LA GRATITUD ATRAE LA BENDICIÓN
Uno de los síndromes más comunes entre las personas de este siglo es el de la pobre viejecita, de Rafael Pombo: “erase una viejecita sin nadita que comer, sino…. ”. Muchos son como esta pobre viejecita, se quejan que no tienen nada pero lo tienen todo. Personas que se acostumbraron solo a maldecir, pedir quejarse, llorar por lo que no tienen y, sobre todo, a andar envidiando a otros por lo poco que tienen;
muchos lloran porque no tienen un traje nuevo pero tienen doscientos en su closet hermosos y listos para ser usados. Quien sufre de este síndrome no puede ser feliz porque para serlo se necesita valorar, agradecer, aceptar y gozar de lo que se tiene y se es.
Me duele ver cómo muchos desperdician la vida quejándose, cuando tienen los talentos o dones que requieren para construir un proyecto solido que los satisfaga. No es posible que por estar viendo lo de los otros, dejemos que los nuestros se acaben y se destruyan; por estar mirando lo que me hace falta no me doy cuenta de todo lo que tengo. Tenemos que ser capaces de darle a cada situación el lugar y el tamaño que tienen, no podemos dejar que la vida siga pasando y se nos distorsione y que la carencia de algo nos haga creer que nada de lo que tenemos sirve.
Es necesario aprender a crecer en medio de las adversidades y carencias, ellas nos dan valor y nos enseñan a dimensionar cada una de las realidades de nuestra vida. Ojala todos podamos aprender a valorar la vida, no necesariamente desde lo material y desde lo útil sino desde lo que da sentido y es significativo para la vida misma.
Hoy no te quejes más, no te compares más con lo que tienen otros, no te lamentes por lo que pudo haber sido y no fue; más bien a partir de este momento, empieza a valorar y agradecer todo lo que tienes, las personas, las cosas, las situaciones por enfrentar en tu vida.
No dejemos que las quejas y la insatisfacción nos hagan vivir amargados y tristes.
Como me has escuchado quizás en muchas veces hoy te lo repito:
¡Atrévete a ser feliz desde ya con lo que eres, tienes y puedes!
No olvides que la gratitud engendra bendición.
Oro por ti y te bendigo en este nuevo mes.
Roberto Zamudio
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