"EDIFICANDO LA CASA ABIERTA DE LA MISERICORDIA”
Una vez más, estamos aquí con todo el ánimo,
iniciando este nuevo año en su primer mes. En estos días abundan planes, sueños y proyectos, para un año que en fe y en el nombre de Señor
Jesucristo lo declaramos de abundante bendición. La propuesta o visión para
este 2016, es unirnos a toda la Iglesia, por medio del Papa Francisco, que lo
ha declarado como el año de “La Divina
Misericordia”. Desde ese itinerario les proponemos que sigamos construyendo, nuestro discipulado
de la Casa Abierta.
La misericordia, vista no sólo desde el
pensamiento humano sino especialmente desde la propuesta bíblica, es como un
reto, o es como lanzarnos en este nuevo año a vivir lo pleno, profundo o
esencial del amor. A esto sería lo que
llamaríamos Misericordia. Total, la meta o destino final del amor, se llama
Misericordia, bondad o compasión. La Misericordia en la Biblia nace o siempre
está relacionada al amor venido de Dios (Ágape), amor que es capaz de poner su
centro y objetivo en las miserias del corazón humano, de esta manera hace
también alusión a la bondad y a la compasión, por el ser que ha caído en
desgracia; de hecho todos en alguna ocasión
hemos pasado por esa condición. La Buena Noticia de Dios a través de su
Bendita Palabra es: “Que el mismo se ha acercado a nosotros para tener
misericordia” Efesios 2,1-5, 2da Corintios 1,3.
La misericordia es la práctica del amor en
forma o clave de solidaridad, fraternidad y liberación de todos los excluidos y
oprimidos por la injusticia humana. La
misericordia o compasión no se puede quedar en un simple sentimiento de lástima
y en una devoción piadosa; sino que tiene ser una visible expresión del
verdadero rostro de amor venido de Dios, que se debe convertir en una práctica
que dé respuestas ayudando a liberar las diferentes realidades o dimensiones
del ser humano; a imagen de la acción misericordiosa del Padre Dios en el
Antiguo Testamento con el pueblo hebreo oprimido en Egipto ( Éxodo 3,7-8) y la
misma acción y guía liberadora del Señor Jesús en el evangelio.
Algunos textos bíblicos para reflexionar en
torno a la misericordia:
-
Mateo 9,13; Salmo 103,8; Efesios 2,4-5;
Isaías 30,18; Romanos 12,1; 2da Corintios 1,3; Colosenses 3,12; Lucas 6,36;
Oseas 6,6; Miqueas 6,8.
“LA MISERICORDIA ES EL AMOR EN ACCIÓN, NACIDO EN LO PROFUNDO DEL
CORAZÓN Y PUESTO HACIA FUERA EN LAS MISERIAS HUMANAS”
Damos gracias al Buen Dios por tu vida y
clamamos a Él que para este nuevo año en la gracia de su misericordia te
bendiga a ti y a todos los tuyos con toda clase de abundantes bendiciones. Al
final de la cartillita, encontrarás una sencilla reflexión sobre el primer
fruto de la misericordia que es el AMOR.
Roberto Zamudio.
PROMESA
BÍBLICA DEL MES
“El amor del Señor no se agota, sus
misericordias se renuevan cada mañana” Lamentaciones 3,22-23
PRIMER FRUTO DE LA MISERICORDIA: “EL AMOR”
Podríamos definir este primer fruto de la
misericordia como la capacidad del ser humano de realizarse o ser feliz
plenamente en esta vida. Dicha capacidad que viene exclusivamente de Dios, es
el impulso a salir de si mismo e ir en busca del otro (eso es amor), que es lo
contrario a venir a esta vida a buscarse a sí mismo (egoísmo), que es todo lo
contrario al amor. Por tanto el amor es más que un simple sentimiento. Por eso
quizás una primera afirmación categórica sobre el tema del amor: “La vida en
torno a lo esencial consiste solamente en amar”. El creador y arquitecto de la
vida, que es el Padre Dios, quiere que experimentemos y aprendamos en nuestro
paso por esta vida como amar. El amor es el fundamento de toda propuesta o
proyecto de vida, o mandamiento en el Antiguo Testamento y Bienaventuranzas con
Jesús en el Nuevo Testamento. Mientras más amemos y nos dejemos amar seremos
más felices y nos pareceremos más a la imagen de Dios. La gran visión y misión
para nuestra vida es: Que el amor sea para todos nosotros la más alta meta. Lo
esencial de nuestras vidas consiste en tener unas buenas relaciones con Dios,
con los demás y con nosotros mismos, y la clave o motor de esta relación es el
amor. San Juan nos enseña que el amor
nace o viene de Dios, porque Dios es amor. De hecho tendríamos que recordar
algunas características del amor de Dios, que algunos aprendimos o escuchamos,
en nuestro seminario de vida en el Espíritu, que es como la primaria, o quizás
preescolar de iniciación en la vida cristiana: El amor de Dios es
incondicional, fiel, personal y eterno; está a nuestro alcance. (Meditar estos textos bíblicos sobre el amor :
1ra de Juan 4,7-9; Jeremías 31,3; Jeremías 29,12-13; Isaías 43,1-5; Isaías
54,10; Isaías 49,15, Juan 3,16).
