domingo, 1 de noviembre de 2015

Jueves 19 de Noviembre de 2015


“JESÚS TAMBIÉN LLORÓ Y SE LAMENTO POR SU PUEBLO”

PRIMERA LECTURA
1MACABEOS 2,15-29

“Viviremos según la alianza de nuestros padres”

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: "Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos." Pero Matatías respondió en voz alta: "Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda."
Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mató también al funcionario real, que obligaba a los judíos a ofrecer esos sacrificios  y derribó el altar. Estaba lleno de celo por la ley, como  Fineés contra Zamrí, hijo de Salú. Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: "El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!" Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Después del testimonio de algunos mártires judíos durante la represión del rey Antíoco Epífanes, esta lectura nos narra la total contraposición y ruptura definitiva de un grupo fiel a la Alianza contra el régimen pagano. Matatías (don de Dios), campesino de familia sacerdotal, constata que su pueblo, nacido para la libertad, ha sido esclavizado saqueado. Su conciencia religiosa le dice que no es posible seguir viviendo sin hacer algo por cambiar tal situación. Pero los funcionarios del imperio intentan seducirlo para que viole la Ley de Dios y tratan de comprar su conciencia y la de sus hijos ofreciéndoles títulos y riquezas. Sin embargo, Matatías, en clara opción por el Dios de sus padres y en fidelidad a la Alianza, rechaza la oferta y organiza una resistencia armada contra el imperio, desde las montañas de Judá.

SALMO RESPONSORIAL: 49
R. / Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R.

"Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio."
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

"Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria." R.

OREMOS CON EL SALMO
La parte central de este Salmo está constituida por la acusación que Dios dirige a su Pueblo, para reprocharle su infidelidad a la Alianza. El Señor, echa en cara a su pueblo el atribuir excesivo valor a los sacrificios de animales, y reprocha a los malvados el no poner en práctica las exigencias de la alianza.  La advertencia final (vs 21-23) es una amenaza para los que se obstinan en el mal camino, y una promesa de salvación para los fieles.
El Nuevo Testamento reconoce que el sacrificio de Cristo supera y hace caducos los antiguos sacrificios, pero nos recuerda también la necesidad de vivir de acuerdo con nuestra profesión de fe.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 19,41-44

“¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!"
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La ciudad de Jerusalén era la capital de Palestina en tiempos de Jesús. En ella se concentraba el poder político, religioso y económico de todo el país. Jesús llora al contemplarla, porque ha sido incapaz de reconocer al Mesías, al Salvador. Su importancia política, económica y religiosa le cierra los ojos ante el Hijo de Dios que la ha visitado. Llanto es el profundo sentimiento humano que manifiesta Jesús al saberse no reconocido por los habitantes de Jerusalén. La ceguera de la ciudad es el comienzo del castigo que terminará con su caída y destrucción total en el año 70 de nuestra era. Rechazar el mensaje del Salvador, negarse a dar crédito a sus palabras de justicia y paz, la llevará a la destrucción. Desconociendo que Jesús es el camino por el cual se puede alcanzar la paz y la justicia entre los hombres, la ciudad se ha opuesto a la acción de Dios. De seguro más de alguna vez nosotros nos hemos sentido también rechazados, y nuestras palabras nos han parecido despreciadas. Pero a pesar de todo, como Jesús, hemos de proseguir nuestro camino y ser capaces de entrar donde debamos asumir la cruz. Él aceptó con responsabilidad el destino que aquella ciudad enceguecida le tenía deparado. Tal es su ejemplo.

Se acerca el tiempo del Adviento, con el cual iniciaremos un nuevo año litúrgico. Una y otra vez se nos dirá que hemos de estar vigilantes, porque Dios viene continuamente a nuestras vidas, y es una pena que nos encuentre dormidos, bloqueados por preocupaciones sin importancia, distraídos en valores que no son decisivos. No dejemos escapar tantas oportunidades que nos pone Dios en el camino para alcanzar la verdadera felicidad. Que nuestra vida sea un motivo para que Jesucristo se alegre porque hemos comprendido su mensaje.

ORACIÓN
Señor, sigues siendo hoy para nosotros,  luz a través de tu Palabra. Te pedimos guía nuestros pasos para seguir creciendo en tu gracia. Sea hoy para nosotros tu Palabra fuerza en la debilidad, medicina en la enfermedad, alegría en la tristeza y certeza de que estás a nuestro lado caminando en nuestro proyecto de vida. Que tu palabra sea, compañía en medio de nuestra soledad. Que tu palabra nos haga fieles en la alianza contigo, que nos haga cada vez más humanos y nos lleve a dar frutos abundantes de vida. Amén.   

“Jesús también llora hoy, cuando las puertas de nuestro corazón, de los pastores, de la iglesia, se cierra a sus sorpresas, no reconociendo a Aquel que trae la paz”
(Papa  Francisco)


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