Bautismo del Señor
“JESÚS ES UNGIDO CON EL ESPÍRITU DE
DIOS”
En la Iglesia de Oriente, la Epifanía de Dios en Jesús se centraba en el Bautismo del Señor, por la manifestación gloriosa de la comunidad de Dios en este acontecimiento. En la Iglesia de Occidente, que es la nuestra, la manifestación de Dios se vive en tres acontecimientos: la adoración de los Magos (domingo anterior), el Bautismo de Jesús (este domingo) y las Bodas de Caná (el próximo domingo). Dios se manifiesta de muchas maneras en nuestra vida; lo importante es saberlo descubrir y contemplar agradecidos su acción en nosotros. Todo es presencia y manifestación de Dios, cuando sabemos descubrir su paso por nuestra vida.
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 42,1-4.6-7
“Mira a mi siervo, a quien prefiero”
Así dice el Señor: "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi
elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el
derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La
caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá
fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en
la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con
justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un
pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a
los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las
tinieblas." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Isaías, nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado
y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo
de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la
humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por
medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, la tarea de todo bautizado es
dar testimonio que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de
existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la
solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva
y en ellos se hace presente la liberación querida por Dios.
Sabemos que existe una verdad fundamental: Cristo es el Hijo de Dios.
Más esa afirmación central no anula otras que son posibles, que vienen de la
Escritura y que hacen mucho bien a nuestro entendimiento y gran misterio de
Jesucristo; hoy vamos a centrarnos en Cristo como "Siervo" de Dios.
Partamos de una base: proclamar el señorío de Dios es proclamar nuestra
servidumbre hacia Dios. ¿Qué es, en efecto, un señor sin siervos? ¿Hay algo más
ridículo que un señor que no tiene quién atienda a sus órdenes ni quién quiera
agradarle con sus acciones? Si tomamos en serio que Dios es Señor hemos de
tomar en serio que nosotros somos siervos suyos. Y tal es el mensaje de Cristo:
mostrándose en obras y palabras como verdadero Siervo de Dios mostró con sus
palabras y con sus obras que Dios es el Señor, es decir, mostró que Dios reina;
nos dejó ver el Reino de Dios.
Isaías, en la primera lectura además, nos presenta un perfil de un
siervo de Dios. De todas las características que él menciona, detengámonos en
una, o mejor en la combinación de dos de ellas: compasivo y fuerte. No rompe la
caña resquebrajada y a la vez manifiesta firmemente el derecho. Entiende al
cansado pero no se cansa; acoge al caído mientras conserva su propio lugar y su
propia misión. ¡Admirable virtud, que bien vemos brillar en Jesucristo!
SALMO RESPONSORIAL:
28
R: El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: "¡Gloria!"
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
OREMOS CON EL SALMO
Algunos estudiosos consideran este salmo como uno de los textos más
antiguos del salterio. Es fuerte la imagen que lo sostiene en su desarrollo
poético y orante. Se trata de la descripción progresiva de una tempestad. Se le
ha llamado “El salmo de los siete truenos”, por lo que esta palabra se repite
varias veces. El salmista concibe el trueno como un símbolo de la voz divina
que con su misterio y trascendente e inalcanzable, irrumpe en la realidad
creada hasta estremecerla y asustarla, pero que en su significado más íntimo es
palabra de paz y armonía.
SEGUNDA LECTURA
HECHOS DE LOS
APÓSTOLES 10,34-38
“Ungidos por Dios con la Fuerza del Espíritu Santo”
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Está claro que
Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de
la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que
traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de
los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en
Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del
Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con Él." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de
salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos sin excepción.
La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso
de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en
abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total
libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A
ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de pasar por la vida “haciendo
el bien”; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés
egoísta para poder así ser testigo de la salvación.
