“¡SOMOS LA FAMILIA DE
JESÚS!”
PRIMERA LECTURA
HEBREOS
10,1-10
“Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”
Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos
y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios,
año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos.
Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto,
purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en
estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es
imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres
sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas
holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el
libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."" Primero
dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni
víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade:
"Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para
afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por
la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Si
nos preguntaran qué ofreció Cristo en su sacrificio en la cruz, lo más probable
es que digamos: su sangre o su vida. El sacrificio del Señor es ante todo el
sacrificio interior de su voluntad. Nosotros hemos sido salvados por un acto maravilloso
de obediencia amorosa o de amor obediente. Cristo nos ha redimido con su
obediencia y nos invita a transitar la vía de la obediencia. En realidad, la
grandeza de la obediencia y del sacrificio de la voluntad era ya conocida en el
Antiguo Testamento: "¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y
sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es
mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros"
(1 Sam 15,22).
Uno de los frutos eficaces
del sacrificio obediente de Cristo es que así ha quedado superada la alianza
que tenía como culto propio los sacrificios. Un sacrifico más perfecto ha
mostrado los límites de los antiguos sacrificios. Este aspecto de superación
del culto antiguo es fundamental para la Carta a los Hebreos, porque muestra en
dónde podemos buscar nuestras fe, no según nuestras simples costumbres o
tradiciones sino según el agrado de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL: 39
R/Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo
esperaba con ansia al Señor;
él se
inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no
quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en
cambio, me abriste el oído;
no pides
sacrificio expiatorio,
entonces
yo digo: "Aquí estoy". R.
He
proclamado tu salvación
ante la
gran asamblea;
no he
cerrado los labios:
Señor, tú
lo sabes. R.
No me he
guardado en el pecho tu defensa,
he
contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la
gran asamblea. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
En este Salmo se encuentran
reunidos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero (vs. 2-11) es un
canto de acción de gracias por la liberación de un peligro grave. El segundo
(vs. 14-18) es una súplica para pedir la ayuda divina en un momento de
desgracia. Los vs. 12-13 sirven de lazo
de unión entre estas dos partes, que originariamente estaban separadas. Es un Salmo muy destacado porque nos revela la fragilidad,
la debilidad y la pequeñez de la humanidad. Nos expone la vanidad de la
existencia humana. Esa es la razón por la cual se utiliza mucho en funerales,
su uso es apropiado para esas ocasiones.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MARCOS
3,31-35
“El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi
hermano y mi hermana y mi madre”
En aquel tiempo, llegaron la
madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que
tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están
fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis
hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi
madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi
hermana y mi madre." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Marcos,
anteriormente, en 3,20-21 dice que sus parientes querían llevárselo porque decían
que estaba fuera de sí (loco). En este sentido, los parientes de Jesús se ponen
en la misma posición que sus adversarios, que se oponen al Reino de Dios. Pero
Jesús es claro, en el proyecto del Reino no vale afinidad consanguínea. La
afinidad del Reino de Dios es de orden espiritual. Es la adhesión al Reino lo
que constituye la nueva familia de Jesús. Los parientes están fuera, pero están
invitados “a pasar”, es decir, a acoger el mensaje de Jesús y asumir la causa
del Reino de Dios. Todos son invitados y nadie queda excluido, pues el Reino de
Dios es oferta para todos. Pero la condición es hacer la voluntad de Dios. Aquí
no valen privilegios de ninguna especie.
En
nuestros tiempos han surgido muchas denominaciones, movimientos y grupos que
pretenden monopolizar el Reino de Dios. La manera más práctica y expedita es la
descalificación y descrédito mutuo. Pero el asunto no está en afiliarse a un
grupo o denominación, sino en buscar la fidelidad al Reino de Dios, por encima
de credos, denominaciones o confesiones. Anunciar y vivir el Reino es la
prioridad.
ORACIÓN
Amado
Jesús, si todos los que aceptamos y cumplimos tus palabras somos tus hermanos
haznos capaces también de sentir con ellos su alegría y su dolor y junto a
ellos construir el reino del amor. Gracias por invitarnos a ser parte de los
tuyos, por confiarnos tu familia santa. Pero sobre todo, gracias por recordarnos
que no estamos solos(as) en el mundo que, como nosotros, muchos otros te siguen
y te sirven. Amén.
“La escucha de la
Palabra y el cumplimiento de la voluntad de Dios serán los rasgos que
caracterizan siempre a los(as) auténticos(as)
discípulos(as) ”
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