“EL AMOR: LA LOCURA DE JESÚS”
PRIMERA LECTURA
2SAMUEL 1, 1-27
“¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!”
REFLEXIÓN
David lamenta la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, el texto
describe el llanto de David, un llanto que es de verdad. Recuerda y elogia
a Saúl son sus cualidades verdaderas: "La flor de Israel
hería en tus alturas; ¡cómo cayeron los valientes!", describiendo a Saúl
como valiente. Y llama a Saúl y Jonathan , "rayos de la
guerra", "rápidos como águilas, bravos como leones". David no
hace un estéril y convencional discurso, no dice mentiras Pero sobre todo,
David llora por algo, que es la unción de Saúl, ya que Saúl era un
ungido del Señor".
David sabe reconocer el valor de la unción, del plan de Dios en una
persona. Hay tres llantos en David. Un llanto por una cualidad humana perdida,
en este caso, Saúl que es un valiente, por un bien humano perdido; hay un
llanto porque el plan de Dios ha quedado herido, ese es el más alto, ese es el
más espiritual, ese es el más profundo; y hay otro llanto, porque un afecto
personal ha quedado solo, ha perdido algo, ha perdido a alguien, ha perdido a
Jonatan su amigo, por el cual tenía un gran afecto y amistad. Y esos tres
llantos distintos nos revelan tres amores distintos que puede haber en el
corazón humano. De amor a lo bueno, a lo grande, a lo valioso, eso corresponde
al llanto por Saúl, que era hombre muy valiente; el amor a mis amigos, mis
sentimientos, mi gente con la que compartimos, ese es el llanto de mis
sentimientos, de mis afectos, ese es el llanto que David hace por Jonatán. Y el
llanto porque la causa de Dios ha quedado en entredicho, porque el plan de Dios
ha sido herido, porque a Él se le ha desatendido, porque a Él no se le ha
obedecido. Son tres llantos y tres amores distintos, David, ama lo grande
y bello, ama a sus amigos, ama la causa de Dios; tres amores distintos.
Que Dios nuestro Señor infunda su Espíritu de amor en nosotros, para que
en nosotros crezcan también estos tres amores. Sobre todo, desde luego,
pidámosle para que crezca el amor a su unción, a su mismo Espíritu, a su plan
entre nosotros. Y que los otros amores, el amor de sentimiento y el amor
por lo grande, que esos otros amores vayan de la mano con el amor de Dios y al
plan de Dios.
SALMO RESPONSORIAL:
79
R. / Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas
de nuestros vecinos, nuestros enemigos
se burlan de nosotros. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es una súplica que toda la nación dirige al Pastor de Israel,
en un momento de grave calamidad. Israel es presentado como una “vid” que el
Señor sacó de Egipto y plantó cuidadosamente en la Tierra prometida. El
recuerdo de aquella solicitud hace más angustiosa la situación presente y
confiere mayor intensidad a la súplica de toda la comunidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 3, 20-21
“Su familia decía que no estaba en sus cabales”
En aquel tiempo volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta
gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a
llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
La misión de Jesús desata el asombro de los creyentes sencillos, la
oposición de escribas y fariseos y el rechazo de sus propios parientes. Marcos
es el único evangelista que resalta la tremenda oposición que suscitó la acción
de Jesús, y no duda en señalarnos la confusión que la actitud de Jesús genera
entre sus allegados. Al parecer, la reacción de la familia de Jesús se desata
cuando se enteran de la conformación de un grupo permanente de seguidores de
Jesús.
Reflexionemos como de muchas formas Jesús se hace presente en nuestros
hogares, en la familia, en los vecinos, en los amigos; también en la vida hecha
oración, sacrificio, compartir, y, por qué no, en los conflictos, pleitos,
enfermedad, pérdidas, etc. Lo más importante es que seamos capaces de
identificar su presencia amorosa y su fortaleza motivadora que nos invita a no
desmayar ni a perder la fe. Si encarnamos su mensaje de Vida y Salvación,
tengamos la certeza de que nos sucederá como a Jesús: su propia familia lo
creía fuera de sí. Jesús fue visto como inadaptado por no seguir lo establecido
para un varón de su edad en la sociedad judía. No actuar en conformidad con lo
establecido por el sistema dominante, no practicar el silencio cómplice –quizá–
frente a lo que empobrece la vida del pueblo, es una locura. Cabe preguntarnos:
¿Es válido el silencio cómplice en un momento en que sigue en peligro la vida
de las mayorías?
ORACIÓN.
“Radicalidad y
compromiso exigen las palabras de Jesús, aunque parezca ilógico”
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