendo el tono de las reflexiones de los sabios,
este salmo proclama la felicidad que gozará el que es bueno, clemente y
compasivo. Las bienaventuranzas de Jesús proponen temas complementarios en
relación con su proclamación del Reino de Dios, que Él hace presente entre los
seres humanos.
SEGUNDA LECTURA
1 CORINTIOS 2,1-5
“Os anuncié el misterio de Cristo crucificado”
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros
el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca
entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste
crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi
predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y
el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los
hombres, sino en el poder de Dios. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Pablo expresa a los corintios que el
misterio de Dios anunciado por él no se fundamenta en la sabiduría humana, sino
en el mismo Señor crucificado, lo cual significa que es Dios quien ha actuado
en Pablo y en la comunidad. Quiere hacer presente el verdadero rostro de Dios
que se revela no a los sabios ni a los poderosos, sino a los más vulnerables y
humildes de la sociedad. El anuncio de la Palabra transformadora de Dios no
pertenece al mundo de la sabiduría humana, sino a la fuerza del Espíritu
de Dios; y ha sido una iniciativa exclusiva de Dios, una acción
liberadora que penetra en el corazón del ser humano y que lo empuja a actuar de
una manera coherente con la Palabra escuchada, con fe, justicia y misericordia.
Pablo nos menciona como tuvo que aprender de
la misión aún también con dolor, después de su experiencia en Atenas, llega a
Corinto “débil”, tímido y tembloroso, no con elocuencia de lenguaje sino con el
poder de Dios que actuaba en él. No podemos ser luz que encadila sino que
ilumina y abre caminos. Y el orgullo encandila.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,13-16
“Vosotros sois la luz del mundo”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con
qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto
de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín,
sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre
así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria
a vuestro Padre que está en el cielo." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy, de Mateo, expresa cuál es la
misión de los creyentes de todos los tiempos: ser sal y luz para el mundo.
Tanto la sal como la luz son elementos necesarios en la vida cotidiana de las
familias. La sal da sabor a las comidas, conserva los alimentos, purifica; en
la antigua Palestina servía para encender y mantener el fuego de los hornos de
tierra. Por su parte, como es sabido, la luz disipa las tinieblas, ilumina y
orienta a las personas; es la metáfora perfecta que emplea el Antiguo
Testamento para hacer referencia a Dios; y es la tarea de los profetas y
en especial la del Mesías: ser luz de las naciones (Isaías 42,6).
Sal y luz, entonces, hablan de la tarea del seguidor fiel de Jesús: Expresar la
fe, su integración con el proyecto de Dios a través del testimonio de vida, a
través de las buenas obras, de los buenos frutos; tiene la misión de mantener
el sabor y la luminosidad de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar del
mundo --empresa que únicamente se logra por medio de una conciencia plena de la
necesidad de fomentar en la comunidad la justicia y la solidaridad entre
los hermanos.
Y cuando la Iglesia no es «luz del
mundo», sino que también aporta oscuridad, el pecado de sus fieles y hasta de
sus sacerdotes, y la falta de renovación para ser sal de la tierra? También hay
que preguntarse eso. Porque la frase del evangelio no es una declaración
dogmática que nos haga inmunes al mal... El mal y el pecado también se adentran
en nuestras vidas, y en la del colectivo eclesial, y hace falta coraje para
verlo, para reconocerlo, y para combatirlo. Combatir el mal, también cuando lo
vemos dentro de nuestra propia Iglesia, es un deber. No es mayor amor el de que
prefiere callar... Ciertamente que la denuncia del mal de la Iglesia tiene que
ser por amor, pero un amor probablemente conflictivo, que encontrará
resistencias. Pero el amor no es capaz de callar de forma cómplice, cuando se
siente en la obligación de combatir el mal, precisamente por amor.
ORACIÓN
Celebrando, este tu día y nuestro día el día de la
resurrección, te damos infinitas gracias porque habiendo vencido la muerte,
Buen Señor te has hecho luz para nuestro camino; te pedimos que asistidos por
el fuego de tú Espíritu jamás nos apartemos de esa luz, y más bien iluminemos
el camino para los que todavía andan en oscuridad. Amén.
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