“LA VIDA TAMBIÉN ES FE
Y COMPROMISO”
PRIMERA
LECTURA
GÉNESIS
32,23-32
“Te
llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido”
En
aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las
dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el
torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él
hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y
se la dejó tiesa, mientras peleaba con él. Dijo: "Suéltame, que llega la
aurora." Respondió: "No te soltaré hasta que me bendigas." Y le
preguntó: "¿Cómo te llamas?" Contestó: "Jacob." Le replicó:
"Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con
hombres y has podido." Jacob, a su vez, preguntó: "Dime tu
nombre." Respondió: "¿Por qué me preguntas mi nombre?" Y le
bendijo.
Jacob
llamó a aquel lugar Penuel, diciendo: "He visto a Dios cara a cara y he
quedado vivo." Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando.
Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del
muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Es
un poco extraño el texto de la primera lectura de hoy, pero no es menos extraño
que la compleja relación que nuestra voluntad suele tener con la voluntad de
Dios. Dios, nuestro Dios, nos hace fuertes para que le venzamos: esta es la
gran paradoja. Le gusta ser vencido por aquello que, si él no nos lo diera, no
tendría poder alguno sobre él. Y esto que nos da es la oración que brota de la
fe, y la compasión que brota de sabernos amados sobre toda medida. Tales son,
pues, nuestras "armas" para ganarle a Dios: orar, creer, compadecer.
No podemos tener misericordia sin asemejarnos a Jesús Compasivo. Y no podemos
ser semejantes a él sin tener una participación en su poder.
SALMO
RESPONSORIAL: 16
R.
/ Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Señor,
escucha mi apelación,
atiende
a mis clamores,
presta
oído a mi súplica,
que
en mis labios no hay engaño. R.
Emane
de ti la sentencia,
miren
tus ojos la rectitud.
Aunque
sondees mi corazón,
visitándolo
de noche,
aunque
me pruebes al fuego,
no
encontrarás malicia en mí. R.
Yo
te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina
el oído y escucha mis palabras.
Muestra
las maravillas de tu misericordia,
tú
que salvas de los adversarios
a
quien se refugia a tu derecha. R.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a
la sombra de tus alas escóndeme.
Pero
yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y
al despertar me saciaré de tu semblante. R.
OREMOS CON EL SALMO
El salmista perseguido injustamente, proclama su
inocencia y pide a Dios que él mismo actúe como juez. Expresa su confianza en
que Dios salva al que a Él se acoge. Podemos recitar este salmo, aunque no
hagamos profesión de inocencia, declarando nuestras intenciones de agradar a
Dios con nuestras vidas. La esperanza de contemplar el rostro de Dios adquiere
un sentido más profundo.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO
9,32-38
“La
mies es abundante, pero los trabajadores son pocos”
En
aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el
mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa
igual." En cambio, los fariseos decían: "Éste echa los demonios con
el poder del jefe de los demonios." Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando
todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se
compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que
no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante,
pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande
trabajadores a su mies." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El texto del evangelio de hoy es la conclusión para las obras
realizadas por Jesús luego del sermón de la montaña. A la curación de los
ciegos sigue otra cuyo destinatario es un hombre mudo. Sus acciones le
proporcionan adherentes y detractores. El versículo 35 resume sus actividades
misioneras a la vez que permite una doble constatación: Jesús advierte, por una
parte, el estado de indefensión de las personas que se dirigen hacia él y esto
lo conmueve profundamente. Por otra parte, comprueba todo lo que todavía queda
por hacer. Es necesario apelar a Dios para que siempre existan personas que se
compadezcan del estado de abandono en que se encuentran sus ovejas y puedan
ofrecerles el consuelo que les trae Jesús. Mateo nos hace participar de los
sentimientos de Jesús. La clave de su predicación es la compasión por la
situación de su rebaño. Lo que dice y los gestos que realiza se vuelven
efectivos por el sentimiento que lo anima. La compasión que no cambia nada no
viene de Dios.
ORACIÓN
La Palabra nos permite
conocerte como el Dios que se preocupa de nuestra condición humana, nuestras
enfermedades, nuestras limitaciones y actúa sin reparos cubriendo nuestras
carencias materiales, afectivas y espirituales. Oh Señor, si tan solo
lográramos asimilar la grandeza de tu amor y la magnitud e implicaciones de tu propuesta,
actuaríamos con mayor compasión y misericordia sobre todo con los más
necesitados y construiríamos un mundo mejor. Ayúdanos Señor ha hacerlo, te lo
pedimos hoy. Amén.
“Hay
mucho por hacer…, se requieren personas
que se comprometan de corazón”
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