NUEVO PENTECOSTÉS
Durante este,
penúltimo mes del año, en nuestro proceso de Seminario de Vida en el Espíritu,
con el kerigma o Primer anuncio del Evangelio, continuaremos profundizando
sobre el Nuevo Pentecostés en la comunidad o Iglesia de creyentes y seguidores
y seguidoras.
La
Promesa es Para Todos y para Siempre
“Porque
el don del Espíritu Santo es para ustedes y para sus hijos y también para todos
aquellos a los que el Señor, nuestro Dios, quiere llamar, aun cuando se hayan
alejado” (Hechos 2,39).
Dios está renovando su
Iglesia y está realizando un nuevo Pentecostés con los mismos signos y frutos
que en el primero. Nosotros (as) somos testigos de que esa promesa no era sólo
para aquel entonces, sino que es también para nosotros(as) hoy. Esa promesa puede ser para ti, ahora mismo.
CONCILIO
VATICANO II
“Repítase
ahora en la familia cristiana el espectáculo de los apóstoles en Jerusalén. Dígnese
el Espíritu Divino escuchar la oración que todos los días sube desde todos los
rincones de la tierra: renueva nuestra tierra y tus prodigios como en un nuevo
Pentecostés” (Juan XXIII, Humanes Setutis XXI)
Con esas palabras y
elevando esta plegaria, el Papa Juan XXIII invitaba a toda la Iglesia para orar
por el Concilio. Desde entonces se está cumpliendo ese gesto profético del
Papa: Abrir la ventana paraque entre el soplo y el viento del Espíritu Santo,
renovando y transformando la comunidad de creyentes, para que se vuelva a
experimentar la presencia y el poder del Espíritu, de la misma manera que en la
primavera de la Iglesia, después de Pentecostés. Este mismo Concilio, es el
signo claro de un nuevo Pentecostés, ya que es un impulso extraordinario del
Espíritu el que ha llevado a que la Iglesia se reeducara a si misma de la
manera como el Señor lo concibió: Pueblo de Dios, cuerpo de Cristo y comunidad
unida (Koynonia) en el Espíritu.
Fruto de este momento
han aparecido diversas renovaciones o corrientes eclesiales suscitadas por Dios
para reavivar aspectos básicos de la vida cristiana en la Iglesia. Estos movimientos
forman parte de una gran renovación eclesiástica en el Espíritu, que es una
realidad en los cinco continentes y abarca también a todas las denominaciones
cristianas. (católicos, ortodoxos y protestantes evangélicos). Son kerigmáticos
y catequéticos, litúrgicos, carismáticos, comunitarios, sociales y ecuménicos,
entre otros. Cada uno de ellos destaca una dimensión que no puede estar ausente
en la vivencia cristina integral.
Dentro de las
dimensiones que se destacan, encontramos:
v
El
movimiento Kerigmático y catequético para avivar el ministerio de la Palabra en
la Iglesia y transformar de raíz la vivencia cristiana, a partir de la
renovación de los sacramentos de la iniciación cristiana.
v
El
movimiento Bíblico que descubre la importancia vital de la Palabra de Dios,
centra en ella toda la enseñanza de la comunidad creyente y la pone en la mano
del pueblo.
v
El
movimiento litúrgico que más allá de los cambios de forma, hace revivir la
liturgia como ejercicio del sacerdocio de Cristo.
v
El
movimiento carismático o renovación en el Espíritu que, por su referencia a la
acción del espíritu y a la experiencia de su poder en todos sus efectos y
manifestaciones carismáticas, es precisamente el signo claro de este nuevo
Pentecostés.
v
El
movimiento de renovación eclesiológica y comunitaria, con una nueva visión de
la Iglesia como pueblo de Dios y, dentro de ella, la promoción de las pequeñas
comunidades eclesiales.
v
El
movimiento social y liberador que, ante la realidad de las graves injusticias y
desigualdades impulsa a cumplir las exigencias del amor en una fe operante y
comprometida, con una opción preferencial por los pobres, hacia su liberación
integral.
v
El
movimiento ecuménico, que busca cumplir la orientación del Señor en Juan 17,21
“Que todos sean uno, para que el mundo crea”
De esta manera la Iglesia universal, desde
todos sus niveles, vive una renovación teológica, pastoral, jurídica e
institucional. La promesa de un nuevo pentecostés, es para todos y todas los
(as) que hoy siguen al Dios de la vida, el amor y la misericordia. El modelo de
vida a seguir, se encuentra descrito en el capítulo segundo de los Hechos de
los Apóstoles, siempre que el pueblo de Dios cumpla este programa, volverá a
vivir el mismo Pentecostés: Evangelización hecha por testigos ungidos que
invitan a una respuesta (Hech. 2,38) y motivan a los demás a vivir una vida
nueva (Hech. 2,42). Un Cristo vivo y un Espíritu Santo activo para un pueblo
nuevo, seguidor de Dios Padre-Madre, Hijo y Espíritu Santo, que lleve al mundo
a vivir una cultura cristiana que transforme la realidad de hoy.
Así lo planteó Paulo VI en 1975
(declarado Año Santo):
“En el
día feliz de Pentecostés, el año santo despliega sus velos a fin de que una
nueva navegación, un nuevo movimiento verdaderamente neumático, es decir
carismático, impulse en una nueva dirección a una nueva humanidad creyente”
INTERROGANTES
PARA ESTE MES
·
Según
Hechos 2,38-39, ¿Para quién es la promesa?
·
¿Hemos
escuchado o conocemos esta renovación que se viene dando en toda la iglesia?
·
¿A
partir de cuándo se está dando el nuevo Pentecostés en la Iglesia?
·
¿Qué
pasos precedieron el Concilio Vaticano II?
·
¿Recuerdan
algunas corrientes o movimientos que hayan nacido como frutos de este nuevo
Pentecostés?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: