sábado, 1 de julio de 2017

Martes 11 de Julio de 2017


“LA VIDA TAMBIÉN ES FE Y COMPROMISO”

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 32,23-32

“Te llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido”

En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa, mientras peleaba con él. Dijo: "Suéltame, que llega la aurora." Respondió: "No te soltaré hasta que me bendigas." Y le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Contestó: "Jacob." Le replicó: "Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido." Jacob, a su vez, preguntó: "Dime tu nombre." Respondió: "¿Por qué me preguntas mi nombre?" Y le bendijo.

Jacob llamó a aquel lugar Penuel, diciendo: "He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo." Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Es un poco extraño el texto de la primera lectura de hoy, pero no es menos extraño que la compleja relación que nuestra voluntad suele tener con la voluntad de Dios. Dios, nuestro Dios, nos hace fuertes para que le venzamos: esta es la gran paradoja. Le gusta ser vencido por aquello que, si él no nos lo diera, no tendría poder alguno sobre él. Y esto que nos da es la oración que brota de la fe, y la compasión que brota de sabernos amados sobre toda medida. Tales son, pues, nuestras "armas" para ganarle a Dios: orar, creer, compadecer. No podemos tener misericordia sin asemejarnos a Jesús Compasivo. Y no podemos ser semejantes a él sin tener una participación en su poder.

SALMO RESPONSORIAL: 16
R. / Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R.

Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí. R.

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha. R.

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R.

OREMOS CON EL SALMO
El salmista perseguido injustamente, proclama su inocencia y pide a Dios que él mismo actúe como juez. Expresa su confianza en que Dios salva al que a Él se acoge. Podemos recitar este salmo, aunque no hagamos profesión de inocencia, declarando nuestras intenciones de agradar a Dios con nuestras vidas. La esperanza de contemplar el rostro de Dios adquiere un sentido más profundo.    

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9,32-38

“La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos”

En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual." En cambio, los fariseos decían: "Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios." Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El texto del evangelio de  hoy es la conclusión para las obras realizadas por Jesús luego del sermón de la montaña. A la curación de los ciegos sigue otra cuyo destinatario es un hombre mudo. Sus acciones le proporcionan adherentes y detractores. El versículo 35 resume sus actividades misioneras a la vez que permite una doble constatación: Jesús advierte, por una parte, el estado de indefensión de las personas que se dirigen hacia él y esto lo conmueve profundamente. Por otra parte, comprueba todo lo que todavía queda por hacer. Es necesario apelar a Dios para que siempre existan personas que se compadezcan del estado de abandono en que se encuentran sus ovejas y puedan ofrecerles el consuelo que les trae Jesús. Mateo nos hace participar de los sentimientos de Jesús. La clave de su predicación es la compasión por la situación de su rebaño. Lo que dice y los gestos que realiza se vuelven efectivos por el sentimiento que lo anima. La compasión que no cambia nada no viene de Dios. 

ORACIÓN
La Palabra nos permite conocerte como el Dios que se preocupa de nuestra condición humana, nuestras enfermedades, nuestras limitaciones y actúa sin reparos cubriendo nuestras carencias materiales, afectivas y espirituales. Oh Señor, si tan solo lográramos asimilar la grandeza de tu amor y la magnitud e implicaciones de tu propuesta, actuaríamos con mayor compasión y misericordia sobre todo con los más necesitados y construiríamos un mundo mejor. Ayúdanos Señor ha hacerlo, te lo pedimos hoy. Amén.

“Hay mucho por hacer…,  se requieren personas que se comprometan de corazón”


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