Vemos en este texto además como en casa de Cornelio, un extranjero,
Pedro tiene su propia experiencia de la resurrección de Jesús en su vida y al
mismo tiempo de la presencia pentecostal del espíritu del resucitado que le da
nueva vida. Como resultado de este encuentro con el Dios de la vida
representado en Jesús de Nazareth, comienza a abrírsele los ojos para romper
con radicalidad, con su cultura y mentalidad judías y entender y aceptar el
proyecto universal del Mesías que se ha cumplido en Cristo Jesús. Con gran
convicción Pedro lleno del Espíritu da testimonio de Jesús y lo hace con
palabras que muestran su contacto con él; habla de su propia experiencia de
haber descubierto a Jesús como el ungido como el Espíritu que pasó por la vida
haciendo el bien.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 3,15-16. 21-22
“Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo”
REFLEXIÓN
Hoy celebramos el Bautismo de Jesús, quien estuvo primero en la escuela de Juan, llamado el Bautista, porque proponía a todos los oyentes que renovarán su fe en Yavhé, en medio de la situación opresora por la dominación romana, y lo hicieran con un gesto simbólico de sumergirse en el agua del Jordán, para expresar su inmersión de Dios. Jesús mismo fue a vivir una experiencia fuerte de Dios en predicación y acogió su propuesta. Por eso, nos dice Lucas, “Bautizándose todo el pueblo, Jesús también fue bautizado”, pero agrega el evangelista que lo hizo en una actitud orante. Hay, pues, aquí dos detalles especiales de Lucas: Jesús se une al pueblo de Dios, y se sumerge en la experiencia bautismal con una actitud de oración intensa. Es que sólo en oración podemos sumergirnos plenamente en Dios para vivir nuestra vida creyente.
¿Qué hace Dios ante el gesto de entrega y sumisión de Jesús?. La respuesta del Padre Dios está en tres acciones concretas: Primero se abre el cielo. La experiencia tiene su sentido si vamos al Antiguo Testamento. Allí, se decía que, por la infidelidad y el pecado del pueblo santo, Dios tomó la decisión “cerrar el cielo” para no tener más comunicación y cercanía con su comunidad. Sólo en el Bautismo de Jesús, el Padre Dios volvió a abrir el cielo, y con él, la comunicación, la cercanía y la presencia junto a su comunidad. En segundo lugar, “Bajo el Espíritu Santo sobre Jesús”, lo que significa que, desde el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo lo llena y lo impulsa, para que todo lo que hace en el pueblo sea siempre “Bajo la acción del Espíritu”. Por último, el Padre dejó oír su voz y nos presentó a Jesús para que lo acogiéramos. Por los papiros antiguos, hay dos lecturas posibles de la voz del Padre, apoyadas siempre en palabras del Antiguo Testamento. Unos se inspiran en el Salmo2,7: “Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado”, haciendo de Jesús el Hijo del Padre, el Rey consagrado como Mesías. La otra lectura se apoya en Isaías 42,1-7, y nos dice que Jesús es el Siervo de Dios, su preferido, su Amado y lleno del Espíritu para cumplir su misión; la cual es abrir los ojos a los ciegos, liberar a los oprimidos, iluminar a los que viven en tinieblas.
Por eso celebrar hoy el Bautismo de Jesús significa para nosotros contemplar el cielo abierto de Dios para nosotros, saberlo cercano y Salvador en Jesús. Significa también contemplar a Jesús como el lleno del Espíritu y acogerlo en nuestra vida como el Hijo Amado y especial del Padre, como aquel que puede salvarnos plenamente, abrir nuestros ojos y liberarnos de toda atadura y opresión, para que podamos, como Él, sumergirnos en Dios y vivir nuestro propio bautismo.
ORACIÓN
Bendito, alabado y adorado seas en este día, Buen Padre Dios. Danos hoy
una Palabra con autoridad, una Palabra de bendición, una palabra que sea capaz
de sanar y liberar, de construir espacios de reconciliación, una palabra de
restauración, que construya puentes de diálogo, una palabra que edifique
a todos, una palabra de esperanza, que motive y lleve a saborear la vida eterna.
Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Jenifer Rodríguez su cumpleaños. Amén.
“Cristo en su bautismo recibe el rumbo nuevo de su misión en esta
tierra y gracias a su oración se abren los cielos para que Él retorne al Padre
y junto con Él retornemos nosotros”
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