jueves, 1 de enero de 2015

Viernes 23 de Enero 2015


“LA IGLESIA, UNA COMUNIDAD DE VIDA REUNIDA POR JESÚS”

PRIMERA LECTURA
HEBREOS 8,6-13

“Es mediador de una alianza mejor”
Ahora a nuestro sumo sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda.
Pero a los antiguos les echa en cara: "Mirad que llegan días -dice el Señor-, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza, y yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados." Al decir "alianza nueva", dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La antigua alianza era imperfecta; la nueva es perfecta. ¿Por qué?, ¿Cuál es la diferencia?. Ambas son alianzas entre Dios y el hombre. ¿Qué hace perfecta y por lo tanto eterna, a la alianza en la Sangre de Cristo?.
La antigua alianza resultó imperfecta, dice Dios, porque "ellos no fueron fieles a mi alianza y por eso los rechacé" (Heb 8,9). Todo en una alianza radica en la palabra "fidelidad"; destruida la fidelidad poco o nada queda de la alianza. Así entendemos qué fallaba en el antiguo pacto: aunque señalaba apropiadamente los términos, no podía hacer nada frente al problema de la infidelidad. Sólo podía señalar y condenar el mal, pero no sanar las heridas que causa ni dar la gracia necesaria para destruir su encanto y su fuerza.
Esto es lo nuevo que trae la nueva alianza. En el pacto nuevo, sellado en la Sangre de Jesucristo, encontramos por fin una respuesta al problema de la infidelidad humana. Jeremías, citado aquí por la Carta a los Hebreos,  ya lo había explicado, aunque algo veladamente: "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Nadie tendrá ya que instruir a su hermano diciendo: Conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor" (Jer 31,33-34).
La alianza perfecta está escrita "en el corazón". No es un precepto externo que tenga que ser intimado por una presión externa o por una exhortación continua. Las alianzas antiguas, hasta la de Moisés, indicaban exteriormente cuál es el bien y cuál el mal pero existían sólo como indicadores, y por lo tanto carecían de poder frente a las insinuaciones del mal. La alianza nueva, la perfecta, indica, pero sobre todo, mueve; impulsa interiormente; transforma el propio ser. Frente a esta novedad maravillosa entendemos por qué de la anterior alianza se dice: "lo que se vuelve viejo y anticuado, está a punto de desaparecer" (Heb 8,13), con lo cual el autor de esta Carta desea que sus lectores comprendan los límites irreversibles de la alianza que hasta entonces conocían.
SALMO RESPONSORIAL: 84
R./La misericordia y la fidelidad se encuentran.

Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
En esta oración se refleja la situación espiritual de los que ya han pasado la prueba del exilio en Babilonia. La repatriación de los cautivos “ha cambiado la suerte” de Israel y es una prueba del amor del Señor hacia su Pueblo. Pero los vaticinios proféticos (Is. 60. 2) no se han cumplido plenamente, y la reconstrucción nacional se realiza en medio de las más duras penalidades. Por eso la comunidad suplica al Señor que manifieste su misericordia y le conceda la salvación, es decir, que lleve a su pleno cumplimiento la obra comenzada. La última parte del Salmo (vs. 9-14) es un oráculo profético, que contiene la respuesta divina a la súplica del Pueblo y anuncia la definitiva restauración de Israel, en una era de justicia y prosperidad.
LECTURA DE EVANGELIO
MARCOS 3,13-19

“Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros”
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
 El tema de la vocación lo presenta Marcos de manera general. La finalidad es que Jesús no sólo ha llamado a los Doce, sino que los ha instituido para hacer de ellos compañeros suyos y para “enviarlos” a predicar y arrojar a los demonios. Si la escritura siente predilección por el número doce es porque evoca para los judíos la idea de la iniciativa primera de Dios en la elección. Las tribus de los hebreos estaban inicialmente separadas unas de otras y hubo que recurrir a la organización de centros de culto para que se fueran acostumbrando a vivir como una unidad de doce al servicio del Dios a quien veneraban. Al escoger este número simbólico de compañeros para asociarlos a la fundación del pueblo nuevo, Jesús se mantiene fiel a este concepto, que tiene la ventaja de garantizar la trascendencia de la iniciativa de Dios.
Cada apóstol tiene su propio nombre y, por lo tanto, una identidad específica. Cada uno con sus fortalezas y sus debilidades, que tiene que ir descubriendo para un mayor y mejor servicio al llamado de seguimiento de Jesús. La vocación se concreta a medida que se va descubriendo la realidad de Jesús y de su ministerio: las primeras motivaciones no son siempre las más decisivas; sólo al cabo de una larga aventura se descubre finalmente que la muerte y la soberanía de Jesús constituyen los únicos móviles reales de un llamamiento al ministerio.
ORACIÓN
Gracias Señor por la comunidad de tus discípulos. Gracias por llamarnos a nosotros también a la misión, que cada día  nosotros podamos comprometernos más contigo, a tal punto que seamos signo de liberación y justicia para el nuevo pueblo tuyo. Te pedimos, oh Dios, que nosotros, y todos los que nos rodean y la humanidad  toda  llegue a caminar en tu proyecto de amor y comunidad verdadera. Amén 

“A veces basta una palabra, un momento de compañía para transformar en esperanza el horizonte sombrío de la vida”

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