Visitación de la Virgen María
PRIMERA LECTURA
SOFONIAS 3,14-18a
“El Señor será el rey de Israel, en medio de ti”
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de
todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus
enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se
complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta."
Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
No sabemos si Sofonías, cuando habla de la hija de Sion, piensa en el
pueblo elegido o en una persona individual que lo simboliza; quizá se le
superponen ambas imágenes. Lo importante para él es la expresión “en medio de
ti”; Yahvé en medio de su pueblo, no oculto, y cuando Yahvé se acerca a los
suyos, ahuyenta el temor y el desfallecimiento, y en su lugar pone la fiesta,
el júbilo y el regocijo. La alegría de la presencia de Dios en medio de su
pueblo está condicionada en que el Proyecto de Dios se vaya convirtiendo en
realidad palpable; y cada creyente tendrá que trabajar, lleno de gozo en esa
dirección.
SALMO RESPONSORIAL: ISAÍAS 12, 2-3
R. / El Señor es mi refugio y mi fuerza, él es mi
salvador.
En ese tiempo dirás:
Te doy gracias, Señor,
porque aunque estuviste enojado conmigo,
tu ira ya pasó
y me has devuelto la paz. R.
Dios es quien me salva;
tengo confianza, no temo.
El Señor es mi refugio y mi fuerza
Él es mi salvador.»
OREMOS CON EL SALMO
Este es un cántico de Acción de Gracias. Un himno de alabanza compuesto
para celebrar la esperanza del glorioso Reino del Santo de Israel. La mención
de aquel día, y el hecho de que haya cesado la indignación del Señor, lo
convierten en un himno mesiánico. Va por ello más allá del Israel posterior al
exilio y anticipa la plenitud de la salvación mesiánica. Necesitamos expresar
nuestra gratitud a Dios: agradecerle, alabarle y hablar a otros de Él. Debemos
alabarlo desde lo profundo de nuestro corazón agradecido. Y debemos anunciar
las buenas nuevas a los demás.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1, 39-56
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
En aquellos días, María se puso en
camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en
grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que
has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la
grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él
hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del
trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de
bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel
unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Celebramos la fiesta de
la "Visitación", visita que hace María a su prima
Isabel, una vez el Ángel Gabriel le anuncia que Ella había
sido elegida como Madre del Mesías, anunciándole también: “Ahí tienes a tu
parienta Isabel, que a pesar de su vejez ha concebido, porque para Dios nada
hay imposible" Estas palabras son una declaración del poder de Dios,
pero también una invitación a servir. María era muy joven, ajustaba
hasta ahora unos catorce o tal vez quince años, vivía en Nazaret que
queda en la región de Galilea, tenía que atravesar la hostil región de Samaría
para llegar a las montañas de Judea; María como buen oyente de la Palabra,
escucha esta invitación a servir, no mirando los obstáculos y se encamina
para servir a su prima Isabel, vemos el espíritu de prontitud y servicio de
la Madre del Señor. Es el amor que la hace colocar en camino. Es el amor la que la hace
servir. Es capaz de abandonar su propia seguridad para vivir a profundidad la
caridad. El encuentro de las dos mujeres: la anciana y la joven, es el
encuentro del Israel que esperaba (Isabel) y el Israel que ve cumplidas las
promesas de Dios (María). La fe de María queda exaltada en el relato. Pero esa
misma fe de María, es importante aclarar, es una fe en movimiento. Una fe que
no se desconecta de las realidades de la historia, antes por el contrario es
una fe que se hace solidaridad allí donde la necesidad humana lo clama. Una de
las grandes lecciones que estamos llamados a asimilar de la fiesta de la
Visitación de la Virgen María a su prima Isabel es que la fe, tal como se ha de
vivir en la experiencia cristiana, siempre está ligada a la caridad, al
servicio, a la solidaridad. No se puede tener fe y ser insensible al dolor y a
las necesidades de los hermanos. ¿Está nuestra fe ligada a la caridad y al
servicio?
Y ya para terminar
detengámonos en el texto del Magníficat declarado por María, es inquietante; es toda una
denuncia profética contra el sistema de poder que oprime y excluye. Dios
quiere que se abajen nuestros orgullos personales, pero seguramente también
tiene proyectado un mundo en el que no haya poderosos que exploten a los
débiles e indefensos.
ORACIÓN
Que hermosa es María tu Madre, que mujer sabia, llena de la gracia de
Dios, tan ubicada en su realidad, tan entregada a la voluntad del Padre. Cómo
no ha de inspirarnos ese empoderamiento de nuestro ser no solo como madres,
sino como personas capaces de generar espacios familiares, laborales,
barriales, comunitarios y sociales llenos de amor emocional, inteligente,
sabio, de prosperidad y belleza. Danos tu Espíritu para que logremos transmitir
a nuestras mujeres el verdadero sentido de “ser mujer” al modelo de María, la
Bendita entre todas nosotras. Amén.
“La Virgen María nos enseña cómo debe ser el
verdadero servidor: tiene iniciativa, nunca se considera indispensable, siempre
lleva a Jesús, le da toda la gloria a Dios y sabe posponerse”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: