“INVITADOS
A CREER DECIDIDAMENTE EN LA PALABRA DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
2 Reyes 4,42-44
“Comerán
y sobrará”
En aquellos días, uno de Baal-Salisá
vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada
y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: "Dáselos a la gente, que
coman." El criado replicó: "¿Qué hago yo con esto para cien
personas?" Eliseo insistió: "Dáselos a la gente, que coman. Porque
así dice el Señor: Comerán y sobrará." Entonces el criado se los sirvió,
comieron y sobró, como había dicho el Señor.
REFLEXIÓN
Hay un nexo evidente entre la primera lectura y el evangelio: en
ambos casos se trata de multiplicación de panes. Hay también otro nexo, más
profundo: Eliseo es un profeta y Jesús, después de alimentar a la multitud es
llamado "el profeta que tenía que venir al mundo."
Y hay todavía otro detalle en común: es la palabra de Eliseo la
que hace el milagro, y por eso la repartición misma del pan es encomendada a un
criado; de modo análogo, es la palabra de Jesús la que hace el milagro, y la
repartición se encomienda a los apóstoles. Esta distancia entre la realización
del milagro y la repartición material del alimento viene a subrayar en ambos
casos que es el poder de la palabra, venida de Dios, quien realiza el prodigio,
lo cual refluye sobre lo ya dicho: estamos ante gestos propios de profetas,
cuyo ministerio propio es la predicación, es el anuncio de la Palabra.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R / Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
SEGUNDA LECTURA
Efesios 4,1-6
“Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un
bautismo”
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como
pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en
mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un
solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis
sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo
trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
REFLEXIÓN
En
esta segunda lectura Pablo exhorta a la comunidad de Éfeso, a vivir según la
dignidad del llamamiento que ha recibido. El habla de dignidad y se presenta como
“prisionero”; pero prisionero “ por causa de Señor”, hasta allí ha llegado la
radicalidad y la coherencia de Pablo en el seguimiento de Cristo. El ha
aprendido de esa manera lo que significa ser humilde, amable, comprensivo y
soportar a los demás con amor. El parte de su experiencia para conducir a los
otros, es decir, a la comunidad, al seguimiento en la unidad del Espíritu, de un solo cuerpo, de la
esperanza en una misma fe, del bautismo en el único Dios que está a favor de
todos especialmente de los más débiles.
LECTURA DEL EVANGELIO
Juan 6,1-15
“Repartió
a los que estaban sentados todo lo que quisieron”
En
aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de
Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía
con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus
discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces
levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con
qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tentarlo, pues
bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó: "Doscientos denarios de
pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo." Uno de sus
discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un
muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso
para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se siente en el
suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres
eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los
repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del
pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos
que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce
canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que
habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
"Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo." Jesús
entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra
vez a la montaña él solo.
REFLEXIÓN
Tal
vez en este milagro nosotros nos admiramos de la producción de una realidad
nueva, esto es, de nuevos panes. Pero es probable que el énfasis debamos
ponerlo en otra parte, pues si la Palabra tiene tanta importancia en ambos
casos no será para que nos quedemos mirando panes.
Para
encontrar ese significado puede servir que notemos que tanto Eliseo como Jesús
son conscientes de las sobras, es decir, que hay o que habrá sobras. Nuestro
Señor explícitamente pide que sean recogidas. ¿Por qué? Puede suponerse que es
como una señal de valoración del alimento humano, o de respeto ante los pobres
que carecen de ese pan, pero lo más posible es que haya aquí un significado más
hondo. Las sobras son señal inequívoca de la saciedad y también signo elocuente
de la abundancia. El profeta está anunciando que, cuando se cree en la Palabra,
Dios es capaz de saciar a todos con abundancia que supera todos nuestros
cálculos.
El
lenguaje de la abundancia contrasta con el modo humano usual de razonar. Cuando
uno piensa mucho en el dinero que tiene ahorrado o en los alimentos que guarda
en su despensa, casi siempre presiente que no le va a alcanzar. Dios razona de
otro modo. Dios piensa desde el poder de amor y poder de creación que le es
propio, y nos habla también del poder de compartir. Si nuestra mezquindad
anuncia cuán limitados somos, su largueza proclama que él no tiene límites.
ORACIÓN
Señor, lo que Tú
dices lo haces, porque tu Palabra es de bendición, de responder a necesidades y
de compartir en comunidad. Queremos acudir al llamado de confiar en tu Palabra
y hacerla vida, a partir de escudriñarla día a día y encontrar las claves del
mensaje que nos da la certeza de tu amor y de tu guía para desarrollar la
propuesta del Reino de Dios. Amén
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