viernes, 1 de enero de 2016

Sábado 16 de Enero de 2016


“PARA DIOS TODOS SOMOS IGUALES EN EL BANQUETE DEL REINO”

PRIMERA LECTURA
1SAMUEL 9, 1-19

“Ese es el hombre de quien habló el Señor; Saúl regirá a su pueblo”
Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, de Seror, de Becorá, de Afiaj, benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba. A su padre, Quis, se le habían extraviado unas burras, y dijo a su hijo Saúl: "Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras". Cruzaron la serranía de Efraím y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamín, y tampoco. Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le avisó: "Ese es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo. Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Haga el favor de decirme dónde está la casa del vidente". Samuel respondió: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas". Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: "¡El Señor te unge como jefe de su heredad! Tú regirás al pueblo del Señor y le librarás de la mano de los enemigos que lo rodean".  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Samuel no estaba personalmente muy convencido de los beneficios de nombrar un rey sobre los israelitas. De todos modos, fue obediente a Dios, y, como escuchamos en la primera lectura, fue donde Saúl y le contó los planes inesperados que Dios tenía para con él. Esta es una lección para nosotros, porque vemos que el gusto personal no fue lo que tuvo fuerza en el corazón de Samuel, sino que él permitió a Dios que fuera el jefe y el que guía... todo el tiempo.
Una segunda lección nos viene de este mismo texto de hoy. Saúl no resultó recibiendo simplemente una distinción sino un encargo. Es verdad que Samuel le dijo: "El Señor te ha ungido como jefe de Israel, su pueblo," pero también añadió: "librarás a Israel de los enemigos que le rodean." El llamado y la misión, el honor y el deber van juntos, y esto es algo que debemos recordar todos, especialmente si hemos recibido un ministerio o servicio particular en la Iglesia.
SALMO RESPONSORIAL: 20
R. / Señor, el rey se alegra, por tu fuerza.

¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida y se la has concedido,
años que se prolongan sin término. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
La súplica del pueblo antes de la batalla ha sido escuchada, y el Señor ha concedido al rey una resonante victoria. El Salmo nos muestra  una expresión de alegre reconocimiento por las bendiciones concedidas al rey, en particular, por el triunfo alcanzado. En un segundo momento  (vs. 9-13), un sacerdote o un profeta interviene para anunciar la victoria total sobre los enemigos del Señor y del rey.
LECTURA  DEL EVANGELIO
MARCOS 2, 13-17

“No he venido a llamar justos, sino pecadores”
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos: "¡De modo que come con recaudadores y pecadores!"
Jesús lo oyó y les dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La vocación del cobrador de impuestos debió provocar dolores de cabeza a Jesús y a sus discípulos. Los individuos más viles y despreciados se sentaban a la mesa con Jesús y, con frecuencia, él era su invitado de honor. Esa manera de pensar escapaba a toda lógica, más en una sociedad como la de aquella época en la que el prestigio y el “buen nombre” eran la principal nota de distinción de las personas religiosas. La respuesta de Jesús ante los cuestionamientos de sus adversarios es tan simple como contundente: no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Ese dicho seguramente formaba parte de la cultura popular y era parte de la sabiduría de la gente sencilla, que con frecuencia no tenía dinero para acudir a un médico y se contentaba con remedios caseros. La misión de Jesús se funda en la sabiduría y en la justicia de Dios y no en los escrúpulos sociales de los fanáticos religiosos. El llamado de Jesús actúa sobre las personas de buena voluntad, aunque hayan cometido errores garrafales y no en la impecable hoja de vida de personas que sólo se preocupan por su prestigio y buen nombre.
ORACIÓN
Señor Jesús, regálanos tu Espíritu Santo, en Él ayúdanos a encontrarte presente en nuestras vidas, a estar atentos para descubrir tu voluntad, para que tengamos claro qué quieres de nosotros, qué esperas de nosotros, qué nos das cuando nos amas, qué nos propones cuando nos llamas. Ayúdanos a optar y a elegir en la sabiduría que tú elegiste. Amén.

 “Si todos y todas somos llamados a la liberación, ¿Por qué caer en la tentación de juzgar a los demás?”
o, su inmediata cercanía a los más excluidos del pueblo colocan a Jesús en el ojo del huracán. Al volver a Cafarnaún se encuentra con la expectativa del pueblo sencillo, que ya lo reconoce como un gran maestro; pero también se topa con la oposición de sus adversarios, que lo acusan de blasfemia – el pecado religioso más grave. El conflicto no se hace esperar. Los intérpretes autorizados de la Escritura consideran inapropiada la libertad con la que Jesús actúa. Consideran que son sólo ellos los únicos administradores de las enseñanzas religiosas. Jesús les muestra su error, al mostrarles cómo la tremenda fe del paralítico es suficiente para recibir el beneficio del perdón y la sanación. Así se enfrentan la costumbre humana y la novedad de Dios. Y de este enfrentamiento sale beneficiada una persona que de ahí en adelante puede decidir a dónde ir y qué hacer con su vida.

Cada día enfrentamos una cultura que pretende decirnos quiénes somos, qué debemos hacer y sobre todo, qué es lo importante, basada únicamente en criterios de consumo, apariencia y poder. Jesús nos enseña a ser libres, así desfondemos el techo con nuestras decisiones.

ORACIÓN
Señor Jesús en tu divina presencia queremos estar, te buscamos, tenemos sed de ti, te anhelamos, y por eso a través de este devocional te buscamos día a día sin cansancio, siempre con la fe, confianza y esperanza que tú nos escuchas y cumples tus promesas de amor y bendición con todos tus hijos. Hoy queremos descubrirte en nuestras realidades, sin pretensiones espectaculares, sin querer hallarte donde no te encuentras; sólo abriendo los ojos, los oídos, la mente y el corazón, para captarte revelado en nuestro entorno cotidiano, en la relación con nuestros hermanos, en nuestro servicio y celebración en la fe de la comunidad. Amén.


“Sirvamos  siempre teniendo en  cuenta la integralidad del ser humano para rescatarlo y dignificarlo como miembro importante la comunidad”

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