domingo, 1 de noviembre de 2015

Martes 03 de Noviembre de 2015

“JESÚS  NOS INVITA A PARTICIPAR EN SU BANQUETE”

PRIMERA LECTURA
ROMANOS 12,5-16A

“Cada miembro está al servicio de los otros miembros”

Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La enseñanza de san Pablo sobre nuestra unidad como cuerpo tiene dos dimensiones, según aprendemos en la primera lectura de hoy. Por una parte, estamos "unidos a Cristo"; por otra, "somos miembros los unos de los otros". Estas dos dimensiones son a la vez distintas e inconfundibles, pero también inseparables, aunque está claro que la segunda deriva de la primera. Somos miembros los unos de los otros. Esta convicción y sentimiento profundo es indispensable para la vida comunitaria. Mientras no sintamos que cada vez que se pierde algo en un hermano, o se pierde un hermano, algo de nosotros mismos es mutilado, difícilmente comprenderemos qué significan las palabras básicas del Evangelio: gracia, compasión, redención, vida nueva.
Reconocer que soy parte de mi hermano es reconocer que él tiene algún derecho sobre mí, sobre mis dones y posibilidades, reconocer que mi hermano es parte de mí es saber que me interesa lo que le pase, aunque eventualmente él piense que lo estoy "invadiendo",  porque me intereso por sus cosas. En tales circunstancias, el ejercicio del amor fraterno entraña ir más allá de su aprobación o desaprobación; supone ir más allá de lo que él alcanza a ver, no como un ejercicio de poder sino como una obra de  amor y  misericordia.
SALMO RESPONSORIAL: 130
R./ Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Acto de confianza humilde y serena del que se pone en las manos de Dios.
Se puede relacionar este salmo con las palabras de Jesús: “Si no cambian y se hacen como niños no entrarán en el Reino de los cielos” (Mat. 18,3)  

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14,15-24

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa”

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
 La  parábola del banquete del reino muestra cómo los que están empeñados exclusivamente en sus negocios (“compré un terreno, te ruego que me disculpes”), en el frenesí de su trabajo (“compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas”) o en la exclusividad del círculo familiar, no pueden entrar a participar plena y gozosamente en la vida comunitaria. Esta exige una disponibilidad generosa y la aspiración de construir algo más grande que los pequeños negocios y trabajos familiares. Va de la mano con el “dejar todo” para servir al reino de Dios. Por estas razones, aquéllos que están empeñados en sus propias preocupaciones sin mirar el horizonte de los pueblos, sin valorar las utopías históricas, no están aptos para participar del banquete del reino. Este necesita de una apertura a todos los seres humanos y a todos los ideales de humanización. Por esto, los invitados son aquéllos que tienen realmente esperanza histórica y confían en que pueden construir la nueva casa del Señor. Esta es un proyecto alternativo, un mundo donde no hay excluidos y donde lo importante no es la productividad ni el lucro, sino la máxima expresión de la Creación: el ser humano, que es el centro de la acción de Dios en el mundo. 

ORACIÓN
Amado Dios, como comunidades que vivimos alimentadas por tu gracia, queremos sentirnos activos(as) y necesitados de compartir los dones recibidos de ti. Que no nos descuidemos, cayendo en el individualismo, sino que en la riqueza que da el estar todos unidos en torno a ti, actuemos con corazón generoso para compartirlos y multiplicarlos. Amén


“Es muy difícil escuchar la voz de Jesús cuando uno gira alrededor de sí mismo”.

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