domingo, 1 de enero de 2017

Jueves 26 de Enero de 2017

“DEMOS TESTIMONIO DE FE COMO FAMILIA”

Fiesta de Tito y Timoteo
PRIMERA LECTURA
2DA CARTA DE TIMOTEO 1,1-8

“Refrescando la memoria de tu fe sincera”
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Palabra del Señor
 REFLEXIÓN
Estamos acostumbrados a pensar en los milagros como puntos casi aislados dentro de una larga línea que es la vida. Esta fiesta de hoy nos invita a reflexionar en un milagro que no acaba: la transmisión misma de la fe.  Timoteo y  Tito fueron pilares  fundamentales  como colaboradores y en cierto modo sucesores del apóstol Pablo en la obra de predicación de las nacientes comunidades cristianas y a si mismo propagación de la Buena Nueva. En la primera lectura Pablo recuerda cómo la fe cubre ya tres generaciones: a la abuela, la mamá y a Timoteo mismo. Es maravilloso que así se extienda el don de Dios. Pero le recuerda también que él mismo debe cuidar el don recibido, particularmente ese don especial que le fue conferido al imponerle las manos.
Es pertinente saber que esta segunda carta fue escrita en una circunstancia vital de Pablo donde expone sus  últimas enseñanzas en un tiempo en que se encuentra  envejecido, encarcelado, viviendo el dolor de que muchos le han volteado la espalda y esperando un juicio del que sabe no escapará con vida, más que una carta de despedida, es un escrito buscando la compañía humana.  
SALMO RESPONSORIAL 95
R./ Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.

Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente." R.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 10, 1-9

“La mies es abundante y los obreros pocos”
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mira que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Palabra del Señor
 REFLEXIÓN
El evangelio del día de hoy nos enseña que el anuncio del reino de Dios va más allá de una simple proclamación de palabras. No se comprende como un conjunto de ideales que poco tienen que ver con nuestra vida. Este anuncio no se reduce solo a unas prácticas religiosas. El anuncio del Reino compromete profundamente la existencia de la persona creyente, exige un comportamiento, un estilo particular de interpretar la vida y toda la creación. Esta manera de ser creyente se encuentra expuesta en el relato que leemos hoy. Jesús envía a sus discípulos al “mundo”, los lanza a la mundanidad, los vincula a la realidad humana; es decir, que los saca de sí mismos para que vayan al encuentro del otro y hagan presente así la misericordia y la paz de Dios. Los legítimos discípulos de Jesús se caracterizan por ser portadores de la paz de Dios, por expresar con sus vidas una confianza incondicional a la acción de Dios, por compartir con la gente la mesa, el tiempo, los talentos, los sufrimientos, las necesidades, las esperanzas y las desesperanzas.

ORACIÓN
Amado Dios, sabemos que la mies es mucha, el trabajo por hacer es incalculable, sigue Señor enviando misioneros y capacitándonos a nosotros,  como misioneros de ligero equipaje, dispuestos a dar la vida y a cumplir la tarea que nos has encomendado.  Amén.


“Oremos al dueño de la mies por misioneros y familias que den testimonio del Padre de Amor”

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