“ESTAR AL SERVICIO DE LOS DEMÁS AUN EN MEDIO DE DIFICULTADES”
PRIMERA LECTURA
HECHOS 4,33;5,12.27-33;12,2
“El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago”
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre." Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen." Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Cuentan las confusas narraciones de los primeros años de la cristiandad que a él le fueron adjudicadas las tierras españolas para predicar el Evangelio, y que en esta tarea llegó hasta la desembocadura del río Ulla. Sin embargo con poco éxito y escaso número de discípulos, decidió su vuelta a Jerusalén.
Cuando regresó a Palestina, en el año 44, fue torturado y decapitado por Herodes Agripa, y se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, en secreto, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación. Allí depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima, remontando el río Ulla hasta el puerto romano, en la costa Gallega, de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana. Allí enterraron su cuerpo en un cementerio en el cercano bosque de Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre el arca de mármol.
SALMO RESPONSORIAL: 66
R. / Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.
SEGUNDA LECTURA
2 CORINTIOS 4,7-15
“Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús”
Hermanos: Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo nos ofrece en esta segunda lectura, toda una teología sobre el servicio y ministerio de la Palabra. Es un apóstol que habla desde su propia experiencia, desde una vida íntimamente relacionada con Cristo y consagrada por entero a predicar al Mesías Salvador entre todos los pueblos.
Pablo entiende que su ministerio es una participación en la muerte y resurrección de Jesucristo. Si en la muerte de Jesús triunfa la fuerza vivificante del Espíritu Santo, también triunfa la extraordinaria fuerza de Dios en medio de la debilidad de quienes anunciamos el evangelio. Pues el “evangelio es fuerza de Dios para salvar a los creyentes”. Que esta fuerza es de Dios y no de los hombres se ve con claridad precisamente al considerar las múltiples debilidades de quienes anuncian el evangelio. Porque los apóstoles son como “vasijas de barro” en las manos del Creador. Aquí se escucha la crítica de Pablo a cuantos se vanagloriaban de su oratoria y sabiduría humana, pues no son estas dotes naturales, el estuche conveniente y la forma necesaria para presentar el evangelio. Lo que da el evangelio, como fuerza de Dios, es todo lo contrario: no la fuerza y la sabiduría humana, sino la “debilidad” y la “necedad” de la cruz de Cristo (1ra de Corintios 1,17-31).
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 20,20-28
“Mi cáliz lo beberéis”
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
REFLEXIÓN
El calendario litúrgico celebra hoy la fiesta de Santiago apóstol. Él fue uno de los primeros en seguir a Jesús al escuchar su llamado junto al lago, en medio de sus ocupaciones. El llamado de Jesús lo arrancaba de su oficio diario de preparar las conservas de pescado del lago Galilea que eran famosas en todo el Mediterráneo y lo convertía en un preparador de una nueva humanidad, en un “pescador de hombres”. El paso de su trabajo a un ministerio no fue sencillo ni inmediato. Se requirió de un tiempo de aprendizaje y preparación en el seguimiento de Jesús. Incluso no faltaron los conflictos con sus propios compañeros, porque todos se imaginaban que Jesús iba a alcanzar un lugar importante en el gobierno de Jerusalén y les iba a repartir algún cargo. Sin embargo, todas esas dificultades, y otras que vinieron después de la Pascua de Jesús, sirvieron como camino de preparación para el testimonio de Santiago, quien para la época de su martirio se había convertido en uno de los líderes más destacados de la iglesia cristiana de Jerusalén. El evangelio nos invita a evaluar nuestras expectativas religiosas para que ninguna de ellas nos impida amar más y mejor a Jesús.
ORACIÓN
Señor necesitamos de tu ayuda para sobrellevar todo aquello que nos sucede estando en la misión que nos encomiendas. No es fácil, mi Señor, hay momentos en que nos sentimos desfallecer, pero no queremos perder de vista que es sirviendo, dando y afrontando los problemas como se logra ser parte de los que no se rinden y encuentran la fuerza en tu ejemplo de amor. Amén.
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