domingo, 1 de julio de 2012

Martes, 3 de julio de 2012

“NOSOTROS PODEMOS CREER Y SER BIENAVENTURADOS”

PRIMERA LECTURA
EFESIOS 2,19-22

“ESTÁIS EDIFICADOS SOBRE EL CIMIENTO DE LOS APÓSTOLES”

Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Que Cristo sea la piedra angular, es comprensible, porque en Él y sólo en Él encuentra verdadera firmeza la vida. La vida no encontrará su cimiento mientras esté parada sobre mentiras, sobre engaños, sobre ignorancias, sobre oscuridades; pero todo esto es vencido por Jesucristo y Él, con su divina luz, manifiesta la verdad de Dios y la verdad del hombre.

Y como nosotros somos criaturas, cuando aparece la verdad de nuestro Padre Creador, su infinito amor, su providencia, entonces nuestra vida encuentra cimiento.

El que vive en el pecado no puede encontrar cimiento porque aunque sea pecador, no deja de ser criatura y no deja de ser obra de Dios. Y por consiguiente, el que vive en pecado, cuando intenta, cuando procura entrar en sí mismo, lo único que halla es confusión y tinieblas. Porque el fondo de su corazón, el fondo de su existencia sigue dependiendo de Dios, es que la dependencia de Dios nunca cesa, porque Dios nunca deja de ser el Señor.

Mientras Cristo, pues, no es el dueño de nuestra voluntad, hay una espesa zona de tinieblas que se cierne sobre lo profundo del alma; y mientras tal cosa sucede es imposible que la vida adquiera firmeza, porque es como si los pies fueran por un lado, por un camino y la cabeza quisiera ir por otro camino.

Pues bien, sólo en Cristo encuentra firmeza nuestra vida. Esto parece, lo podemos comprender mejor ahora. Pero lo maravilloso de la afirmación de San Pablo no está en este hecho, es decir, además de estar en este fundamento que es Cristo, tiene otra cosa que ofrecernos.

SALMO RESPONSORIAL: 116
R. / Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 20,24-29

“¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!”

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Nuestra época, más que la de Tomás, está dominada por las certezas que provienen de las experiencias sensoriales. Para nuestra generación es más importante ver, oír y tocar que saber. Incluso con frecuencia se identifican las imágenes, el sonido o la información con el conocimiento. La espiritualidad cristiana reta esta manera de ver el mundo proponiendo una fe basada en el conocimiento de las enseñanzas de Jesús y el testimonio de sus seguidores. Y el reto nace de la convicción de que sólo podemos conocer a Dios amándolo y no de manera abstracta, porque el amor a Dios no es una abstracción, sino un ejercicio concreto de amor en Jesús, su hijo amado. El evangelio de hoy nos presenta este mismo reto a través de la imagen de Tomás, quien, a pesar de haber conocido personalmente a Jesús se muestra desconfiado ante el testimonio de sus hermanos y hermanas en la fe. El camino de Tomás pasa por el encuentro directo con Jesús resucitado, precisamente en el momento en que está reunida la comunidad. La experiencia que vive Tomás lo lleva a reconocer cómo su búsqueda de evidencias físicas lo habían llevado lejos de la experiencia de fe de toda la comunidad.

ORACIÓN
Señor, teniendo la certeza que Tú eres el liberador, el fundamento y la roca donde nos podemos sostener, con la fuerza de tu Espíritu, lograremos encontrar el gozo de ser bendecidos por Tí. Gracias por lo que tu Palabra nos permite descubrir hoy para sin dudar decirte: “¡Mi Señor y mi Dios!

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