viernes, 1 de marzo de 2019

Martes 05 de Marzo de 2019


“DESPRENDIMIENTO PARA SEGUIR A JESÚS”

PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 35,1-15

“El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias”

El que observa la ley hace una buena ofrenda, el que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias; el que hace favores ofrenda flor de harina, el que da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es agradable a Dios, apartarse de la injusticia es expiación. No te presentes a Dios con las manos vacías; esto es lo que pide la ley. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su aroma llega hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda memorial no se olvidará. Honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y paga de buena gana los diezmos. Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades, porque el Señor sabe pagar y te dará siete veces más. No lo sobornes, porque no lo acepta, no confíes en sacrificios injustos; porque es un Dios justo, que no puede ser parcial. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La primera lectura nos enseña cómo hacer ofrendas. No se trata de "comprar" a Dios, ni de comprar su amor, su benevolencia o sus favores.  La vida misma es una ofrenda agradable a Dios, cuando es una vida recta y justa: "cumplir la ley vale tanto como hacer muchas ofrendas; obedecer los mandamientos es como ofrecer sacrificios de reconciliación. Ser agradecido es como ofrecer la mejor harina a Dios, y dar limosna es como hacer sacrificios de alabanza. Lo que agrada al Señor es que te apartes del mal; si te apartas de la injusticia, obtendrás el perdón de tus pecados" (Sir 35,1-5). Por ello también la ofrenda no es un reemplazo de lo que la vida no ha sido, pues hay una indicación elocuente: "el sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda no se olvidará" (Sir 35,9), y también nos dice Eclesiástico 35,15: "no confíes en ofrendas de cosas mal habidas, porque él es un Dios justo, y trata a todos por igual"
 Ofrecer nuestras cosas y ofrecernos a Dios es un acto de justicia y una expresión de gratitud, por eso "no te presentes al Señor con las manos vacías" (Sir 35,6). Lo que damos a Dios es un reconocimiento ante nuestra conciencia y ante los hermanos de la generosidad divina, y por esto ofrendamos de buena gana y con abundancia: "honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y da los diezmos con alegría. Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades" (Sir 35,10-12). Una ofrenda generosa nos hace entender la lógica de Dios que no es la del comercio, en que se recibe tanto como se da, sino la lógica del amor y la alegría, en que todo se multiplica perfecta y maravillosamente: "siete" veces.
SALMO RESPONSORIAL: 49
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

"Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio."
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

"Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo, Dios, tu Dios-.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí." R.

"Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios." R.

OREMOS CON EL SALMO
La parte central de este Salmo está constituida por la acusación que Dios dirige a su pueblo, para reprocharle su infidelidad a la Alianza. El Señor se manifiesta como acusador y como Juez. El motivo de la acusación es la infidelidad de Israel a las exigencias morales de la Alianza, no compensada por la observancia de prácticas culturales puramente exteriores. La advertencia final es una amenaza para los que se obstinan en el mal camino, y una promesa de salvación para los fieles.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,28-31

“Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna”

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
En continuación con la escena del joven rico, viene la intervención de Pedro ante la exigencia de Jesús por el reino. Esta vez se refleja el desconsuelo de los discípulos que lo han entregado todo y ven en la radicalidad de Jesús que no basta lo hecho hasta el momento. No obstante, Jesús trata de dejarles algo claro: si bien, dejar casa, hermana, hermano, padre, madre, hijos y campos es muy importante, es mucho más significativo lo que se esconde tras esas renuncias: el reino de Dios. Luchar por el reino, asumir la causa de Jesús es algo no muy llamativo hoy día. Por eso, la reflexión de la lectura es a descubrir la profundidad del llamado de Dios a través de esa radicalidad de Jesús. Vivir la espiritualidad cristiana con esa radicalidad es algo contra corriente con los valores de este mundo, la invitación es a no desfallecer, a no perder el horizonte. El evangelio obliga al discípulo de Jesús a darlo todo: ¡ser o no ser, ésa es la cuestión

ORACIÓN
Amado Dios, hoy nos presentamos delante de ti, queremos ser ofrenda agradable para ti, siendo cumplidores de tu voluntad y tus mandatos. Ayúdanos a actuar con generosidad contigo y con los que nos rodean, a darlo y dejarlo todo, a dar sin esperar, a vivir bajo tu lógica de servicio, de compartir y no la lógica que nos presenta el mundo de acumular. Amén.

“Estamos llamados a renunciar a todo aquello que impida vivir la magnitud del amor de Dios”


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