martes, 1 de mayo de 2018

Miércoles 30 de Mayo de 2018

“UN PRECIO MUY ALTO”

PRIMERA LECTURA
1PEDRO 1,18-25

“Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto”

Queridos hermanos: Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque "toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor se cae; pero la Palabra del Señor permanece para siempre". Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pedro recuerda a los recién bautizados la suerte que han tenido, porque ahora creen en Cristo Jesús, han sido rescatados de su antigua vida y han vuelto a nacer de Dios. Ser rescatado significa que alguien ha pagado el precio, la fianza por su liberación. Jesucristo no ha pagado con una cantidad de dinero sino con su propia sangre. Con eso ha cambiado la situación de esos neófitos: ahora ponen su fe y su esperanza en Dios, que ha resucitado a Cristo de la muerte. Han vuelto a nacer, no de un padre mortal, sino de Dios mismo, de su Palabra viva y duradera, el evangelio. Pedro quiere que los cristianos saquen de esta convicción una consecuencia concreta: “Amaos unos a otros de corazón”. Si todos hemos nacido del mismo Dios, todos somos hermanos.   Una perspectiva tan optimista debería motivar nuestra vida cristiana; de nosotros se tendría que poder decir que “habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra Esperanza”
SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto de acción de gracias a Dios por la reconstrucción de Jerusalén y el regreso de los derrotados, y de alabanza por la providencia con que gobierna el universo. La restauración de Jerusalén es anticipo y símbolo de la redención obrada por Dios en Cristo. Él sigue presente en medio de su pueblo y le ofrece diariamente pruebas de su amor.  

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS  10,32-45
“Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará." Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó: "¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron: "Lo somos." Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado."
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Se acercan a Jerusalén donde se llevará a cabo el martirio de Jesús y los discípulos van haciendo planes de gobierno para cuando, según su mentalidad y sus propios deseos, Jesús tome el poder y sea coronado rey. Jesús será el rey. Eso no se discute. Ocupará el sillón de Herodes y desde allí gobernará a todo el pueblo. Pero, al igual que Herodes, necesitará ministros y funcionarios de diferentes rangos. Juan y Santiago piden los primeros puestos, los de mayor jerarquía. Entonces Jesús vuelve a explicarles por enésima vez que el Reino de Dios no es como los reinos de este mundo donde los que gobiernan lo hacen como dueños y señores. En el Reino donde reina Dios la única jerarquía la da el servicio. Quien más y mejor sirva a los demás será más grande y tendrá más autoridad. Después de dos mil años de predicación del evangelio los cristianos todavía soñamos con puestos de honor y prestigio. Aún no hemos entendido que Jesús es Servidor de Servidores y nos invita a ser iguales a Él.

ORACIÓN
Oh Señor perdónanos porque hay momentos en que nos pasa como a estos discípulos, donde tú queriendo revelarnos las cosas que son del Reino del amor, y nosotros pensando en el poder  y el reino del mundo.  Nos desviamos a otros proyectos, buscando nuestra comodidad, nuestro prestigio, nos dejamos llevar por el orgullo, cuando lo que necesitas de nosotros es  que nos despojemos, nos desinstalemos en pro del bienestar de otros. Ayúdanos a vivir tu Reino con la fuerza de tu Espíritu, como lo hiciste con tantos hermanos y hermanas que lo han entendido y lo viven. Amén   

“Aunque la fragilidad humana nos impida aprender la lección del servicio y la entrega de la vida por amor, que nos enseñó Jesús, debemos disponernos a asumirlo…”
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