“DIOS ESTÁ DE
PARTE DE SU PUEBLO Y SUS ENVIADOS TAMBIÉN”
OSEAS 11, 1-4. 8C-9
“Se me revuelve el corazón”
Así
dice el Señor:
"Cuando Israel era joven, lo amé, desde
Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los
Baales, ofrecía incienso a los ídolos.
Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos;
y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor
lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me
inclinaba y le daba de comer.
Se me
revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi
cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en
medio de ti, y no enemigo a la puerta." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Algunas
veces se oyen cosas como: "el Dios del Antiguo Testamento es un Dios
vengativo y castigador; el Dios del Nuevo Testamento sí revela el rostro del
amor." La primera lectura de hoy viene a sacarnos de ese modo simplista de
ver las cosas. Todo ese texto, tomado del profeta Oseas, no es otra cosa sino
una profunda declaración de amor.
Dios
declara su amor y con ese amor, de algún modo, su dolor por el rechazo que ha
sufrido tal amor: "no comprendían que yo cuidaba de ellos," dice el
Señor. Es el drama de un pueblo que quiere disfrutar de los bienes del amor
pero no se entera de quién es el autor de tales bienes. Queremos tanto lo que
Dios da que nos olvidamos del Dios que lo da.
El
amor de Dios, aun rechazado y burlado, resulta más fuerte que la ingratitud
humana. El nombre de ese amor es misericordia, compasión. La misericordia
parece debilidad, y así la vieron muchos
pensadores y escritores ateos. En realidad, la genuina misericordia es fuerza
pura, porque supone la capacidad de no detener el amor cuando desfallece la
gratitud.
SALMO RESPONSORIAL: 79
R/ Que
brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Pastor
de Israel, escucha,
tú que
te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta
tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de
los ejércitos, vuélvete:
mira
desde el cielo, fíjate,
ven a
visitar tu viña,
la cepa
que tu diestra plantó,
y que
tú hiciste vigorosa. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 10, 7-15
MATEO 10, 7-15
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca; curad enfermos,
resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido
gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla;
ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón;
bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea,
averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis
vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os
recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de
los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y
Gomorra que a aquel pueblo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La misión de los enviados o apóstoles se caracteriza, como la de
Jesús, por la urgencia y la gratuidad. Pero la gratuidad no significa que de
esa misión no se pueda razonablemente esperar algunos frutos. Si bien los
beneficiarios de la misión no tienen que pagar por la acción de los misioneros,
sí se espera que apoyen esta obra para que otras personas puedan recibir el
mismo beneficio. El número de enviados es reducido, pero su labor es
multiplicadora. El objetivo no es que ellos hagan todo, sino que motiven a
otras personas a vincularse a esa misma tarea. La tarea se concentra en el
anuncio de la inminente presencia de Dios y en la labor terapéutica. Ellos
anuncian la esperanza y sanan las heridas causadas por la exclusión social y un
sistema religioso muy rígido, en el que no hay espacio para la misericordia y
el perdón. La forma de realizarla se hace de forma sencilla y prescinde de las
previsiones habituales de un viaje de negocios, es decir, del llevar dinero y
atuendos adecuados para cada ocasión. –Este sentido de la urgencia y de la
gratuidad que caracterizó la misión cristiana hace dos milenios no deberíamos
olvidarlas y no deberían ser ajenas de nuestras preocupaciones actuales.
ORACIÓN
Señor,
te manifiestas como Padre y Madre lleno de ternura y amor, demostrándonos que
estás con nosotros(as) a pesar de nuestras infidelidades. Ayúdanos a insistir,
con tu ejemplo, en el servicio de buscar y encontrar corazones que quieran ser
liberados y deseen vivir el milagro inundar el mundo con una alternativa de
ternura, solidaridad y desapegos. Amén.
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