viernes, 1 de enero de 2016

Domingo 24 de Enero de 2016


“SOMOS CUERPO DE CRISTO”

PRIMERA LECTURA
NEHEMÍAS   8, 2-4a. 5-6. 8-10

“Leían el libro de la Ley, explicando el sentido”

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "Amén, amén."
Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis." Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: "Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
En el libro de Nehemías se nos cuenta de una lectura pública y solemne del libro de la ley de Dios. La primera lectura de hoy se ubica en un periodo muy doloroso de la historia del pueblo elegido. Un periodo que sin embargo estaba lleno de esperanza. Los hechos concretos son: los hebreos están de vuelta del destierro y enfrentan la tarea inmensa de reconstruir su ciudad pero sobre todo de volver a construirse interiormente. Nehemías es el gran líder laico de esa época, mientras que Esdras es el líder sacerdotal. Juntos, de distintas maneras ayudarán en ese proceso de reconstrucción espiritual y material. Y aunque las cosas nunca volvieron a ser lo que eran en tiempos de Salomón, por dar un ejemplo, a través de estos esfuerzos Dios preparó la esperanza y la fe de su pueblo humillado y humilde. Podemos decir que estamos como en la recta final hacia la llegada del Mesías, aunque faltaban unos 400 años para eso.
La lectura de la Ley es entonces un momento fundamental: es el pueblo oyendo la voz de su Señor; o todavía mejor, es el pueblo recibiendo las riquezas de una Palabra que a la vez lo alimenta, lo restaura, lo reconstruye, lo levanta y le marca una senda para que sepa cómo caminar. Por ello el llanto del pueblo es algo muy profundo. Los levitas les están explicando el sentido de lo que ellos están escuchando. No hay pues obstáculos entre el Corazón de Dios y el de su pueblo: la verdad fluye, el amor fluye, la compasión fluye; por eso mismo: el arrepentimiento, el agradecimiento y luego la alegría fluyen. Si los científicos aseguran que de las aguas saladas del mar brotó la vida, nosotros podemos decir que del llanto, del llanto profundo del dolor y del amor, nace la nueva vida de la gracia.

