martes, 1 de septiembre de 2020

Jueves 10 de Septiembre de 2020


“SER COMPASIVOS CON EL PRÓJIMO”

PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 8, 1B-7. 11-13

“Al pecar contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo”

Hermanos: El conocimiento envanece, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra-y son numerosos los dioses y numerosos los señores-, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Una de las virtualidades de las Cartas de san Pablo es que, partiendo de situaciones muy concretas y limitadas, saben darnos lecciones maravillosas de un alcance inmenso, y prácticamente universal. La primera lectura de hoy es un buen ejemplo de ello. La situación era esta: en un ambiente pagano como el de la ciudad de Corinto algunos vendedores ofrecían o consagraban sus productos en ofrenda a los dioses, con la esperanza manifiesta de que esos poderes sobrenaturales les ayudaran a hacer buen dinero. Además del afán de lucro, siempre presente, su petición tenía algo de angustioso cuando se trataba de vender carnes, pues la falta de sistemas apropiados de conservación hacía de cada día de venta un día de riesgo.

En ese contexto, algunos cristianos sentían escrúpulos de comer esa carne comparada en el mercado, porque sentían que comían algo que de algún modo pertenecía a los dioses falsos, es decir, en últimas, a los demonios. Otros en cambio, obraban con libertad de conciencia, muy seguros de que la fuerza de la bendición que hemos recibido en Cristo es más poderosa que cualquier supuesta maldición o atadura que estuviera ligada al consumo de ese alimento. Pablo evidentemente pensaba de esta última forma. Y sin embargo su enseñanza es bella: no hagas de tu libertad de conciencia tu máxima norma de vida: aún más importante que tu libertad es buscar el bien de todos. Más importante que tener libertad es tener caridad. Y por eso propone lo que hemos leído: que nuestro amor vaya más allá de preservar nuestros derechos.

SALMO RESPONSORIAL: 138
R. /Guíame, Señor, por el camino eterno.

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno. R.

OREMOS CON EL SALMO
La experiencia de fe lleva al salmista a un diálogo en que expresa el misterio de Dios y la absoluta dependencia del hombre respecto a él, y le pide protección y guía. TambiénSan Pablo exclama: “¡Qué abismo el de la generosidad, de la sabiduría y de la providencia de Dios¡. ¡Que insondables son sus juicios y que insospechables sus caminos¡

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 6, 27-38

“Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo”

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada: tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desgraciados. Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará; os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis la usarán con vosotros.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Este texto está entrelazado a través de una serie de palabras que resumen las exigentes enseñanzas de Jesús: “amor, bendición, oración, compartir, hacer el bien, no juzgar, no condenar, perdonar, dar…”. Entre todas ellas se distinguen unas exigencias que parecieran ir en contravía de la tradicional lógica humana: “poner la otra mejilla al que te golpee, no reclamar lo que te quiten, y la más difícil de todas, amar al enemigo. Ser cristiano no es tan fácil, a no ser que nos hagamos los desentendidos con estas exigencias o vivamos nuestro cristianismo como si esto nunca lo hubiéramos escuchado. El desafío consiste en tomar conciencia de que mientras en nuestra vida cotidiana solemos cultivar relaciones cerradas y exclusivas, Jesús nos pone en una encrucijada de amor que incluye a quienes en otra lógica deberíamos excluir de nuestras relaciones y afectos. Esta prueba de amor, difícil para todos, solo es posible si cultivamos en nuestra vida la compasión, esa actitud cristiana que nos permite ver al otro con los ojos de Dios, es decir verlo como un hermano. Una vez más, Jesús confirma que la clave de toda vida cristiana es el amor. El amor todo lo puede.

ORACIÓN
Dios Padre, ayúdanos a experimentar ese sentimiento que sacude nuestra vida y nos lleva a mirar al otro desde una perspectiva diferente, poniéndonos en su lugar, asumiendo su lamento y dolor  como propios y así actuar con compasión, misericordia, ayudaos a no juzgar a nadie, a amar sin poner  condiciones, a pesar de que nos hayan herido y guíanos para siempre hacer el bien. Oramos, bendecimos y damos gracias por la vida de Maribel González en su cumpleaños. Amén.

“Recuerda: Ponerse en los zapatos del otro es aprender a sentir con el otro y amarle en sus limitaciones”


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