LA MUJER SIGNO DE RESURRECCIÓN Y ESPERANZA DE UN NUEVO PENTECOSTÉS
Sigue pasando el
tiempo velozmente y como alguien diría de la vida solo van quedando recuerdos;
no obstante la vida representa diferentes realidades, una que son más fuertes y
marcan nuestra vida. Por eso creo que es necesario vivir el presente con
pasión, sacarle todo el jugo posible atreverme desde lo que soy a ser feliz,
para que cuando pase el tiempo los recuerdos sean agradables y sean fuente de
una sonrisa. Un nuevo mes y muy hermoso, donde muy agradecidos recordamos y
celebramos la vida de la mujer desde su maternidad. Un mensaje muy especial de
honra y bendición en este mes a la maternidad de la mujer; nuestra oración,
saludo y bendición a todas las madres en este mes. Quizás teniendo presente
como paradigma y modelo de maternidad y defensora de la vida a María de
Nazareth; por eso quisiéramos resaltar desde ella la figura de las madres.
María es modelo, modelo de vida, pues siendo tan joven acepto llevar en su
vientre al salvador y soporto grandes dolores durante toda su experiencia
maternal; sin embargo, nunca renegó y mucho menos desistió de su misión de ser
madre, porque sabía que esa era la voluntad divina y que a través de ser vida y
generar vida se encontraba el misterio profundo del amor de Dios hecho carne.
Hoy vemos con tristeza que muchas personas desconocen el don de la maternidad
que el Señor le ha dado a la mujer y muchos toman la decisión de no optar por
la vida y de interrumpir el proceso de su embarazo, demostrando así que nuestra
humanidad atraviesa por una profunda pérdida del sentido de la vida. Tantas mujeres pró-vida que si desean ser
madres y no pueden y tantas que si pueden y se niegan a la vida, actualmente
podríamos decir que estamos enfrentando una crisis de humanización. Y nuestra
sociedad necesita ayuda ya que, nadie quiere asumir la responsabilidad de propiciar
condiciones en las que se promueva el bienestar el respeto, la justicia y por
ende el derecho a la vida y de esta manera a vivir en paz.
Dios el creador
desde el mismo inicio le ha dado a la mujer el poder sobrenatural de llevar la
vida dentro de sí, la mujer es vida y generadora de vida. En su vientre, se
gesta un acontecimiento maravilloso que hace eco del misterio de cómo surge la
vida, convirtiéndose ella en co-creadora es decir, colaboradora de Dios. Es un
hecho milagroso que normalmente debería traer felicidad, pero parece que no es
así en nuestro tiempo, en muchas mujeres de hoy. Y muchos nos preguntamos por
qué, y tal vez la respuesta es por que
vivimos en un mundo en que se ha depositado la responsabilidad del cuidado de
la vida solamente a la mujer; por eso varias veces el Papa Francisco ha opinado
de la necesidad de generar una nueva ética humana donde el varón se haga
consciente y responsable de su participación en la gestación de la vida,
acompañamiento y cuidado de la misma.
De esta manera,
la maternidad y la paternidad responsable le abren a la mujer la posibilidad de
expresar todo su potencial, pues cuando el Señor siembra en ella la vocación de
ser madre, la mujer siempre busca lo mejor para su hijo incluso solo desde el
amor está dispuesta a dar su vida por él. Es preciso hacer un cambio de
mentalidad, ya que en la sociedad de hoy se ha generado la idea de que tener
hijos es una esclavitud, es una adversidad, es un estorbo es una acontecimiento
que arruina la vida, que la cierra a la mujer las puertas de crecer como
persona, pero reconociendo las dificultades de nuestros tiempos, ser madre debe
ser una realidad maravillosa, una oportunidad de abril nuevas posibilidades y
de cambiar a la sociedad. No dejemos que este pensamiento facilista de muerte
muchas veces no de libertad sino de libertinaje nos contagie, miremos a María
de Nazareth como modelo que acepto la voluntad de Dios. La mujer siempre
presente en los grandes acontecimientos de la historia; la mujer signo del
anuncio de la nueva noticia (Anunciación); signo del cumplimiento de las
promesas de Dios (Encarnación); y signo de la vida de la vida nueva y la
resurrección. Por eso con María y con la mujer generadora de vida en medio de
los tiempos difíciles podemos seguir caminando con certeza y esperanza hacia un
nuevo Pentecostés, que es el Pentecostés del amor, de la entrega total en el
servicio a los demás como lo hacen todas las madres. De nuevo una gratitud, exaltación y bendición a todos los diferentes
rostros de madre; Madres campesinas, madres indígenas, madre afro, madres
educadoras, tantas mujeres que generosamente sin serlo se han atrevido a
cumplir con toda generosidad el rol de una madre, madres hermanas, madres
tías,etc. Un Feliz mes lleno de bendiciones para todas ustedes.
Roberto Zamudio
PROMESA
BIBLICA DEL MES
Acaso puede una mujer olvidarse de su
niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque estas mujeres
se olvidaran de su hijo yo de ti no me olvidare jamás dice el Señor. Isaías 49
15
ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Buenos
días Dios Padre y Madre de nuestra vida. En el día a día de este mes queremos
agradecerte por las madres y en especial por el amor tan similar al tuyo
que has colocado en ellas. Te pedimos nos ayudes a que nosotros como
hijos e hijas, sepamos también obedecerles con conciencia y humildad.
Regálanos también sentimientos y acciones de ternura, paciencia, buen trato,
protección y provisión, como lo haces Tú y la mayoría de mujeres que son
madres. Apártanos de sentimientos y acciones negativas como abandono,
descuido e indiferencia por todas las personas pero especialmente x el ser que
se ha engendrado. Señor que la unción de tu Espíritu Santo, nos lleve a
descubrir, asimilar y adquirir los dones que has regalado a las madres y que
debemos tener todos los seres humanos, para responder al sentido de la
Resurrección. Si vivimos en la maldad, en lo que hace daño a las demás
personas, estamos negándote y negando a los seres que nos dieron la vida.
Queremos ir caminando contigo y clamando nos hagas cada vez
mejores seres humanos, para alcanzar la verdadera paz y reflejarte a ti,
Dios de Amor. Amén
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Buenas
noches Señor, aquí en el descanso y en el silencio de la noche, luego de
un día de ires y venires, te buscamos, con ansia, con fuego en nuestro
corazón, recibe en esta noche nuestra adoración. Te anhelamos, te
necesitamos, te amamos más que a nuestro ser. Te entregamos
nuestros aciertos, desaciertos, el daño que hayamos hecho con nuestro
obrar. Ayúdanos Señor a enmendarlo, necesitamos de una gran porción de tu
Espíritu Santo para convertir todo aquello que no sea tuyo y obedecer a todo
los que Tú nos pides, para cumplir y hacer tu voluntad, para hacer vida
tu Palabra.
Gracias
por que tu amor por nosotros es infinito, tan alto, tan ancho, tan grande que
no lo podemos tocar, pero lo percibimos y lo sentimos en cada instante de
nuestra vida. Cámbianos, transfórmanos y ayúdanos a seguir tu ejemplo, Jesús,
fortalécenos en esta noche y que podamos levantarnos como las águilas y llenas
de tu Espíritu salir a cumplir tu misión. Amén.
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