“LAS PALABRAS QUE
SE HACEN ORACIÓN Y AGRADAN A DIOS”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 55,10-11
“Mi palabra hará mi
voluntad”
Así dice el Señor: "Como
bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar
la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y
pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí
vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La Primera lectura nos presenta
la imagen viva de la eficacia de la Palabra, de la cual dice Dios: "no
volverá a mí sin resultado". Acerquémonos a esta imagen y descubramos su
sabor y su fuerza nutritiva.Nieve y lluvia "bajan del cielo".
Pertenecen al ámbito de aquello que el hombre no domina. Son un regalo. Así es
también la Palabra.
Hay que "empapar" la
tierra para fecundarla. Así también la Palabra hace su obra
"empapándonos", es decir: colmándonos interiormente, penetrándonos,
llenando nuestros vacíos interiores. Cuando esto permitimos a la Palabra nos
fecunda y hace dar fruto.Lluvia y nieve "vuelven" al cielo. Así
también la Palabra: a nosotros llega y de nosotros sale. Viene sola pero no
retorna sola, pues ha hecho posible el milagro del pan y de la semilla. La
Palabra llega del cielo como enseñanza y vuelve al cielo como plegaria y como
alabanza. En nuestras súplicas de hijos y en nuestra gratitud habla la Palabra
con la fuerza de sus frutos.
SALMO RESPONSORIAL: 33
R. / El
Señor libra de sus angustias a los justos.
Proclamad conmigo la grandeza del
Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me
respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis
radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
Los ojos del Señor miran a los
justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los
malhechores,
para borrar de la tierra su
memoria. R.
Cuando uno grita, el Señor lo
escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los
atribulados,
salva a los abatidos. R.
OREMOS
CON EL SALMO
El salmista nos
participa su experiencia del amor de Dios y nos invita a que hagamos nuestra
esa misma experiencia. Jesús, más que nadie en este mundo, puede hablarnos del
amor de Dios y puede hacérnoslo comprender en toda su profundidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 6,7-15
“Vosotros
rezad así”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles,
que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues
vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad
así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de
cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que
nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del
Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro
Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco
vuestro Padre perdonará vuestras culpas." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La oración en la vida cristiana y en fidelidad a la
propuesta de Jesús de Nazaret, es un proyecto de vida que tiene a Dios como el
garante de la vida, de la verdad, de la justicia, de la bondad, del perdón, de
la reconciliación y de la paz. La oración de Jesús es toda la vida de él, la
manera como él comprendió y se relacionó en amor con su Padre Dios y la forma
cómo él estableció relación con los otros y con la creación. En Jesús la
oración no es una añadidura, como lo es muchas veces para muchos creyentes. En
Jesús, que es un hombre que se supo configurar con Dios, la oración es la
extensión de su propia vida. La oración expresa la acción que Dios hace en él.
Por eso es importante, a la hora de orar el “Padre Nuestro” que caigamos en la
cuenta que hemos de hacer nuestro ese proyecto. Orar es ir configurando la
vida, según el designio-voluntad de Dios para nuestra vida. ¡Comencemos ya!
ORACIÓN
Señor
que no permitamos que la oración deje de ser ese elemento esencial de nuestra
vida, pues sin ella no podemos mantener firme nuestro espíritu, pensamientos,
sentimientos y nuestro actuar. Que estando en diálogo directo contigo y en la
escucha, comprensión de tu Palabra y vida en comunidad mantengamos nutrida
nuestra vida para poder dar buen fruto. Amén
“Nuestra oración debe
ser un diálogo amoroso del hijo(a) con Dios”
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