“UN PRECIO MUY ALTO”
PRIMERA LECTURA
1PEDRO 1,18-25
“Os rescataron a precio de la
sangre de Cristo, el Cordero sin defecto”
Queridos
hermanos: Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de
vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la
sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la
creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por
Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio
gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. Ahora que
estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a
quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e
intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino
de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque "toda
carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor
se cae; pero la Palabra del Señor permanece para siempre". Y esa palabra
es el Evangelio que os anunciamos.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pedro
recuerda a los recién bautizados la suerte que han tenido, porque ahora creen
en Cristo Jesús, han sido rescatados de su antigua vida y han vuelto a nacer de
Dios. Ser rescatado significa que alguien ha pagado el precio, la fianza por su
liberación. Jesucristo no ha pagado con una cantidad de dinero sino con su
propia sangre. Con eso ha cambiado la situación de esos neófitos: ahora ponen
su fe y su esperanza en Dios, que ha resucitado a Cristo de la muerte. Han
vuelto a nacer, no de un padre mortal, sino de Dios mismo, de su Palabra viva y
duradera, el evangelio. Pedro quiere que los cristianos saquen de esta
convicción una consecuencia concreta: “Amaos unos a otros de corazón”. Si todos
hemos nacido del mismo Dios, todos somos hermanos. Una perspectiva tan optimista debería
motivar nuestra vida cristiana; de nosotros se tendría que poder decir que
“habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra Esperanza”
SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor,
Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
Salmo es un canto de acción de gracias a Dios por la reconstrucción de
Jerusalén y el regreso de los derrotados, y de alabanza por la providencia con
que gobierna el universo. La restauración de Jerusalén es anticipo y símbolo de
la redención obrada por Dios en Cristo. Él sigue presente en medio de su pueblo
y le ofrece diariamente pruebas de su amor.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,32-45
“Mirad, estamos subiendo a
Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado”
En
aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les
adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él
tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
"Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser
entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo
entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo
matarán; y a los tres días resucitará." Se le acercaron los hijos de
Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo
que te vamos a pedir." Les preguntó: "¿Qué queréis que haga por
vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu
derecha y otro a tu izquierda." Jesús replicó: "No sabéis lo que
pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con
el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron: "Lo
somos." Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y
os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a
mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado."
Los
otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús,
reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de
los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de
eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser
primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que
le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos." Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Se
acercan a Jerusalén donde se llevará a cabo el martirio de Jesús y los
discípulos van haciendo planes de gobierno para cuando, según su mentalidad y
sus propios deseos, Jesús tome el poder y sea coronado rey. Jesús será el rey.
Eso no se discute. Ocupará el sillón de Herodes y desde allí gobernará a todo
el pueblo. Pero, al igual que Herodes, necesitará ministros y funcionarios de
diferentes rangos. Juan y Santiago piden los primeros puestos, los de mayor
jerarquía. Entonces Jesús vuelve a explicarles por enésima vez que el Reino de
Dios no es como los reinos de este mundo donde los que gobiernan lo hacen como
dueños y señores. En el Reino donde reina Dios la única jerarquía la da el
servicio. Quien más y mejor sirva a los demás será más grande y tendrá más
autoridad. Después de dos mil años de predicación del evangelio los cristianos
todavía soñamos con puestos de honor y prestigio. Aún no hemos entendido que
Jesús es Servidor de Servidores y nos invita a ser iguales a Él.
ORACIÓN
Oh Señor perdónanos
porque hay momentos en que nos pasa como a estos discípulos, donde tú queriendo
revelarnos las cosas que son del Reino del amor, y nosotros pensando en el poder y el reino del mundo. Nos desviamos a otros proyectos, buscando
nuestra comodidad, nuestro prestigio, nos dejamos llevar por el orgullo, cuando
lo que necesitas de nosotros es que nos despojemos,
nos desinstalemos en pro del bienestar de otros. Ayúdanos a vivir tu Reino con
la fuerza de tu Espíritu, como lo hiciste con tantos hermanos y hermanas que lo
han entendido y lo viven. Amén
“Aunque la fragilidad
humana nos impida aprender la lección del servicio y la entrega de la vida por
amor, que nos enseñó Jesús, debemos disponernos a asumirlo…”
le”
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