SALMO RESPONSORIAL: 18
R. / Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
 la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
 los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
En este Salmo se encuentran yuxtapuestos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero es un himno de intensa vibración lírica, que celebra la gloria del Creador manifestada en la armonía y grandiosidad del firmamento. El segundo, es un poema didáctico, en el que se describen las excelencias de la Ley Divina. A pesar de estas diferencias, la relación de los dos poemas no es totalmente artificial, ya que así se establece un paralelismo entre las dos manifestaciones de la gloria de Dios: una en la Creación y en las perfecciones del universo, y otra en la Revelación concedida a su Pueblo, fuente de felicidad y de vida para los que la aman y aceptan sus exigencias.
SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 12,12-30
“Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro”
Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.  El cuerpo tiene muchos miembros, no uno sólo. Si el pie dijera: "No soy mano, luego no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: "No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: "No te necesito"; y la cabeza no puede decir a los pies: "No os necesito." Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos  don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En esta segunda lectura de Pablo a la comunidad de Corinto, el apóstol quiere relacionar el ser del pueblo o iglesia con la realidad del cuerpo humano; de esta manera plantea toda una reflexión en torno a la importancia de cada miembro del cuerpo de la iglesia, como es importante cada miembro del cuerpo humano. Nos exhorta e invita a que nos preocupemos siempre por proteger y cuidar de los más débiles (1ra Corintios 12,26). Este hecho debe ser la naturaleza o lo propio del discipulado cristiano, siempre el preocuparnos o poner más atención por los más necesitados, enfermos y débiles. De esta manera debemos hacer a nuestras pequeñas comunidades valientes y dinámicas con la fuerza del Espíritu Santo en torno a nuestros hermanos más débiles y pequeños, ya que es Dios mismo quien siempre dará la cara por la defensa de ellos, y nosotros debemos defender la causa y el proyectos de Dios, que en Jesús se hace más claro y concreto (ser Buena Noticia para los pobres y necesitados). En este mismo sentido o metáfora en torno al símil del cuerpo, Pablo nos invita a descubrir también en los débiles su riqueza, talentos y recursos, para valorarlos, apoyarlos y ayudarlos a que produzcan fruto.  
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,1-4; 4, 14-21
“Hoy se cumple esta Escritura”
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.” Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.” Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Podríamos decir que, con este domingo, iniciamos en forma la lectura del evangelio de Lucas y lo hacemos desde el capítulo 4, donde Jesús, comienza más claramente su ministerio apostólico, yendo a su pueblo de Nazaret en día sábado. Jesús regresa a Nazaret y va a la asamblea semanal del sábado para proclamar la Palabra y explicarla a la comunidad. Toma el rollo del profeta Isaías y lo proclama; pero Lucas agrega que “toda sinagoga tenía fijos los ojos en Él”, así como en Nehemías ( que leímos en la 1ra lectura hoy) todo el pueblo estaba atento a las palabras de la Ley. Para la comunidad de Lucas, los ojos de todos están puestos en Jesús, que es la Palabra nueva y definitiva de Dios para la comunidad. Todos atentos a su palabra y a su acción, porque él es el Salvador. De ahí que, al terminar la lectura del texto, el mismo Señor proclame: “Hoy se cumple entre ustedes esta Palabra que acaban de escuchar”. La asamblea de la comunidad, que somos nosotros, se reúne cada semana para celebrar la presencia salvadora del Señor, para escuchar su palabra y para actualizarla en la vida de todos. Cada semana estamos invitados a vivir el hoy de Dios para nosotros, si somos capaces de tener fijos los ojos en Jesús, escuchar su Palabra y vivirla en nuestra propia situación.
Y la comunidad de Lucas nos orienta, desde el principio, a escuchar la profecía de Isaías (61,1-3) y aplicarla a Jesús. Sobre Él ha venido el Espíritu el día del bautismo, un Espíritu que lo llena, lo impulsa y lo hace actuar con sanaciones y actos de salvación. Pero ese mismo Espíritu lo envía a nosotros, a los hombres y mujeres de cada época, a los pobres, con una gran Noticia. En Lucas es la noticia de la salvación, porque desde el momento en que Jesús nació, los ángeles bajaron del cielo a proclamar “una gran Noticia que traerá mucha alegría a todos: Hoy les ha nacido una Salvador, que es Cristo, el Señor”. Y la noticia en Isaías es que Jesús nos aporta la libertad a los que están cautivos, la vista a los que están ciegos, la libertad a los oprimidos, y a todos, una presencia nueva y transformadora de Dios que inicia una nueva época, una etapa nueva de la historia. “El año de gracia del Señor” que Jesús inaugura es una presencia firme de la salvación, una experiencia maravillosa de la misericordia, una alegría desbordante, un pueblo lleno del poder del Espíritu. Es que la presencia de Jesús, acogida y asumida con seriedad, trae cambio, vida, fuerza, alegría y transformación.
Nos corresponde, pues a nosotros, al estilo de los personajes de Lucas, acoger con alegría esta noticia y esta presencia, gozarnos con la acción y la palabra de Jesús que viene a nosotros para salvar y liberar, y participar en la comunidad de los discípulos que cantan admirados las maravillas del Señor.                
  
ORACIÓN
Buen Maestro Jesús, te damos gracias y creemos profundamente que has cumplido la misión eficaz del Padre; gracias porque hoy traes una Buena Noticia de vida, fortaleza y esperanza a toda situación de pobreza, esclavitud y enfermedad que pueda haber en nuestra vida y en nuestras familias;  te creemos a ti, creemos en tu Palabra, y por eso hoy nos declaramos bendecidos por Ti. Envíanos también a nosotros hoy ungidos por tu Santo y Poderoso Espíritu, para ser continuadores de esa Buena Noticia en los círculos más cercanos de pobreza, opresión y enfermedad en que nos movemos en nuestro entorno y realidad. Amén   


 “Como comunidad en el Espíritu somos un organismo vivo, dinámico y actuante” 

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