Por su parte San Pablo nos detalla este
fruto de la misericordia que es el amor en 1ra de Corintios 13, 4-7 de la
siguiente manera:
-
El amor es paciente: todo lo espera.
-
El amor es amable: bondadoso.
-
El amor no es envidioso.
-
El amor es sincero: no es hipócrita, sin
máscaras.
-
El amor no presume, no es orgulloso.
-
El amor jamás pierde la gracia.
-
El amor no reclama derechos.
-
El amor no guarda rencor.
-
El amor no se complace en obrar mal.
-
El amor se regocija con la verdad.
-
El amor lo aguanta, lo soporta todo.
-
El amor confía ilimitadamente.
-
El amor nunca deja de esperar y seguir
soñando.
-
El amor lo cree, lo espera, lo sana y lo
libera todo, con una entereza triunfante.
Después de reflexionar con algunas ideas
de este primer fruto de la misericordia,
que es el amor, podríamos concluir que todas estas características sobre el
amor se hicieron posible y realidad en la vida de Jesucristo. También a manera
de evaluación podríamos preguntarnos cada uno(a) después de esta breve
meditación: ¿He experimentado, conocido y compartido este amor en las ideas
anteriores?. Algunos textos bíblicos para reflexionar y profundizar el tema del
amor son:
-
1ra de Corintios 16,14; Gálatas 5,13-14: Romanos 13,10; 1ra Pedro
4,8; Colosenses 3,14; Efesios 4,2;
1ra de Juan 4,19. Isaías 49, 15-16; Isaías 43,4; 1ra de Juan 4,12; Juan
15,13; 1ra de Juan 4,20; Romanos 12,10.
“NO IMPORTA LO QUE DIGA, NO IMPORTA LA RELIGIÓN O EN LO QUE CREA, NO
IMPORTA LO QUE HAGA, SIN AMOR ESTOY PERDIDO Y DERROTADO”
ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
A las
puertas del año de la Misericordia iniciando este nuevo mes y año, mi vida se
desborda ante ti, Buen Padre Dios, Señor de la Vida y de la Divina
Misericordia; quiero darte gracias, alabarte, bendecirte y adorarte, de nuevo
por toda tu bendición y bendiciones del año anterior que acaba de terminar;
como olvidar y no recordar tantos momentos maravillosos que Tú me has regalado,
por eso te bendigo, porque sé que para este nuevo año, como dice el profeta en
tu palabra: “Tu amor misericordioso se renovará mañana tras mañana”, por eso
Buen Señor, gracias, bendito, hoy y siempre. Reconociendo en este comienzo de
año mis limitaciones y equivocaciones; te pido perdón porque te he fallado y
les he fallado a los demás especialmente
a los más cercanos; sumérgeme en tu Bendita y divina misericordia,
sáname, restáurame en la mente y en el corazón, libérame de todo cuanto me
esclaviza comenzando este nuevo año. Dame de la fuerza y valentía de tu
Espíritu Santo, que me guie a lo largo de todo este nuevo año. Bajo la
dirección de tu Espíritu coloco mis búsquedas, mis proyectos, anhelos, deseos y más profundos sueños. Si el año pasado te
pedía para este tiempo que me entregaras las llaves de bendición, hoy te pido
que con esas mismas llaves me abras puertas de misericordia para vivir este
nuevo año. Dame del don de tu amor, de tu sabiduría para saber discernir los
caminos que debo seguir, y de los que debo apartarme o alejarme. En los
momentos de adversidad, de dificultad, de dolor, que tenga que enfrentar en
este año, arrópame mi Buen Señor con tu amor misericordioso. Someto a ti, mi
vida, familia, comunidad y entorno, buscando tu dirección y bendición.
Amén.
ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Al llegar esta nueva noche, al saber que
este día va quedando atrás, valoro y agradezco todos los signos de tu amor que
se han hecho bendición en mi vida en este día. Gracias por esta nueva
oportunidad que me has dado de seguir descubriendo y experimentando tu amor
misericordioso, aún en medio de las dificultades que se me presentaron hoy.
Gracias Señor, porque Tú me estás dando al posibilidad de tener un presente y
un futuro mejor. Te doy gracias, te alabo y te bendigo, porque a lo largo de
esta jornada, sentí que no estaba solo(a) sino que he experimentado que
caminabas conmigo, tu Espíritu y tu amor
que se hace misericordia son la fuerza renovadora y motivadora que me anima y
me empuja a seguir adelante. Estoy seguro que no dejaras mi vida a mitad de
camino, sino que me seguirás guiando y llevando a buen puerto. Si te fallé a ti
o le fallé a alguien en este día, perdóname Señor. Te entrego todo mi ser, a
los míos, a los cercanos, y aún a todos los distantes y desconocidos que están
sufriendo, que tienen dificultades y diferentes necesidades, te pido bendíceles
a esta hora. Sigue obrando a través del descanso y sueño a lo largo de esta
noche, continua tu proceso de tu amor sanador, restaurador y liberador. Que en
tu bendito amor misericordioso pueda encontrar nuevas fuerzas para enfrentar
los retos y desafíos que el mañana me depara. Amén.