“LA MIRADA LIMPIA Y SERENA
SIEMPRE AYUDARÁ A LOS DEMÁS”
PRIMERA LECTURA
1REYES 19, 9A.
11-16
“Ponte
de pie en el monte ante el Señor”
En
aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una
cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: "Sal y ponte de pie en el
monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!" .Vino un huracán tan violento
que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el
Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el
Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el
Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al
sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a
la entrada de la cueva.
Entonces
oyó una voz que le decía: "¿Qué haces, aquí, Elías?"
Respondió:
"Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los
israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a
tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme."
El
Señor dijo: "Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando
llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y
profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén." Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
La
primera lectura de hoy nos muestra cómo
Elías reconoce en dónde estaba y
en dónde no estaba Dios. Pasaron grandes cosas frente a él, y sin embargo él se
dio cuenta que ahí no había ningún mensaje especial para él. Vino en cambio
algo muy sutil, aquella suave brisa, y él entendió que el Señor se disponía a
hablarle, y así fue. Pues bien, ¿cómo lo supo? Eso se llama DISCERNIMIENTO, adquirido a través de la oración, la constante disposición a la escucha a la
voz de Dios.
Notemos
una cosa: si yo creo que Dios me va a hablar sólo con los grandes eventos,
estoy suponiendo que Dios me tiene por sordo. En realidad, el lenguaje del
Señor tendrá siempre el tamaño justo, y llegará siempre al momento apropiado.
Eso lo afirmamos porque creemos en algo maravilloso que se llama la PROVIDENCIA
de Dios.
Otro
modo de leer esta historia de Elías es esta: no hay que buscarle significado a
todo. Ese huracán que él vio era un genuino huracán, potente y todo, pero
aparte de lo que ello pueda enseñar sobre vientos y temperaturas, por decir
algo, no tenía más significado para él, para su vida, para su ministerio.
Cuando una persona pretende que todo le muestre un camino luego no encuentra
por dónde caminar.
Pero
lo más hermoso (y más difícil) es que hay que saber esperar. Gritar o protestar
no atraerá la brisa suave, y sí nos hará sordos a su mensaje.
SALMO
RESPONSORIAL: 26
R.
/ Tu rostro buscaré, Señor.
Escúchame,
Señor, que te llamo;
ten
piedad, respóndeme.
Oigo
en mi corazón: "Buscad mi rostro." R.
Tu
rostro buscaré, Señor,
no
me escondas tu rostro.
No
rechaces con ira a tu siervo,
que
tú eres mi auxilio; no me deseches. R.
Espero
gozar de la dicha del Señor
en
el país de la vida.
Espera
en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
OREMOS CON EL
SALMO
La presencia de
Dios en el templo es fuente de atracción constante y de alegría confiada. La
presencia de Dios entre los seres humanos se hace definitiva a través de su
Hijo Jesucristo, quien es la luz que ilumina a toda persona. Él puso su morada
entre nosotros para hacernos participar de su vida.
LECTURA DEL
EVANGELIO
MATEO 5, 27-32
“El
que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero”
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído el mandamiento
"no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer
casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si
tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro
que ser echado entero en el infierno.
Si
tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un
miembro que ir a parar entero al infierno.
Está
mandado: "El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la
induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús continúa
dejando clara su posición ante la Ley. En este texto, insiste en que no es
suficiente obedecer la letra, no cometer adulterio, sino que hay que ir al
espíritu de la Ley: tampoco cometer adulterio en el corazón. No hay que olvidar
que la religión en los tiempos en que fue escrito este Evangelio estaba
focalizada en la Ley. Pero Jesús nos dice que la fidelidad y el respeto deben
ser las características de las relaciones de pareja. Propone un orden nuevo en la sociedad, donde las
personas están primero que la Ley. Usando términos semitas bastante
drásticos, que no hay que tomar a pie de la letra, Jesús invita a sus
discípulos, y a nosotros, a arrancar de raíz las ocasiones de caer en pecado.
“Sacarse el ojo derecho“ es una manera de enfatizar lo que ha dicho
anteriormente y “cortarse la mano” alude a nuestra manera de actuar ante la
tentación. ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar en el seguimiento de Jesús? ¿Qué
pecado debo arrancar de raíz en mi vida?
ORACIÓN
Señor,
queremos seguirte con verdadera convicción, ayúdanos a tener una vida cimentada en el amor, que nos
lleve a realizar acciones correctas, justas, buenas, sin engaños y fidelidad, para
con todos los que no rodean. Que nos
apropiemos de tus enseñanzas y preceptos
amorosos para ponerlos en práctica en nuestro caminar diario. Amén.
“Nuestra sociedad camina en dirección
contraria a Dios y requiere que nosotros hagamos la diferencia”
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