“NO
TENGAMOS MIEDO”
PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 20,10-13
“Libró la vida del pobre de manos de los impíos”
Dijo Jeremías: "Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno;
delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi traspié: "a
ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de
él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos
tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo
eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y
sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos,
porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la
vida del pobre de manos de los impíos." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Millones de personas recuerdan a Rambo, arquetipo del guerrero americano
que, solo contra el mundo, finalmente sale vencedor. Es un hombre resistente,
de rostro de piedra, capaz de aguantar todo y con una gran fuerza y capacidad
de respuesta. Jeremías pareciera estar en una situación similar. Todos le
atacan; todos se burlan; está solo contra el mundo. Pero hasta ahí llegan las
semejanzas. Mientras que Rambo se apoya en sí mismo y en su formidable
preparación física y psicológica, Jeremías tiene un secreto distinto dice:
"el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado." Rambo sólo aguanta.
Jeremías aguanta porque ora. Lo que hizo Jeremías es una proeza, por
supuesto, porque no fueron pocos sus sufrimientos y a pesar de todo y de todos
logró salir adelante con su misión y su mensaje. Pero estas proezas no debe
quedarse en el pasado, hoy somos invitados a tener la fe de Jeremías para
lograr como él la victoria. Jesús nos da fuerza ante todo con su ejemplo, luego
con su oración por nosotros, y también con su enseñanza. "No tengan miedo
a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma," nos dice, y así
le da un centro de reposo y un criterio de acción a nuestros corazones, cuando
llega el momento de la batalla.
Estos son argumentos del Señor para darnos fortaleza.: - La verdad es
una sola, y que por lo tanto la mentira tiene sus días contados. El que se pone
de parte de la verdad sufrirá, pero verá la victoria. -Hay un límite para
lo que los enemigos pueden hacer. Esto es algo que han experimentado quienes
han pasado por espantosas experiencias de prisión o tortura. En el centro de su
mente han encontrado un reducto de libertad que a veces ni la muerte misma les
pudo arrebatar. -Quién es el verdadero Juez. Este cargo supremo no lo tiene la
opinión pública ni la palabra de nuestros adversarios. El que puede condenar o
salvar es Dios. Lo único sensato es permanecer adheridos a él, pase lo que
pase. – Él no es sólo nuestro Juez al final; es ya quien mejor nos conoce
y quien más nos ama. Cada uno es precioso ante Dios. Lo único sabio es unirse a
él.
SALMO RESPONSORIAL: 68
R. / Que me escuche tu gran bondad, Señor.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.
Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es una lamentación de profunda
emotividad de alguien que sufre diversas aflicciones y clama a Dios para que lo
socorra a él personalmente y a todo el pueblo. Salmo frecuentemente citado en
el Nuevo Testamento, que lo entiende como referido a Cristo, el Justo sufriente
por excelencia, que confía plenamente en Dios.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 5,12-15
“No hay proporción entre el delito y el don”
Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por
el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos
pecaron. Pero, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se
imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta
Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de
Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, no hay proporción
entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho
más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un
solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Las comunidades cristianas estaban
deslumbradas por la creencia de que el cumplimiento estricto de los preceptos
religiosos conducía inevitablemente a la salvación del individuo. Pero, Pablo
denuncia esta falsa creencia al denunciar que el mero cumplimiento de la letra
de la ley no conduce a la justicia. La ejecución de los deberes del culto, como
las ofrendas, los baños rituales, los sacrificios, las peregrinaciones... no
garantizan una auténtica experiencia de Dios.
La reunión de grandes masas en los
templos o en las sinagogas no son la expresión de un auténtico encuentro con
el hermano. Los favores intercambiados entre parientes, colegas,
coterráneos o correligionarios no constituyen genuina solidaridad. Pablo
denuncia precisamente la incapacidad de los mecanismos habituales de la
religión para brindar a la comunidad humana una auténtica experiencia de
fraternidad, esperanza y comunión. Pablo invita a la comunidad a no dejarse
engañar por las artimañas del legalismo, el ritualismo y la religión de
masas. La justicia que nos une al Dios de la vida es un don para toda la
comunidad. La auténtica religión es aquella que nos conduce del hermano hacia
Dios, mediante la compasión, la misericordia y la solidaridad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 10,26-33
“No tengáis miedo a los que matan el cuerpo”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No tengáis miedo a
los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay
escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno
día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a
los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede
destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos
cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro
Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso,
no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se
pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi
Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante
mi Padre del cielo." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El evangelio nos ha
conservado algunos dichos o refranes con los que Jesús exhortaba a la comunidad
de discípulos a no dejarse intimidar por las adversidades. Los discípulos, con
frecuencia, veían la amenaza evidente que representaban los grupos armados,
pero eran incapaces de descubrir el peligro encubierto en muchas personas e
instituciones que alienaban y sometían ideológicamente a las personas.
Las comunidades cristianas primitivas tuvieron que afrontar la misma amenaza,
que provenía de los ‘actores armados’ en conflicto. De una parte, las
autoridades romanas con un despliegue enorme de fuerza militar y policial. De
la otra parte, los fanáticos rebeldes dispuestos a eliminar al que no estuviera
de acuerdo con ellos. En medio del ‘fuego cruzado’ estaba la comunidad
cristiana con una propuesta alternativa de paz y justicia que no coincidía con
ninguno de los dos bandos. Para los romanos, la justicia era, en gran medida,
la aplicación universal de los principios que sostenían la legislación romana.
El sometimiento a las duras condiciones de la ‘paz romana’ obligaba a las
poblaciones de las colonias a pagar fuertes tributos, a incorporar en la propia
religión el culto a los dioses imperiales y a destinar grandes masas de la
población a la esclavitud y al servicio militar obligatorio. La comunidad
cristiana luchaba por lograr un espacio para su propuesta en la sociedad: ellos
querían una comunidad humana en la que fuera posible la solidaridad, el respeto
por el otro, la distribución equitativa de los recursos. Sin embargo, en esta
lucha estaban prácticamente solos. Los grupos rebeldes que se presentaban como
la gran alternativa contra el imperio estaban regidos por la lógica de la
violencia incontrolable, el sometimiento de los disidentes y por la imposición
de la ideología del grupo. Estos grupos fanáticos veían a los cristianos como
una amenaza para la identidad del grupo, por eso, con frecuencia los convertían
en blanco de persecuciones, sobre el cual descargar toda su frustración,
prepotencia e intolerancia.
Pero, Jesús ponía en guardia a toda la
comunidad contra la creencia de que la única amenaza estaba representada por
las armas de metal, piedra y madera. La amenaza más grave provenía, con
frecuencia, de las ideologías que estos grupos representaban. Tanto la
ideología de legitimación del imperio romano como los ideales de venganza de
los fanáticos rebeldes escondían todo su veneno. Cada grupo se presentaba como
un defensor de la justicia, la paz y la libertad, pero evidentemente los hechos
contradecían sus grandilocuentes discursos. Cada grupo perseguía sus intereses
particulares ignorando los más mínimos principios éticos. El dilema para los
cristianos era el de alinearse en uno u otro bando, creyendo que así se
alcanzarían los ideales de justicia, paz y libertad que Jesús de Nazaret había
propuesto con su ideal del reinado de Dios.
ORACIÓN
Señor ayúdanos a ser hombres y mujeres
valientes como Jeremías, orantes, llenos de fe, seguros de que a pesar de las
circunstancias difíciles, habrá un horizonte nuevo para nosotros, porque tú nos
acompañas y sostienes. Amén.
“Debemos estar seguros(as) que el amor y misericordia
de Dios nos acompaña siempre”
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