viernes, 1 de noviembre de 2019

Martes 05 de Noviembre de 2019


“UNIDAD Y ARMONÍA”

PRIMERA LECTURA
ROMANOS 12,5-16A

“Cada miembro está al servicio de los otros miembros”

Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La enseñanza de  Pablo sobre nuestra unidad como cuerpo tiene dos dimensiones. Por una parte, estamos "unidos a Cristo"; por otra, "somos miembros los unos de los otros". Estas dos dimensiones son a la vez distintas e inconfundibles, pero también inseparables, aunque está claro que la segunda deriva de la primera. Somos miembros los unos de los otros. Esta convicción y sentimiento profundo es indispensable para la vida comunitaria. Mientras no sintamos que cada vez que se pierde algo en un hermano, o se pierde un hermano, algo de nosotros mismos es mutilado, difícilmente comprenderemos qué significan las palabras básicas del Evangelio: gracia, compasión, vida nueva.
Reconocer que soy parte de mi hermano es reconocer que él tiene algún derecho sobre mí, sobre mis dones y posibilidades, reconocer que mi hermano es parte de mí es saber que me interesa lo que le pase, aunque eventualmente él piense que lo estoy "invadiendo",  porque me intereso por sus cosas. En tales circunstancias, el ejercicio del amor fraterno entraña ir más allá de su aprobación o desaprobación; supone ir más allá de lo que él alcanza a ver, no como un ejercicio de poder sino como una obra de  amor y  misericordia.
SALMO RESPONSORIAL: 130
R./ Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este es  salmo es un acto de confianza humilde y serena del que se pone en las manos de Dios. Se puede relacionar este salmo con las palabras de Jesús: “Si no cambian y se hacen como niños no entrarán en el Reino de los cielos” (Mateo.18,3)  
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14,15-24

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa”

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Quiénes son los predilectos del Reino? Fácilmente podríamos decir que todos. Sin embargo en la lectura de hoy hay una opción muy clara por los empobrecidos y excluidos no por su condición en sí misma, sino porque son los que escuchan la invitación del Señor. Los demás, apegados a sus “bienes” o “ídolos” del poder y poseer deciden rechazar la invitación del Señor. El rico tiene sus apegos. El pobre no tiene apegos por eso le es más fácil aceptar la invitación sin poner condiciones. Escuchemos una vez más al Papa Francisco: “La pobreza es una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad…”. Es la pobreza la que nos hace confiar plenamente en Dios, sostenidos por su gracia. Qué interesante que en nuestras comunidades de base, grupos de oración, asambleas bíblicas, equipos de catequesis o misioneros hagamos siempre este discernimiento: ¿Hemos escuchado el llamado del Señor y hemos sido capaces de renunciar a nuestros apegos para participar libremente en la propuesta de Jesús? 

ORACIÓN
Amado Dios, como comunidades que vivimos alimentadas por tu gracia, queremos sentirnos activos(as) y necesitados de compartir los dones recibidos de ti. Que no nos descuidemos, cayendo en el individualismo, en nuestros apegos, sobre todo por los bienes materiales, por el poder,  sino que busquemos  la verdadera riqueza que da el estar todos unidos en torno a ti y que  actuemos con corazón generoso, solidario para compartir y siempre dependiendo plenamente de ti. Amén

“En el servicio al prójimo debemos poner a producir los dones que Dios nos regala”


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