“QUIEN ES SANADO POR DIOS, PUEDE DECIR ¡GRACIAS!”
PRIMERA LECTURA
SABIDURÍA 6,1-11
“Escuchad, reyes, a
ver si aprendéis a ser sabios”
Escuchad, reyes, y entended; aprendedlo,
gobernantes del orbe hasta sus confines; prestad atención, los que domináis los
pueblos y alardeáis de multitud de súbditos; el poder os viene del Señor, y el
mando, del Altísimo: él indagará vuestras obras y explorará vuestras
intenciones; siendo ministros de su reino, no gobernasteis rectamente, ni
guardasteis la ley, ni procedisteis según la voluntad de Dios. Repentino y
estremecedor vendrá sobre vosotros, porque a los encumbrados se les juzga
implacablemente.
A los más humildes se les compadece y perdona,
pero los fuertes sufrirán una fuerte pena; el Dueño de todos no se arredra, no
le impone la grandeza: él creó al pobre y al rico y se preocupa por igual de
todos, pero a los poderosos les aguarda un control riguroso. Os lo digo a
vosotros, soberanos, a ver si aprendéis a ser sabios y no pecáis; los que
observan santamente su santa voluntad serán declarados santos; los que se la
aprendan encontrarán quien los defienda. Ansiad, pues, mis palabras;
anheladlas, y recibiréis instrucción. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El libro de la Sabiduría rescata el valor de lo
pequeño, de lo poco vistoso o incluso de lo “despreciable” para el mundo. Y
muestra cómo los ricos y poderosos están en peligro de llenarse de la efímera
riqueza, de la sensación de que todo lo pueden por su poder, por la imposición
de las fuerzas de las que disponen. El poder y el dinero tienen una fuerza
terrible para doblegar al hombre con sus promesas para hacerlo su esclavo.
Podemos dar fe de todos los casos que conocemos en los que muchos han sido
capaces de hacer lo que sea por conquistar fama, poder o riquezas. Gente que
termina siendo enemiga de su propia familia por un poco de dinero, o que se
hacen matar por poseer unas tierras. Gente que se olvida de qué es lo más
importante. Por eso el texto de hoy vuelve a llamar a nuestra conciencia, así
como lo hizo con los hombres de su tiempo: “pilas” con lo que estamos
dispuestos a hacer para alcanzar riquezas, con el natural afán de poseer y de
mostrar, que nos caracteriza a los humanos. Un hombre o una mujer de Dios debe
saber que esa tentación estará siempre en el corazón, para que podamos vencerla
necesitamos mucha fuerza de Dios y mucha claridad sobre las consecuencias que
trae en la vida, salir a darlo todo por el poder y la riqueza.
Seamos entonces verdaderos discípulos de la
sabiduría, sigamos más bien el querer de Dios y sus caminos en vez del querer
del mundo; vivamos la unión de nuestra
voluntad con la voluntad divina. Esta es
la sabiduría verdadera, es visible, toca la realidad, y la transforma según la
fuerza inconmensurable del querer de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 81
R. / Levántate, oh
Dios, y juzga la tierra
"Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable." R.
Yo declaro: "Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos." R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
Cuando
las autoridades se pervierten el mal obra con mayor fuerza entre las personas.
El salmista pide a Dios que haga justicia. El clamor para la justicia es
natural para el ser humano. El Dios justo nos exige practicar la justicia, pero
el juicio definitivo solo pertenece a Él (Rom. 12, 18-21)
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 17,11-19
¿No ha vuelto más que
este extranjero para dar gloria a Dios?
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre
Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro
diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús,
maestro, ten compasión de nosotros." Al verlos, les dijo: "Id a
presentaros a los sacerdotes." Y, mientras iban de camino, quedaron
limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a
grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste
era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios
los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero
para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha
salvado." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Samaritanos y Judíos tenían una enemistad
acumulada a lo largo de muchos años. El gesto del samaritano, de ponerse a los
pies de Jesús, simboliza al discípulo que aprende de su maestro y se adhiere a
sus enseñanzas. Los otros nueve no regresaron donde Jesús, pues se instalaron
en la comodidad de la salud, sin preocuparse de la palabra y del mensaje que
propició su sanación. – La actitud del samaritano cuestiona muchas de nuestras
posturas cerradas que sólo ven el bien en los que piensan, creen y viven como
nosotros, hasta el punto de tapar y ser cómplices de muchos pecados internos. Sin
embargo, con frecuencia nos encontramos con gente que, estando fuera del ámbito
de nuestra familia, nuestra Iglesia, nuestras convicciones religiosas,
culturales o políticas, es más coherente con los valores evangélicos. En el
evangelio de hoy, es precisamente un extraño, un venido de fuera, despreciado
por los de dentro, el único que sabe reconocer el don recibido de Dios, dando
una lección superior a quienes, a pesar de haber sido sanados, no supieron que
la verdadera sanación comienza con la salud del cuerpo, pero culmina en el
seguimiento de Jesús, que da vida a quien se acerca a él.
ORACIÓN
Mediante
el libro de la Sabiduría en estos días, Señor, nos revelas principios tan
importantes como este de no caer en la búsqueda de poder y dominio sobre los otros,
sino a partir del manejo y dominio en algún campo de nuestra vida, les sirvamos
con sencillez, humildad y buscando siempre agradarte, cumplir y vivir bajo tu
voluntad y agradecerte por lo que nos permites recibir y dar en nuestra vida.
Amén
“La gratitud
es una planta que crece sólo en la tierra de almas nobles”
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