domingo, 1 de noviembre de 2015

Jueves 26 de Noviembre de 2015


“PROFETAS DE ESPERANZA Y DE PAZ”

PRIMERA LECTURA
DANIEL 6,12-28

“Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones”
En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: "Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?" El rey contestó: "El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas." Ellos le replicaron: "Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios."
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: "Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable." Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: "¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!" Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: "¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?" Daniel le contestó: "¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti."  El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: "¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Nos impacta en la primera lectura la imagen de Daniel, honesto y perseguido, rodeado de peligros y sin embargo a salvo. Todo se reúne para hacer de este uno de esos relatos que, una vez escuchados, sencillamente no podemos olvidar: la tensión de una noche de pesadilla que se convierte en una alborada de gozo; la dulce sensación de ver triunfar el bien y de descubrir que hay un límite para la iniquidad de los malvados; la actitud serena pero tan digna de este hombre condenado en su inocencia, que sin embargo no se rinde a los poderes de la tierra sino que se abandona en las manos del rey de los Cielos...
Hay también una denuncia sutil, sobre el poder de aquellos reyes que se endiosan a sí mismos. Es el caso que este gran rey, Darío, supuestamente el más poderoso hombre de aquella época, resulta obligado a condenar a alguien de cuya inocencia está convencido. Es casi cómica después la imagen de este poderoso señor incapaz de conciliar el sueño, porque ha obrado en contra de sí mismo. Y luego su júbilo por la victoria de Daniel no es sino el reconocimiento de su descanso al ver que hubo uno más grande, Dios, que sí fue capaz de salvar a sus amigos.
INTERLECCIONAL: DANIEL 3,68-74
R./ Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. R.
Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.
Noche y día, bendecid al Señor. R.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.
Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.
Bendiga la tierra al Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Continuamos alabando y cantando con Daniel, la invitación para hacer de la creación toda una alabanza y bendición al Creador. No puede haber en el cosmos nada ni nadie que ignore a su creador y que no lo tenga presente.  Hay que tener cuidado, con el pensamiento gnóstico (Nueva era), que nos invita a alabar y bendecir la creación o lo creado, no al creador.  Cantar este cántico tiene que generar en todos nosotros una actitud de fe, esperanza y victoria.     

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 21,20-28

“Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Históricamente, la ciudad de Jerusalén cayó y el Templo fue destruido por los romanos en la guerra del año 70. El evangelista parte de este hecho impactante, reinterpretándolo como un momento determinado por Dios en la historia de la salvación, que marca el fin de una época y el comienzo de otra. Entre la caída de Jerusalén y la llegada de la parusía (La segunda venida del Señor), Lucas introduce la época de la misión. De esta manera exhorta a los cristianos a no perder el contacto con la realidad histórica buscando la fecha de la segunda venida del Salvador. Con acontecimientos y símbolos, Lucas destaca la importancia de la llegada del Hijo del Hombre. Los cristianos deben aguardar este momento en actitud de expectación gozosa. Como en otros tiempos, también hoy vivimos en un ambiente impregnado de ideas que provienen de corrientes catastróficas. Jugando con la situación delicada del medio ambiente, de guerras, de nuevas enfermedades, etc., transmiten la desesperación y el pesimismo de cara a un futuro próximo posible. A los discípulos les toca estar muy atentos a descubrir los verdaderos signos de los tiempos (vv. 29-31); lo importante es saber descubrir esos signos y pensar que la venida de Jesús tiene como finalidad específica la liberación de toda la creación. Ésta es la esencia de la esperanza de la primitiva comunidad y es también nuestra esperanza. Este texto de hoy, más que atemorizarnos por el fin, debe invitarnos a una actitud de optimismo y esperanza y a trabajar con denuedo por el establecimiento del Reino entre nosotros.

ORACIÓN
Buen Dios, aquí de nuevo está nuestra vida, con nuestros talentos y limitaciones, es todo lo que tenemos y podemos dar. Te ofrecemos este día en signo de nuestra gratitud y amor por ti. Te pedimos que  te podamos seguir descubriendo en todas nuestras  realidades,  descubrir tú presencia salvadora, que nos  apasionemos más por tí y tu proyecto de vida. Amén 


“Que el caos del mundo, los antivalores, las guerras, la pobreza, las injusticias no nos desanime, sino sean oportunidades para anunciar que solo Dios tiene la última palabra sobre nuestra historia”

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