domingo, 1 de mayo de 2022

Lunes 30 de Mayo de 2022

 

“VENCIENDO AL MUNDO, UNIDOS A CRISTO”

 

PRIMERA LECTURA

HECHOS DE APÓSTOLES 19,1-8

 

“¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?”

 

Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: "¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?" Contestaron: "Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo." Pablo les volvió a preguntar: "Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?" Respondieron: "El bautismo de Juan." Pablo les dijo: "El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús." Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses habló en público del reino de Dios, tratando de persuadirlos.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Pablo llega a Éfeso, en su tercer viaje misionero. Éfeso era una de las ciudades más importantes  de la época. Allí estuvo más de dos años, fundando una comunidad a la que luego le escribiría una de sus cartas. En Éfeso, como siempre, primero predica a los judíos, en la sinagoga. Pablo encuentra una comunidad evangelizada por Apolo que sólo conocía el bautismo de Juan. Pablo completa la formación de los cristianos e impone sobre ellos las manos. La recepción del Espíritu es un nuevo Pentecostés con sus propias manifestaciones: hablar en lenguas y profetizar. Esta primera comunidad de Éfeso esta compuesta por 12 varones, representación de los 12 primeros discípulos que siguieron a Jesús. Este es el 5o Pentecostés relatado por Hechos de los Apóstoles: el 1o aconteció en Jerusalén con los apóstoles reunidos y María (Hch 2,1-13); el 2o durante la oración en la persecución (Hch 4,31-32); el 3o el de los gentiles, que acontece en casa del centurión romano (Hch 10,44-48); el 4o cuando el Espíritu baja sobre los escogidos para la misión (Hch 13,1-3). Realmente, el Espíritu está presente con su fuerza en los momentos decisivos de la Iglesia de los orígenes: orientando las decisiones, fortaleciendo a las personas, impulsando la misión. Pidamos al Espíritu Santo que impulse nuestra vida de servicio.

 

SALMO RESPONSORIAL: 67

R. / Reyes de la tierra, cantad a Dios.

 

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,

huyen de su presencia los que lo odian;

como el humo se disipa, se disipan ellos;

como se derrite la cera ante el fuego,

así perecen los impíos ante Dios. R.

 

En cambio, los justos se alegran,

gozan en la presencia de Dios,

rebosando de alegría.

Cantad a Dios, tocad en su honor,

su nombre es el Señor. R.

 

Padre de huérfanos, protector de viudas,

 Dios vive en su santa morada.

Dios prepara casa a los desvalidos,

libera a los cautivos y los enriquece. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es un canto recitado en la liturgia de Jerusalén, en el que se hace reminiscencia de los grandes momentos de la historia sagrada. La comunidad alaba  a Dios por su constante amor. Todos los pueblos pueden reconocer la grandeza del Dios de Israel. La historia de liberación tiene su culminación en la  historia de Jesús y de la Iglesia. La invitación a unirse al pueblo de Dios en su acción de gracias se hace aún más universal.  

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 16,29-33

 

“Tened valor: yo he vencido al mundo”

 

En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Confesar que Jesús es el Hijo de Dios no es tan fácil, y es esto lo que Jesús intenta comunicar a sus discípulos. Después de un largo proceso de enseñanza y conversión a los valores del Reino, los discípulos reconocen que Jesús es el Verbo Encarnado de Dios; sin embargo, Jesús escucha dicha confesión con cierta suspicacia, pues aquellos que ahora lo confiesan como el Hijo de Dios, más adelante serán los primeros en abandonarlo y negarlo. Ante este abandono futuro de los discípulos, Jesús reacciona expresando su convencimiento de la permanencia y la fidelidad de Dios. Por lo visto, los discípulos únicamente han confesado una parte del misterio salvador otorgado por medio de Jesús, olvidándose de un elemento esencial en su seguimiento: el camino de la cruz como camino real de salvación y de vinculación total al proyecto divino de Dios. El evangelista Juan quiere comunicar a la comunidad cristiana de todos los tiempos que no basta con confesar que Jesús es el Hijo de Dios; es necesario transparentar con nuestra vida dicha realidad, a través de la continua donación de nuestra vida al proyecto de amor iniciado por Jesús de Nazareth; la realidad del amor incondicional es capaz de vencer la injusticia y la violencia del “mundo”.

ORACIÓN

Amado Dios, llévanos a tener siempre presente que la presencia de tu Espíritu no nos dispensa de las dificultades de la vida, sino que nos capacita para vencer el mundo, para no temer, mantener la paz y permanecer firmes aun cuando todo parezca oscuro. También a entender que somos obra de tu Espíritu y que si lo permitimos Él nos guía y conduce por los caminos del Evangelio. Amén

  “Nuestro camino cristiano está en permanecer en Cristo y estar seguros de que en Él está nuestra victoria”

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