Fiesta de San José
“SAN JOSÉ: UN HOMBRE EJEMPLAR,
ADMINISTRADOR FIEL Y TESORO DE FECUNDO SILENCIO”
PRIMERA LECTURA
2SAMUEL 7,4-5A.12-14A.16
“El Señor Dios le dará el trono de
David, su padre”
En aquellos días, recibió Natán la
siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice
el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres,
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y
consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré
el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí
hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono
permanecerá por siempre." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Dios prometió a David, por boca del
profeta Natán, que consolidaría su descendencia en el trono de Judá. Y así se cumplió
visiblemente, por lo menos en el curso de unos siglos, pues mientras que los
reyes del reino del Norte, el reino de Israel, se sucedían uno tras otro por
las vías de hecho sin llegar a consolidar una dinastía, en el reino del Sur, el
de Judá, la palabra dada se cumplía una generación tras otra. Fue así como pudo
sostenerse el cetro de David a sus descendientes, por varias centurias. Mas la
profecía quedó en entredicho con el terrible acontecimiento del exilio.
Desterrados a Babilonia, los hebreos vieron cómo sus más caras instituciones se
derrumbaban estrepitosamente. Dios había dicho que la dinastía de David no
caería, y sin embargo los hechos estaban desmintiendo a Dios. ¿Quién, cuál
sucesor de David podía ser llamado rey en medio de la humillación del
destierro? Todo parecía sepultado bajo montañas de escombros y despojos de
destrucción. Y sin embargo, siglos después, hay un hombre, de nombre José, cuyo
primer título es "descendiente de David". ¡José es aquel por quien se
sigue cumpliendo la promesa! Si por José llamamos a Jesús "hijo, es decir,
descendiente y heredero, de David", entonces José era rey, y nadie lo
sabía. José es el vínculo humildísimo, oculto a ojos del mundo y de su propio
pueblo, por el que habría de brillar la increíble fidelidad de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 88
R. / Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias
del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las
edades.
Porque dije: "Tu misericordia es
un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu
fidelidad." R.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
"Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las
edades." R.
Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora."
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es una lamentación con
ocasión de la derrota sufrida por la nación y por la humillación del Rey, que
parecen contradecir las promesas hechas a David y sus descendientes. Como parte
de la historia de salvación los acontecimientos del pueblo de Israel, hacen
parte de nuestra propia historia y nos ayudan a comprender mejor los caminos de
Dios.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 4,13.16-18.22
“Apoyado en la esperanza, creyó, contra
toda esperanza”
Hermanos: No fue la observancia de la
Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su
descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la
fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia,
no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe
de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: "Te
hago padre de muchos pueblos." Al encontrarse con el Dios que da vida a
los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en
la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas
naciones, según lo que se le había dicho: "Así será tu descendencia."
Por lo cual le valió la justificación. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
San Pablo en la carta a los Romanos
defiende esta tesis: “no nos salva la observancia de la ley sino la
justificación por la fe”. Pablo establece un fuerte contraste entre la ley
(legalismo) y la justicia que viene de la fe (santidad). En ese sentido podemos
ver la vida de José como hombre justo. Los descendientes de Abraham no son
tanto los que viven según las exigencias de la ley, sino más bien los que
acogen el don de la Fe que les ofrece Dios y viven con ánimo agradecido. De la misma
manera nosotros, que hemos recibido la gracia de conocer a Jesús y creer en Él,
así no seamos judíos, somos hijos de Abraham y herederos de la promesa que Dios
les hizo.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 1,16.18-21.24A
“José hizo lo que le había mandado el
ángel del Señor”
Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue
de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su
esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel
del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte
a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Celebramos hoy la fiesta de San José. Un
padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia, en la acogida, un
padre de la valentía, trabajador, siempre en la sombra, lejos del protagonismo,
ejerce la paciencia e infunde la esperanza, aunque como que pasa desapercibido,
con una presencia diaria, discreta y oculta, sin embargo representa un protagonismo
sin igual en la historia de la salvación.
José, aparece como el garante de las
promesas hechas en el Primer Testamento a Abraham (Segunda lectura) y a David
(primera lectura). Dichas promesas se cumplirán por su disponibilidad generosa.
En él, Dios da cumplimiento a la profecía-alianza comunicada a David por
el profeta Natán, de “ser un padre para el hijo del rey y que éste sería para
él un hijo”. La promesa se cumple no por la observancia de la Ley, sino por la
justificación obtenida mediante la fe de Abraham y su descendencia. Como a
Abraham, a José su fe le fue acreditada como justicia.
La salvación no se improvisa, sino que
se prepara minuciosamente, y suscita a lo largo de la historia humana, acciones
como la de José, hombre justo y misericordioso, que asume valientemente el reto
de ser el padre del Hijo de Dios, que le llama a ser facilitador de dicha
salvación. José es un soñador que ve cumplidos sus sueños por la confianza que
manifiesta en su Dios, y por la disponibilidad a su palabra, aunque ni su justicia
ni su capacidad de soñar le eximieron de las exigencias de la fe. José nos
enseña a ser realistas esperanzados.
ORACIÓN
Amado Dios, hoy nos presentas en tu
Palabra la vida de personas que como José, tienen tanta luz de Dios en su
interior, que aún en medio de lo que no entienden y que va en contra de
toda norma social, se silencian logrando escuchar tu Palabra que le
amplian el horizonte y le tranquilizan para continuar con una gran misión.
Ayúdanos a no desfallecer en el estar día a día con tu mensaje que libera,
sana, y guía, para ser personas de grato perfume para Tí. Oramos, damos gracias
y bendecimos la vida de Luisa Rodríguez en su cumpleaños.
Amén
“La figura humilde, discreta y grande
de San José nos anima a crecer en las virtudes de la discreción, la obediencia,
la constancia en el servicio a Dios”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: