“LA BENDICIÓN QUE TRAE EL SER AGRADECIDO(A)”
Ya casi
terminando el año civil, y a final de este mes, culminando el año litúrgico,
agradecemos y celebramos los dos primeros días de este mes de noviembre; a todos los
discípulos (as) que se atrevieron a vivir el amor en acción (Día de todos los Santos), y a todos los que han
partido al encuentro con el Señor con la esperanza de una vida eterna (Día de
los difuntos). Desde estos acontecimientos quisiera que reflexionáramos en
torno a unas leyes, dimensiones o “Promesas de gran bendición”, para todos los
que viven en una mentalidad y sentir de gratitud.
A través de la
historia muchos pueblos y culturas han sido consientes de la necesidad de
agradecer, por eso han apartado algunos un tiempo o día especial para expresar
su gratitud. Un ejemplo de esto se da en
los Estados Unidos y Canadá, tienen la bella celebración del Día de Acción de
Gracias. Que se origina en medio de extremas dificultades, perdida de seres
queridos y escasez material; pero estos pueblos sentían la necesidad de
agradecer y por eso eran muy bendecidos. Optaron en medio de las tribulaciones
y dificultades por reconocer, valorar y agradecer las bendiciones de Dios,
compartiendo una sencilla cena con los indígenas o los más necesitados para
ayudarles solidariamente a sobrevivir. Poco a poco este espíritu se ha ido
perdiendo, y estamos dando rienda suelta al viejo pecado del pueblo de Dios en
el desierto: Olvidar y ser desagradecidos. De esta manera la ingratitud se ha
convertido en todo un pecado como lo es robar, mentir, etc. Si hay algo que nos
convierte en personas amargadas, tristes, egoístas e insatisfechas es un
corazón “desagradecido”. Y si hay una medicina o una terapia o algo que sea
capaz de restaurar la alegría y el gozo en nuestro corazón, es un verdadero
espíritu de gratitud. La gratitud es una actitud que honra, alaba y agrada a
Dios.
Quisiera que a
continuación meditáramos, como ya lo hicimos en varias comunidades en este
tiempo, entorno a siete leyes a tener en cuenta en cuanto a la gratitud:
1. Cuanto
más agradezco soy más bendecido(a). La gratitud atrae y abre puertas de
bendición; lo contrario pasa con la queja y la ingratitud, siempre traen
puertas de maldición.
2. Ser
agradecido es el camino más recto y rápido para ser feliz. Una persona que
agradece siempre está pisando caminos de felicidad, en medio aún de las
dificultades.
3. La
gratitud me reconcilia y da sentido al ayer, trae paz para el hoy y trae una visión
positiva para el futuro.
4. La
gratitud lo incluye todo: Pablo habla que hay dos tipos de creyentes, el
ordinario o natural, este agradece solamente lo bueno; pero el otro creyente es
el extraordinario o espiritual (Cristiano), este lo agradece todo, incluyendo
lo malo. Cuidado que detrás de lo bueno puede haber una trampa, y detrás de lo
malo puede haber una gran bendición; por eso es mejor agradecer por todo.
5. Se
agradece de palabra, pero también con hechos, es decir valorando y cuidando
cada bendición.
6. La
gratitud incluye restituir, devolver, reparar, compartir y ser solidario.
7. La
gratitud es el mejor homenaje o regalo que se le puede dar al que ha partido.
No es llorando largamente como vamos a sanar el corazón; el mejor recuerdo que
podemos tener de los que han partido es agradecer a Dios por ellos, y agradecer
a ellos por lo que han compartido por nosotros. Total, agradecer es el mejor
remedio para sanar el corazón.
Nuestra gratitud
a Dios debería estar siempre acompañada de pensamientos y acciones por los
necesitados, como dice el autor de la carta a los Hebreos: ofrezcamos
continuamente a Dios, sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que
confiesan su nombre, pero no se olviden de hacer el bien y de la ayuda mutua,
porque de tales sacrificios se agrada a Dios (Heb. 13, 15-16)
En la antigüedad
alguien oraba de esta manera: “Padre celestial te damos gracias por la comida y
recordamos a los hambrientos. Te damos gracias a la salud y recordamos a los
enfermos. Te damos gracias por los amigos y recordamos a quienes no los tienen.
Te damos gracias por la libertad y recordamos a los esclavos. Que nuestras
oraciones y estos recuerdos nos lleven siempre a servir. “Servir a los demás es
una manera de dar gracias a Dios”.
Damos gracias a
Dios por las muchas bendiciones, pero nos preocupamos por recordar a los que
tienen menos. La gratitud, contrario a lo que hizo el pueblo en el desierto,
comienza con una buena memoria. Un gran pecado o debilidad de hoy y siempre es
la capacidad de olvido.
“LA GRATITUD SIEMPRE ATRAE LA BENDICIÓN: LA
INGRATITUD, AUNQUE SE DISFRACE DE RELIGIÓN SIEMPRE ATRAE LA MALDICIÓN”
Roberto
Zamudio
PROMESA BÍBLICA DEL MES
“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es
eterna su misericordia”
1°Crónicas 16,34
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