sábado, 1 de enero de 2022

Miércoles 12 de Enero de 2022

 

 “UN LLAMADO EN LA OSCURIDAD”

 

PRIMERA LECTURA

1SAMUEL 3, 1-20

 

“Habla Señor, que tu siervo te escucha”

 

En aquellos días, el pequeño Samuel servía en el templo del Señor bajo la vigilancia de Elí. Por aquellos días las palabras del Señor eran raras y no eran frecuentes las visiones. Un día estaba Elí acostado en su habitación; se le iba apagando la vista y casi no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel y él respondió: "Aquí estoy. Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado". Respondió Elí: "No te he llamado; vuelve a acostarte. Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. El se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, vengo porque me has llamado". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado". Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel: "Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: Habla Señor, que tu siervo te escucha". Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: "¡Samuel, Samuel!" El respondió: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha". Samuel crecía, Dios estaba con él, y ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Samuel niño recibe el llamado de Dios en la oscuridad de la noche. Se ha dicho que en la noche se apagan las luces y se encienden las voces, y es verdad que desde un punto de vista físico oímos más en la quietud de la noche. Fíjémonos como Dios no se cansa de llamar a Samuel para que sea guía y servidor de su pueblo. En estos tiempos de tantos ruidos, no siempre llegamos a comprender el “querer” de Dios para nuestras vidas. La primera enseñanza de hoy es que a menudo estaremos más dispuestos para oír las inspiraciones del cielo si logramos sustraernos un poco de los intereses, ruidos y ocupaciones de esta tierra.  Ojalá que sepamos discernir qué voces escuchamos y a qué nos llaman. Seamos oyentes y servidores del Dios que sana y libera, no de los dioses que nos esclavizan y condenan.

 

En segundo lugar, vemos que no la Palabra de Dios no es débil, porque todo lo que Samuel habrá de pronunciar, aún siendo un criado en casa de Elí, es sumamente fuerte: la devastación de la propia casa de Elí, entre otras cosas. De aquí aprendemos que la fuerza de Dios no disminuye porque crezca su discreción, más se hace fuerte y avanza hasta cumplir su misión.

 

 

SALMO RESPONSORIAL: 39

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

Yo esperaba con ansia al Señor:

él se inclinó y escuchó mi grito.

Dichoso el hombre que ha puesto

su confianza en el Señor,

y no acude a los idólatras

que se extravían con engaños. R.

 

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y en cambio me abriste el oído;

no pides sacrificio expiatorio,

entonces yo digo: "Aquí estoy". R.

 

Como está escrito en mi libro:

"Para hacer tu voluntad".

Dios mío, lo quiero,

y llevo tu ley en las entrañas. R.

OREMOS CON EL SALMO

En este Salmo se encuentran reunidos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero es un canto de de acción de gracias por la liberación de un peligro grave. El segundo es una súplica para pedir la ayuda divina en un momento de desgracia.

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS 1, 29-39

 

“Curó a muchos enfermos de diversos males”

 

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

 

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca". El les respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido". Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

Jesús distingue perfectamente lo urgente de lo prioritario. Lo urgente, atender a todos los que buscan alivio en sus palabras de liberación, sanación y sabiduría; lo prioritario, anunciar el Reino de Dios a todo el pueblo sediento de esperanza. Esa claridad de discernimiento nace de su oración constante, que no le quita tiempo a su ministerio sino que lo alimenta y fortalece. Atrás deja un grupo humano que, como la suegra de Pedro, lo recibe y apoya; adelante, aparece el gran desafío de la misión. Todos los que seguimos a Jesús nos sentimos cautivados por sus palabras y por su estilo de vida; sus prioridades vitales son un referente al cual acudir en nuestro diario discernimiento. La sociedad en la que vivimos nos abruma con infinidad de ofertas para distraernos, que nos proveen de información inútil y nos crean necesidades superfluas; las palabras y el testimonio de vida de Jesús nos dan la claridad necesaria para distinguir lo prioritario de lo urgente.

 

Debemos atender las urgencias de cada día, relacionadas con el trabajo, la familia, nuestro entorno y otras preocupaciones reales; pero no podemos perder de vista lo prioritario: seguir a Jesús y anunciar su mensaje.

 

ORACIÓN

Señor Jesús, Bendito seas en este nuevo día y nuevo encuentro contigo, en el día a día con la Palabra. Hoy venimos a pedirte, que nos enseñes a escucharte  y a escuchar  tu voz en los otros. Señor sánanos de nuestras sorderas emocionales y espirituales que no nos dejan escucharte y escuchar la voz del sufrimiento y dolor de los demás. Señor, sánanos y libéranos de todo lo que nos enferma y ata; regálanos  la certeza de creer en Ti y nombrarte el Rey de nuestro  corazón y vivir conforme a tu propuesta de vida. Amén.

 

 “Seguir a Jesús implica entregar la vida por la liberación del ser humano e invitarlo a ponerse de pie para entrar en la dinámica del Reino” 

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