“LA VIDA ES LA MEJOR OFRENDA DADA A DIOS”
PRIMERA LECTURA
2TIMOTEO 4,1-8
“Cumple
tu tarea de evangelizador. Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el Señor me
premiará con la corona merecida”
Querido
hermano: Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te
conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a
destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir.
Porque vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina sana, sino
que, para halagarse el oído, se rodearán de maestros a la medida de sus deseos
y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas. Tú estate siempre
alerta; soporta lo adverso, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu
ministerio.
Yo
estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He
combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora
me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en
aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El morir del cristiano, según aprendemos del ejemplo
del apóstol Pablo hoy, no es simplemente terminar. Una vida con sentido es el
preámbulo de una muerte con sentido. Pues así como una vida insignificante preludia
una muerte absurda, así también una vida llena de mensaje, llena de amor, llena
de servicio, es la introducción a una muerte cargada de significado. Pablo
llama a su muerte "sacrificio." El sacrificio es el acto propio del
sacerdote. Morir es un acto sacerdotal por el cual el cristiano se une de modo
único a Cristo, de tal manera que así como Cristo fue sacerdote y víctima, así
el cristiano al morir es víctima de las consecuencias del pecado que ha
alcanzado por Adán pero es sacerdote de la gracia que le ha alcanzado en virtud
Jesucristo.
Revisemos cómo estamos viviendo, si estamos
entregando cada día nuestra vida en lo que hacemos, si nuestra vida tiene sentido,
porque llegará el momento de entregar también la muerte.
SALMO RESPONSORIAL: 70
R. /Mi
boca contará tu salvación, Señor.
Llena estaba mi boca de tu
alabanza
y de tu gloria, todo el día.
No me rechaces ahora en la
vejez,
me van faltando las fuerzas, no
me abandones. R.
Yo, en cambio, seguiré
esperando,
redoblaré tus alabanzas;
mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación. R.
Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde
mi juventud,
y hasta hoy relato tus
maravillas. R.
Y yo te daré gracias, Dios mío,
con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara,
Santo de Israel. R.
OREMOS CON
EL SALMO
Se
cree que este salmo es escrito por David y es su oración de confianza en Dios
en sus últimos años bajo la crisis de la rebelión de Absalón su hijo. Declara
la oportuna bendición de haber seguido a Dios y aprendido de Él desde su
juventud, lo cual le ha beneficiado en sus años de vejez y aún sigue declarando
sus maravillas de Dios. Entiende que todas las cosas están en manos de Dios, en
medio de las muchas angustias y males que experimenta, pero sólo Dios podrá
darle vida y levantarlo de los abismos de la tierra y por eso le seguirá alabando.
Nos invita a nunca dudar y desconfiar
del Señor.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 12,38-44
“Esa
pobre viuda ha echado más que nadie”
En
aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con
los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan
reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los
primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con
pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa."
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente
que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda
pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro
que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque
los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha
echado todo lo que tenía para vivir." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús, antes de
abandonar el templo donde ha tenido varias controversias, quiere dar una última
lección a sus discípulos. En el texto se oponen dos tipos de personas: por un
lado, los letrados, que “saben” y por tanto poseen el poder religioso, y una
pobre viuda, que al no tener varón que cuide de ella está a merced de la
caridad del pueblo. Los escribas entienden la religión como una forma de
dominio y la viuda, como un don. Al contraponer estas dos actitudes, Jesús pone
a la pobre viuda, que da de lo que le es indispensable para vivir y entrega
todo por amor, como un modelo a seguir y no a los más estimados letrados que
viven de las apariencias.
Sor Nirmala, la sucesora
de la Madre Teresa de Calcuta decía: "Si somos cristianos tenemos que
estar preparados para ser perseguidos; es un asunto de fidelidad a lo que
somos. Él dio su vida por nosotros y si no estamos dispuestos a entregar
nuestra vida, ¿qué hacemos aquí?" Este testimonio nos hace ver que aquello que hizo
la viuda del evangelio es la actitud diaria de millones de personas que se
están gastando por los demás y que a menudo entregan de lo que necesitan y de
lo único que tienen.
Uno puede preguntarse también qué es eso único que cada uno tiene. Y
hay varias respuestas posibles. Puede decirse por ejemplo: tiempo. Toda la vida
es tiempo, y dar del propio tiempo es entregar retazos de vida Otra respuesta
es: amor, si con esta palabra indicamos precisamente el dar no algo nuestro
sino a nosotros mismos.
En ocasiones lo
externo, ritos y rituales hacen que olvidemos lo más importante: la entrega a
los demás por amor. Preguntémonos ¿qué estamos dispuestos a abandonar para ser
verdaderos discípulos de Jesús?
ORACIÓN
Señor mantennos unidos a Ti a través de la oración y
tu Palabra para tener todo aquello que se necesita en la entrega de la vida al escoger la mejor
opción: anunciar el Evangelio. No permitas que nos desviemos cayendo en el
querer figurar o buscar nuestros propios intereses. Ayúdanos a que
constantemente interioricemos nuestro ser y hacer. Amén
“Más que Dar, Darse”
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