domingo, 1 de enero de 2017

Martes, 24 de Enero de 2017

“¿CUÁL ES LA VOLUNTAD DE DIOS EN NUESTRA VIDA?”

PRIMERA LECTURA
HEBREOS 10,1-10

“Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”

Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.  Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad." Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Si nos preguntaran qué ofreció Cristo en su sacrificio del calvario, lo más probable es que digamos: su sangre o su vida, y esto desde luego es cierto; pero puede hacernos olvidar la dimensión interior de su oblación. El sacrificio del Señor es ante todo el sacrificio interior de su voluntad. Nosotros hemos sido salvados por un acto grandioso  de obediencia amorosa o de amor obediente, como se quiera decir.  Cristo nos ha redimido con su obediencia y nos invita a transitar la vía de la obediencia. Fue frecuente entre los Santos Padres la afirmación de que la obediencia del Nuevo Adán nos ha rescatado de la desobediencia del primer Adán. En realidad, la grandeza de la obediencia y del sacrificio de la voluntad era ya conocida en el Antiguo Testamento: " ¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros" (1 Sam 15,22).
SALMO RESPONSORIAL: 39
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.”

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy". R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
 Señor, tú lo sabes. R.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS 3,31-35

“El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”

En aquel tiempo,  llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
 Las noticias que llegan a Nazaret dicen que Jesús no solo está demente sino poseído por Satanás. Los adversarios del Nazareno hacen bien su tarea calumniadora. María, con su familia, se va a buscarlo. Quiere comprobar lo que se dice de su hijo preguntándoselo a él mismo. La ocasión se convierte en una bella lección para María y para todas las familias del mundo. Es difícil aceptar los nuevos caminos que emprenden los hijos. A las mamás les nace del corazón proteger a sus hijos, pero terminan controlándolos y limitándoles su proyecto de vida. María no entendía que con Jesús se inauguraba una nueva familia, marcada no por lazos de sangre o de raza sino por la fe en Jesús. Esta nueva familia se caracteriza por hacer la voluntad del Padre. María aprende que además de madre debe convertirse en discípula. Para María no es difícil ni extraño, porque cuando respondió al Ángel “hágase en mí según tu Palabra” se convirtió en la primera que hizo la voluntad del Padre.

ORACIÓN
Señor queremos dejarnos guiar de tal manera que conozcamos de manera clara cuál es el propósito que tienes con nosotros, que como María seamos discípulos obedientes y fieles y podamos decir como ella hágase en nosotros según tu Palabra. Amén.  


“Tenemos la posibilidad de ofrecer nuestra vida de amor y de servicio a Dios y al prójimo como verdadero sacrificio y alabanza”

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